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Fallece Piti Sanz, una figura clave en la escena gallega

Puede que la repentina muerte de Piti Sanz apenas tuviera repercusión fuera de Galicia, pero aquí fue de esas noticias que corren como la pólvora y saltan inmediatamente a la prensa no solo por inesperada, sino porque su trayectoria era apreciada y admirada tanto entre los músicos de su generación como en el mundo del audiovisual.

Aunque su primer y fugaz grupo respondía al curioso nombre de Sindikato Agrario y respondía a la onda centrífuga de la primera independencia de inicios de los años 80, fue con Los Contentos con los que de verdad trascendió. Eran unos años en que los restos de la Movida primigenia trastabillaban artísticamente al tiempo que triunfaban comercialmente, y el vacío surgido a final de década en la base de la pirámide musical fue ocupado por bandas aguerridas inspiradas por los más salvajes sonidos de la década de los 60.

Su combustible no sólo salía del garaje, también se alimentaban de high energy de Detroit o el folk rock californiano, y entre originales tan especiales como «Cuando ríes» se cruzaban versiones de «California Dreamin’» o «Ramblin’ Rose». Ninguno de sus dos apreciables discos no consiguieron reflejar el poderío de sus conciertos, pero su reputación les llevó al centro de la acción de una escena semisubterránea con recordadas apariciones en El Agapo madrileño.

Los Contentos murieron de inanición comercial y apetitos destructivos a principios de los 90 dejando un bonito cadáver y un culto que muchos años después Fernando Fernández Rego recogería en su libro Cuando Ríes con la colaboración del propio Piti, y renacería en Jesus loves the wah-wah, el disco de homenaje que puso en pie Óscar Avendaño con 15 versiones de personajes tan solventes como Josele Santiago, Siniestro Total, Samesugas o Los Eternos.

A base de talento, tras al final del grupo supo reconvertirse en compositor de música para televisión, cine y teatro. Ahí alcanzó el éxito que el rock le negó, y ganó varias veces algunos de los premios más importantes del audiovisual gallego, el Mestre Mateo en cine y el María Casares en teatro. Tocó con Los Enemigos en sus Obras escocidas y con Os Resentidos, y también estuvo a punto de subir algún peldaño en lo comercial cuando montó Di Elas con su amigo Luis Tosar, una prometedora aventura que finalizó con el gran éxito de este como actor.

 

Luego, ya en la segunda década de este siglo, un accidente de moto y la autodestructiva pelea con sus demonios lo dejaron fuera de juego durante varios años, una desaparición que terminó con la publicación del estupendo S4N7 en 2021. En las entrevistas se mostraba optimista y realista sobre su futuro, consciente de que lo peor había pasado y convencido de que la humildad y el trabajo ayudarían a reflotar su carrera y su vida. No pudo ser. La auténtica tragedia de una muerte tan imprevista, aparte de lo obvio, es que Piti nunca llegará a leer los sentidos obituarios que hacían justicia a una carrera llena de altibajos pero que dejó huella.

Texto: Carlos Rego

Leer entrevista aquí:

https://www.ruta66.es/2021/01/encuentros/sanz-s4n7-en-la-linea-de-salida/

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