El southern rock es una etiqueta musical algo gastada que además crea cierta controversia, aunque los fantasmas que creó, en su momento, parecen esfumados. Con buen tino, The Comancheros, salvaje terceto formado por Tanner Jones (voz y guitarra), John ‘Deere’ Green (bajo) y Michael ‘Bobcat’ (batería) creado en Kentucky hace diez años, decidieron nombrar a su estilo Heavy & Western, denominación que se ajusta más a la realidad de su sonido y que sirvió para titular el debut discográfico en 2018.
Es cierto que grupos bandera de lo sureño como Lynyrd Skynyrd siguen siendo uno de sus mayores referentes (la versión de “Mississippi Kid” fue tremenda), pero la terna también juega con otro tipo de estímulos sonoros como los de Motörhead (Lemmy es la máxima inspiración en directo), Willie Nelson, AC/DC e incluso Crazy Horse, Van Morrison o Springsteen, cuyo influjo quedó bien patente en “Cowboy Song”.
Esta presentación nos ayuda a entrar en materia, aunque es insuficiente para describir de lo que son capaces The Comancheros en vivo, ni tan siquiera sirve escuchar su disco de 2023 “No Quarter (Live from Duke’s Indy). Alguna sabia opinión hizo hincapié en un pormenor nada baladí: la ausencia de una guitarra rítmica que pudiera dar mayor empaque a la propuesta y no dejarlo todo en manos de Jones. No se equivoca el experto, sin embargo el frontman le pone tanto empeño, fuerza y talento que ese detalle tampoco acaba de ser importante ni les resta fiereza.
En un alarde de seriedad y profesionalidad, la banda se sobrepuso a la flojísima entrada que registró el Razzmatazz 3, un problema endémico y amenazador que, al menos en Barcelona, resulta muy preocupante. Parece que la capital catalana le tiene alergia al rock de raíz, ahora mismo no se me ocurre otro argumento. La gira española de esta apisonadora, consta de ocho fechas, esperamos y deseamos que en las otras plazas tengan mejor suerte. Con todo, repito, este tropezón ni empaña lo visto y escuchado ni las sensacionales prestaciones de estos bravos gladiadores. Fue un lujazo verlos en acción y vibrar con ellos. La máquina estuvo engrasada desde el minuto uno y la buena sonorización les echó un enorme cable.
No recuerdo ningún tema de relleno, tampoco altos y bajos. El show no decayó un solo instante: espectaculares en el inicio con “Roll the Old Chariot” (a capella), y fulminantes entonando el hit “We Own the Night” en la despedida. Por el camino aparecieron, entre otras, “Blue Yodel in G”, “Yellow Roses”, “Happy Birthday to Me” (coincidiendo con el aniversario de ‘Deere’), una prodigiosa versión del “Sixteen Tons” bañada en bourbon (de hecho todo el concierto lo estuvo), la imponente “The Day George Jones Died”, “Shoot Me Down” (recuerdos a los Stones), “Train Bridge” o “Caffeine, Nicotine and Weed”.
No podemos olvidarnos del espectáculo regalado por el baterista ‘Bobcat’, quien lució un fastuoso gorro de castor. Su dominio del instrumento fue prodigioso y a ratos, se erigió como el verdadero rey de la fiesta.
Lo dicho: una función magnífica en la que sólo falló la asistencia. Rocksound/Acaraperro seguirán insistiendo, nosotros, humildemente, también. El ROCK es nuestro sustento. Cómanse hasta las migajas.
Texto: Barracuda
Fotos: Jose Luís Martín (Bad Music)
Estuvo cojonudo y lo pasamos muy bien. Los que no vinieron se perdieron un conciertazo. Geacias a rocksound