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The Brian Jonestown Massacre – Razzmatazz (Barcelona)

La paciencia es la capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse. Éste es un aspecto o cualidad que debe poseer el espectador que afronta un show de Brian Jonestown Massacre, ya que, a día de hoy, el efecto ruleta rusa o de moneda al aire, es el que impera en la personalidad de Anton Newcombe, y en la mayoría de casos se decanta hacia el lado equivocado, para suerte o desgracia del espectador anteriormente citado.

El show de Barcelona no se salió del guion esperado, es decir, nada que se asemeje a lo convencional o con una estructura lógica, pero sí dentro de unos criterios donde todo cuesta que fluya, con nuestro protagonista fuera de plano, con semblante quejoso o desorientado (puede influir su visita a los bares de la zona), acusando problemas de sonido que solo el apreciaba, y llegando a parar hasta en tres ocasiones arranques de temas por motivos innecesarios. Por supuesto, mantuvo conversaciones absurdas con técnicos y miembros de la banda al margen del show, y lo más significativo, su voz se mostró en un tono bajo, sin vocalizar como es debido, para poder sacar melodías a través de un micro.

Como si de otra escena se tratara, la banda con hasta seis miembros ocultos bajos sus gafas de sol, dentro de su resignación van adaptándose al jefe, y es en ellos donde podemos llegar a evidenciar la calidad esperada, e incluso ligeras cuotas de excelencia. Cuando se desabrochan el corsé impuesto y pueden de desarrollar su sonido en conjunto sin coitus interruptus, suenan muy compactados, alcanzando las cuotas que el asistente espera y requiere.

Otro de los aspectos que podemos achacar a esa dejadez de Anton, sería el setlist impuesto y calcado en toda la gira, si bien la banda antes tenía la necesidad de mutar el mismo según la noche, en esta ocasión el efecto sorpresa queda al margen. Ese aspecto, no quita que éste tenga un aire de grandes éxitos, y que “Pish” o “#1 Lucky Kitty” suenen de manera fluida, o bien “Servo” o “Supersonic” sirvan de un cierre donde por fin todo encaja, pero donde ya es demasiado tarde.

Antes de todo lo comentado anteriormente, nos encontramos con el show de The Gulps, apenas medio centenar de personas presenciaron el mismo, haciendo evidente que su estilo que mutó de Happy Mondays hacia Blur en formato alternativo y pasó por Electric Six y Viagra Boys, no era el que congeniaba con la audiencia de esa noche. A pesar de todo, la banda mostró actitud, sentido del humor, sonaron compactos, evidenciando que en otro formato y delante de su público, pueden ofrecer una propuesta interesante.

Otro indicador de la “ligera deriva” de la banda, es la afluencia de público, que apenas llenó la mitad del aforo de la sala, lo cual me hace preguntarme: ¿Es más disfrutable a día de hoy escuchar la música de Brian Jonestown Massacre pinchando un vinilo en casa que en un show en directo? Cada fan tendrá su respuesta dentro de su sufrimiento interno.

Texto: Oscar Fernández Sánchez
Fotos: Sergi Fornols

 

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