Hay bandas a las que ves en una sala pequeña y sabes que poco tiempo les queda tocando para –solo- cientos de personas. Scowl se presentaba ayer en Madrid con un interesante segundo disco bajo el brazo y, aunque son muchos los que los acusan ya a estas alturas de vendidos, parece claro que estamos ante una banda conocedora de lo que se hace que ha elegido el camino a seguir de manera consciente.
Ya nos lo contaban en una entrevista reciente: “creo que hemos crecido mucho como músicos y compositores, y eso se nota mucho en este nuevo álbum”. Además de ello, también se puede apreciar en el directo un aumento de confianza y de saber qué ofrecer a un público como el del hardcore, tan apasionado y entregado como exigente. No descubro nada al afirmar que estamos ante una banda muy a tener en cuenta en el futuro. Una banda, la californiana, que la próxima vez que venga a la capital irá a un recinto aún más grande. Me juego mi escaso patrimonio con quién quiera apostar por ello.
Anoche los vimos en la Sala Mon, una sala que ha ido cogiendo cada vez más importancia en la escena madrileña. Sin embargo -y ya ha pasado en anteriores conciertos- el sonido no siempre es el adecuado, sobre todo en cuanto a las voces se refiere. Si eres de los que estuvo situado por el centro, sabrás de lo que hablo. Quizá en otros bolos esto no se aprecie tanto, pero en un show como el de ayer resulta frustrante, pues nos encontramos ante una auténtica diva de esto del hardcore. La presencia que atesora Kat Moss es apabullante. Imponente. Una Debbie Harry contemporánea que, al igual que, por ejemplo, Amy Taylor, representa esa nueva ola de frontwoman tan excepcional. Sin alardes ni florituras, Kat Moss se mete al público en el bolsillo con una facilidad pasmosa, bien secundada por el resto de una banda que sabe perfectamente cómo hacer que su líder se luzca.
Un repertorio copado, como es lógico, por el nuevo disco. Ese contagioso Are We All Angels que posee joyas como “B.A.B.E.”, “Fleshed Out” o la efectiva “Special” que cerró una noche que, creo, dejó satisfecho a todos, algo que no ha sucedido con el cambio de rumbo de Scowl. Sin embargo, es innegable reconocer que nos encontramos ante unos abanderados del nuevo hardcore/punk o como queramos etiquetarlos. Una banda que conduce un barco al que cada vez se irá subiendo más gente. Mi escaso patrimonio está en juego.
Texto: Borja Morais
Fotos La (2), Barcelona: Sergi Fornols
