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Arena – Razzmatazz 2 (Barcelona)

 

 

Pocas cosas han cambiado desde la última visita de Arena a finales de 2022, presentando el por entonces reciente The Theory Of Molecular Inheritance: misma sala, misma formación y ninguna novedad discográfica aparte del doble directo Lifian (Tour MMXXII) editado en 2023. Lo único el set list, con algunas variaciones respecto a aquella ocasión, repescando temas de prácticamente toda su carrera para dar sentido a este 30th Anniversary Tour.

Tres décadas de carrera en las que Mick Pointer y Clive Nolan, los dos venerables patriarcas sobre los que se sustenta la banda -tanto por sonido como por concepto- han ido incorporando y prescindiendo de compañeros de viaje hasta conseguir, con esta, una de las formaciones más sólidas y duraderas; gracias, sobre todo, a la brillantez y la genialidad de ese prodigio que es John Mitchell, uno de los mejores guitarristas de su generación, si no el mejor.

Así pues, con un público fiel pero menos numeroso que otras veces (la contraprogramación de Jethro Tull esa misma noche en el Palau de la Música se llevó unas cuantas filas, era previsible), la banda salió a escena con británica puntualidad y nos volvió a regalar un show de neo prog a la altura de muy pocos. Clásicos no sólo por edad sino por méritos propios, los temas se fueron sucediendo al tiempo que el sonido cogía cuerpo y consistencia y el respetable, un tanto frío al principio, entraba en calor y se dejaba llevar. «Paradise of Thieves», «Bedlam Fayre», «Moviedrome», «(Don’t Forget to) Breathe», «The Tinder Box»… una retahíla de lo mejor que ha dado el género desde finales del siglo pasado, interpretada con esa perfecta mezcla de sentimiento y virtuosismo marca de la casa y con Damian Wilson hasta paseándose y voceando por la pista para solaz de los asistentes; impresionante estado vocal el del amigo, por cierto. Como nunca.

También se agradecieron los comentarios intercalados de Nolan, que pidió permiso para, ya que estaban de conmemoración, recordar algunos de los momentos de la banda a lo largo de su historia. Discursos de duración moderada pero repletos de ironía y sentido del humor. Hilarante, verbi gratia, su consejo sobre no ponerse en los extremos de una foto de grupo, por lo fácil que resulta recortarte en caso de despido.

Al final, dos horas que pasaron en un suspiro y que terminaron con ese himno colectivo, coreado por el público durante y al término, que es «Crying for Help VII» de aquel lejano Pride cosecha del 96. Caras sonrientes y satisfechas y otro diez a esta nueva visita, que esperamos se repita en cuanto sea posible. Confiamos en la gente de Neverland para ello.

 

Texto: Eloy Pérez

Fotos: Rafa Ezquerro

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