Pocas bandas pueden decir con orgullo que han mantenido en activo un proyecto durante casi cuatro décadas y Brioles es una de ellas.
Vuelven a la carga con una energía desbordante, ritmos acelerados, guitarras afiladas y su inconfundible lírica, que dista mucho de la de las bandas de la escena rockabilly, en la que se mueven habitualmente. En este plástico nos regalan doce cortes que son auténticas piezas de orfebrería, trabajadas con pasión e interpretadas con un alma rabiosamente visceral. Seria pretencioso afirmar que es su trabajo más maduro, pues «Voodoo Eyes», tema que da nombre al vinilo, sigue la misma línea que aquellos primeros temas registrados a finales de los ochenta del siglo pasado.
El imaginario del tándem formado por los hermanos Nunes sigue intacto y avisan de ello en el fantástico grafismo de su portada: moscas, fantasmas, serpientes y trenes lentos. Su sonido sigue siendo inconfundible, buceando entre el rock’n’roll , el rockabilly, añadiendo suaves melodías punk que destiladas acaban en ese reconocible e inconfundible estilo. Derrochan energía en «Call from Hell», pasan del rock’n’roll clásico de «No me dejes entrar» al old school psychobilly en «Fly Face». Facturan neo-rockabilly de alto octanaje con «No Descansan en Paz» y «Voodoo Eyes», a la que los rifs al más puro estilo del viejo Bo Diddley añaden una atmósfera exótica. Ojo que estos tres temas, junto a «Downstairs», van camino a convertirse en nuevos hits del trío.
Ernesto Barba
