Vivos

Esperanza Spalding – Paral▪lel 62 (Barcelona)

Esperanza es de esas cantantes que te hacen sonreír con su voz meliflua, por cómo modula, por cómo sonríe cuando canta, por el tono sedoso y el enorme colorido que atesora cada una de las notas que salen de su garganta. Tiene, además, la impecable precisión de no desafinar una nota, por corta o poco importante que sea.

Aquello que hizo en el concierto de instar al público a encontrar un tono y ella doblarlo por arriba o por abajo con su voz, fue un truco escénico bello, lleno de vida. Tampoco hay que olvidar cómo utiliza el scat, aquello que hizo famosa a Ella Fitzgerald, entre otras cosas, y que Esperanza ha llevado a otro nivel, aquél en el que las nuevas generaciones encuentran ese «viejo truco» atractivo.

Ahora, tantísima voz, tantísima por la cantidad y por el continuo fraseo y utilización de sus miles de recursos como cantante, hizo que me temiera un exceso de «demostración» vocal. Los primeros compases, en los que ella cantó cuatro canciones, versiones, principalmente, acompañada solo del contrabajo (instrumento que toca como los ángeles, como también sucede con el bajo eléctrico), me llevaron a pensar que mi oído se acabaría cansando si la dinámica del concierto iba a ser la de no apreciar nunca el silencio vocal. Ya saben, un mucho de lo bueno también puede ser contraproducente.

 

Fue en el ecuador del concierto,  ̶ tanto el argentino Leo Genovese, pianista, como el multinstrumentista Morgan Guerin, esta vez haciendo las veces de baterista, habían entrado a partir de «Chacarera» ̶ , cuando el recital se convirtió en otra cosa y los tres músicos en el escenario se convirtieron en uno, ampliando el concepto de «servicio a la canción» de forma magistral y combinando pasión, destreza y espacios para los «silencios».

«With Others», del totémico 12 Little Spells, y «Black Gold» de Radio Music Society, fueron dos de los momentos por los que se recordará el paso de la artista por Barcelona este año. Pero luego estuvo ese bis en el que contó aquella gran historia telefónica junto a Wayne Shorter, con «Little Fly» como colofón final, y me parece el mejor bis que he visto en tiempo. Esperanza es fantástica, es todo cuanto puedo añadir para cerrar esta crónica.

 

Texto: Sergio Martos

Fotos: Marina Tomás Roch

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda