La Femme llenaron la sala principal de Razzmatazz un día tan difícil como un martes sin despeinarse. Que nadie se engañe, ya no son una banda sorpresa, ni el secreto mejor guardado del pop francés, ni unos raritos con vocoder y sintetizadores. Son un grupo consagrado que puede permitirse girar por Europa y agotar entradas entre semana, a base de mucha actitud, estilo y temas que funcionan como un tiro.
Recalaban en Barcelona para presentar disco nuevo, Rock Machine, en el que han dejado el francés y el español para lanzarse al inglés. Se podría decir que este cambio no les ha sentado del todo bien, pues el álbum resulta un paso atrás en su discografía. Y esto no es solo impresión mía, sino que el público también lo manifestó cada vez que tocaban un tema de este disco (y prácticamente lo desgranaron entero).
Arrancaron con “My Generation” y no fue hasta “Packshot” y “La Femme”, de su primer álbum, cuando la gente por fin entró en el concierto. A partir de aquí, muchos temas bailables, luces, teclados de feria, solos de guitarra, y demasiado movimiento en escena. Todo sonó muy bien, aunque por momentos los graves saturaban demasiado el sonido y se comían a las voces, las guitarras o los sintes.
De los nuevos temas, “Love Is Over”, pareció un descarte de Magdalena Bay y “Goodbye Tonight” pasó sin pena ni gloria. “Venus” y “Clover Paradise” fueron seguro las más interesantes, mostrando estructuras más progresivas y un cierto riesgo. Ahora bien, cuando tiran de viejos temas, la cosa cambia. “Elle ne t’aime pas”, “Où va le monde” o “Cool Colorado” sonaron increíbles, con esa mezcla absolutamente natural de rock, psicodelia, surf, synth y chanson. “Sphynx” funciona como un interludio entre la primera parte de novedades y la segunda de recuperar temas antiguos; “Mycose” es una descarga eléctrica, y “Nous étions deux” es ese tipo de temazos que justifica toda una gira.
Lo de “Sacatela” es un caso aparte. Un tema con una letra hilarante y un ritmo de cumbia electrónica que, sin embargo, fue uno de los momentos más celebrados de la noche. Fue el único rescate de Teatro Lúcido, pero suficiente para demostrar que ese disco, por lo menos, tenía bastante personalidad. El cierre oficial llegó con “Sur la planche” y “Antitaxi” y el bis con “La femme ressort”, “Tatiana” y “I Believe in Rock and Roll”, dejando la sala con la energía por las nubes y ganas de fiesta.
Probablemente sea el mejor concierto que he visto de La Femme. Están muy rodados, son técnicamente impecables, y su directo tiene un punto de exceso que es totalmente magnético. Pero también es cierto que las canciones nuevas lastran el conjunto. No por falta de calidad sonora, sino porque no acaban de tener la gracia de sus temas antiguos. Creo que el problema de Rock Machine es que quiere sonar a muchas cosas, como Kraftwerk, Sparks, o cualquier cosa de synthpop ochentero, y se queda en tierra de nadie. Y las canciones de este disco, en directo, se sostienen gracias al show y no tanto por sí mismas. Si se deciden a girar con un tour de grandes éxitos, repetiré seguro.
Texto: Álvaro Rebollar
Fotos: Marina Tomás Roch