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Sharp Pins — Heliogàbal (Barcelona)

Heliogàbal, petado. En plena semana pre-Primavera Sound, mucho de ese público indie  (la de verdad) y aficionados al retro-pop estaba allí para comprobar si todo el ruido generado por Sharp Pins durante estos días de gira por España era para tanto. Spoiler: lo era.

Los de Chicago llegaron a Barcelona con la gira de Radio DDR (2025) y un arsenal de canciones que, aunque beben del pasado (y mucho), suenan decididamente actuales. Desde que pisaron el escenario Kai Slater y su banda (todos rondando los 20 añitos) quedó claro que no son solo otra banda de pop lo-fi. Lo suyo tiene mucho de Guided By Voices (no hay que olvidar que se criaron escuchando discos que ni habían nacido cuando salieron), pero también de Big Star, de los Byrds, de los Beatles y hasta de The Lemon Twigs (en modo lo-fi, claro).

Se nota además que vienen de K Records, escudería de gente como Modest Mouse, Built to Spill, Moldy Peaches, Bikini Kill, The Microphones o los increíbles Beat Happening, de quienes han aprendido a sacarle brillo a la baja fidelidad y convertirla en un filón de perlas pop.

Arrancaron el concierto disparando casi todo su nuevo disco, Radio DDR, que para muchos es ya una de las sorpresas del año. Soltaron de carrerilla casi todo: “Every Time I Hear”, “What You Know”, “You Have a Way”, “Storma Lee”, “Lorelei”… O sea, melodías pegadizas y guitarras chispeantes que sonaban como temas de un viejo álbum perdido de power y jangle pop.

Además de Radio DDR, hubo sitio para acordarse de Turtle Rock, el disco debut de Sharp Pins, grabado con la misma vocación lo-fi y la misma pasión por las melodías cálidas. Temas como “You Turned Off the Light”, “Bettie Wait” o “Bye Bye Basil” se colaron en el repertorio. El álbum tiene cierto aire casero, pero, a decir verdad, anoche esas canciones sonaron mucho mejores en manos de una banda que ha dado un paso de gigante y se sabe ya en otro sitio.

 

En algún momento, especialmente en la parte central del bolo, el subidón se disipó un poco (normal en una banda tan joven), pero lo compensaron con actitud de sobra, riffs veloces y melodías pegadizas. Para el bis, rellenaron de nuevo sus birras y salieron con “Still a Straw Man”, “Is It Better” y, para rematar, una versión de “September Gurls” de Big Star que fue puro oro. La clavaron.

A la salida, la gente estaba de acuerdo: “bolazo” se escuchaba por todas partes. Y es verdad. Sharp Pins sonaron tan frescos como necesarios, haciendo algo que llevamos escuchando toda la vida: buen pop de guitarras. Son jóvenes, puede que no cambien el mundo de la música, pero, en verdad ¿a quién le importa? Necesitamos más conciertos así. Y si hay justicia en este mundo, en salas más grandes (que es donde realmente debieron tocar).

Texto: Álvaro Rebollar

Fotos: Marina Tomás

 

 

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