Encuentros

Ramírez Exposure, «me gusta cruzarme con gente mejor que yo»

 

 

Tremenda, la producción discográfica de Víctor Ramírez. Ensamblando preciosas piezas para construir canciones perfectas, acaba de lanzar otro estupendo disco, For Love of Things Invisible, ya disponible físicamente. Hablamos con él con motivo del artículo sobre psicodelia publicado en papel hace unos números de Ruta 66, aquí sus respuestas completas…

Empecemos por la pregunta del millón… ¿Cómo definirías qué es la psicodelia?

Lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en psicodelia es su significado más primigenio: personas poniéndose hasta arriba de ácido para alcanzar la exaltación extrema de los sentidos durante un contexto sociocultural muy concreto.  En lo musical entiendo que la psicodelia, tan amplia y variada en estilos y géneros, trata de cumplir el mismo cometido a través de sonidos dispares que contienen unas letras muy surrealistas y excéntricas. Sin olvidar que nunca ha perdido ese componente de cultura underground, cuya influencia se ha extendido por todo el mundo a lo largo de diferentes décadas.

Tu música no es estrictamente psicodélica, pero sí que tiene muchos puntos de conexión con los sonidos de la Costa Oeste a finales de los sesenta. ¿Podrías indicar tus influencias principales, qué artistas te han influido más?

Escucho habitualmente a grupos y artistas como The Byrds, George Harrison,  Simon & Garfunkel, Love, Emmitt Rhodes, The Bobby Fuller Four, The Left Banke, Supertramp, Fleetwood Mac, Bob Welch, Jon Brion, Harry Nilsson, XTC, Suicide, The Roches, The Cowsills, Pete Dello, The Go-betweens, East River Pipe, World Party o Real Estate.  Aunque siempre digo que los tres compositores que más me han marcado a lo largo del tiempo son Brian Wilson, Fred Cornog y Marc Jonson. No sólo por los discos que han hecho, sino también por las vidas tumultuosas que han tenido y cómo al final han logrado salir adelante contra viento y marea. Son referentes absolutos para mí.

Foto: Felipe Hernández

Cuentas ya con una estimable y exquisita discografía, básicamente circulando por el underground, pero ya convertido en un nombre de referencia y muy respetado. Incluso por artistas internacionales como Bart Davenport o Marc Jonson, que colaboran en tus trabajos (bueno, y tú en los suyos). ¿Cómo surgen este tipo de alianzas?

Me gusta cruzarme con gente que es mejor que yo porque para mí esa es la única manera posible de evolucionar. Encuentro muy estimulante trabajar con gente tan variopinta y genuina porque siempre me ha interesado lo que artistas a los que respeto mucho puedan pensar sobre mis canciones y la forma que yo tengo de hacer las cosas, o cómo puedo mejorarlas.

Acabas de publicar un nuevo álbum. ¿Qué puedes contarnos de su proceso de composición y grabación?

En principio, este trabajo iba a ser una pequeña colección de rarezas en formato EP pero ha terminado siendo todo un mini álbum conceptual; hay canciones como “Long Way To Go” que ya tenía medio compuestas desde hacía tiempo, otras como “I Don’t Get It” que compuse literalmente en diez minutos y otras como “For Love Of Things Invisible” o “Beneath The Sun” que me costaron un poco más. Para mí grabar es un precioso juego que me sirve para liberar emociones internas y que funcionan como una especie de conversación abstracta conmigo mismo. Te cuento cómo nació la canción que da título al disco: jugueteando con un melotron, grabé un patrón de acordes a un ritmo muy reiterativo y con errores de tempo en los cambios. Quedó tan sugerente que lo dejé como estaba y luego fui añadiendo capas hasta que encontré una forma de cantar la melodía. Me desesperaba no encontrarla al instante así que me ponía a hacer otras cosas y poco a poco se me iba ocurriendo. Supongo que ese es el poder de abstracción que tiene la creación de una canción que surge de la nada más absoluta y que se asemeja a la curiosidad innata de un niño aporreando un instrumento por primera vez. De ahí es de donde creo que vienen las buenas ideas. Luego está Bart Davenport, que ha sido muy interesante trabajar con él porque considera que la percusión y las voces son los elementos más importantes de una canción pop, y eso se refleja mucho en algunas de las mezclas que hizo. Me ha encantado que forme parte de esto. No sólo él, también David T. Ginzo, Alfonso Luna, Miguel Sancho o Erica Shafer cuyas aportaciones hicieron que las canciones se vinieran arriba desde el minuto cero. Y Marc Jonson, al ser un amigo y personaje tan importante en todo lo que hemos creado juntos pues era muy importante tenerlo de vuelta.

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¿Y de tu decisión de escoger ilustraciones para las portadas de tus discos? ¿Buscas ofrecer un todo, ofrecer obras conceptuales?

Sí, sin duda. El arte de un disco es algo muy importante para mí y es algo que siempre me ha gustado cuidar al máximo confiándoselo a diseñadores muy buenos como Angela Dalinger, Paula Costas y ahora Mario Feal. Le elegí a él tras descubrir la portada que hizo para la edición en vinilo de la banda sonora de la película ‘¿Quién puede matar a un niño?’. Nunca suelo dar muchas indicaciones de lo que quiero o me gustaría ver porque me gusta que me sorprendan. A Mario le bastó con dos palabras clave que definen muy bien el concepto del disco para captarlo todo: naturaleza e individualidad. ¡Me encanta el resultado final!

Se aprecia un mayor interés por este tipo de música, un pop de amplio espectro. Nombres como The Lemon Twigs ayudan lo suyo… ¿percibes este cambio de tendencia, una mayor repercusión de tus canciones?

Yo lo único que percibo en términos generales es que la gente quiere evadirse. No sé si ese pop de amplio espectro recuperará algo de significado en nuevas generaciones gracias a artistas tan loables como los Lemon Twigs, pero sin duda despiertan interés en gente con edades que podrían estar escuchando lo que la inmensa mayoría pero no lo hacen. Al final, creo que eso siempre ha sido un poco así. También encuentro que mi música llega a gente muy dispar, y eso es muy bueno. El otro día me escribió una chica diciendo que había llorado escuchando mi versión de ‘Ended’ de Marc Jonson mientras paseaba a su perro de noche. ¿Qué bonito, no?

Tu música ha traspasado fronteras. ¿Viabilidad de que canciones como las tuyas encuentren a oyentes en otros países? ¿Experiencias al respecto?

 Tratar de llegar al público desde la autogestión es una tarea del todo compleja pero muy gratificante en muchos aspectos. A pesar de tener una infraestructura precaria, esto no ha supuesto un impedimento para que sigan sucediendo cosas por las que me siento muy agradecido. Una de las cosas más bonitas que encuentro en todo esto es haber podido llegar a gente de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Japón, Alemania o Francia. El hecho de que escriban sobre mis discos, haya un público que los compre y que estos inicien conversaciones conmigo para felicitarme por mis canciones pues es algo que me sienta de maravilla, la verdad. ¿A quién no? Bandcamp para mí es la plataforma perfecta porque me ha ayudado bastante a poder llevar mi música fuera, aunque haya sido a un nivel pequeño. Esa es una de las pocas cosas buenas que tiene la democratización de la música en la que todo está al alcance de un click.  Mi experiencia, a fin de cuentas, es la de moverme en los márgenes de una industria que me es totalmente ajena, utilizando mis propios recursos que, aunque sean limitados, me han permitido moverme como pez en el agua haciendo lo que más me gusta.

Centrándonos en la escena nacional, además de bandas consolidadas como Mohama Saz o los reactivados (esperemos que por mucho tiempo) Carrots o Negativos, siguen surgiendo nombres muy interesantes… ¿puedes recomendarnos a algunos que te interesen especialmente?

Mira, precisamente estuve con el gran Pigmy tocando en Bilbao recientemente y lo pasamos genial. ¡Le admiro mucho! Ahora mismo me vienen a la cabeza los artistas con los que compartiré escenario durante mi gira: Monserrat, The Lebtrip y Star Trip.  Todos tienen en común que son personas con unos bellísimos estándares musicales y muy obsesivas durante el proceso creativo. Me identifico con eso. Y, por otro lado, una recomendación personal: Linda Mirada, de la que soy muy fan. Me gustan mucho sus discos y además está preparando uno nuevo que tengo muchísimas ganas de poder escuchar.

¿Dónde se puede adquirir el disco?

El nuevo disco y mis trabajos anteriores se pueden conseguir a través de mi bandcamp: www.ramirezexposure.bandcamp.com. Creo que esta es la mejor forma de conseguirlos. Y en los conciertos también, por supuesto. El 11 julio estaré en Loco Club Valencia (+ Star Trip), y el 13 diciembre en el Centro Excursionista también de Valencia (+ Schimek & The Leb Trip), aunque seguro que iré anunciando más fechas.

 

Texto Alfred Crespo

 

 

 

 

 

 

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