Si hay que apostar por un artista que deba posponer toda su promoción por algo tan inusual como un apagón, ese sin duda es Pablo Und Destruktion. El autor asturiano, mitad maldito y total cabrón, lanza Te Quiere Todo el Mundo, un álbum en el que vuelve a arremeter, con cariño y mala hostia, contra todo lo que le apetece. Hablamos con él de lo humano, lo divino y lo políticamente incorrecto dos días después del “Lunes Negro”, el día que estaba previsto el encuentro.
La primera pregunta es obligada, ¿se te ha ocurrido alguna letra para hablar de esto del apagón?
La verdad es que no, pero vamos, creo que el disco viene al pelo para hablar de todo lo que sucedió durante el día fatídico, y si no, mira “Una Proposición Decente”, la canción con la que abro el álbum y que habla del derrumbe de la sociedad occidental, de la Tercera Guerra Mundial y demás. Totalmente apocalíptico, vamos. Creo que sería buena idea que lo incluyeran en el kit de supervivencia. (risas)
Eres el artista ideal para esto que nos lleva pasando en los últimos cinco años, con pandemias, guerras, desastres naturales y apagones…
Bueno, por esto en su día me puse mi pseudónimo, pues siempre he tenido un poco de pitoniso, pero también un poco de cenizo. Pero, sí, pienso que es imposible que una sociedad con este grado de chifladura se mantenga estable y sea capaz de tirar para adelante, menos aún con todas estas desgracias. Al final parece que he basado mi carrera en el apocalipsis y en el fin del mundo, desde que saqué el libro de La Bestia Colmena –cuyo título original, de hecho, era Dementocracia, que al final ha acabado siendo el nombre de una canción de este disco–. Luego en 2020 saco Futuros Valores y dos semanas después anuncian la pandemia; en Ultramonte (2022) ya me voy a la guerra de guerrillas y ahora con Te Quiere Todo el Mundo se muere el Papa y pasa esto del apagón.
Escuchándote, no sé si eres un visionario o un gafe…
Jajaja, no sé si tengo tanto poder para ser gafe, pero no me digas que no manda cojones que saque un disco cuyo nombre es un guiño total a Juan Pablo II y pase esto. Pero bueno, como te decía, no me tomo este álbum como una oda al apocalipsis como la gente lo entiende, sino como un diálogo que tengo con el mundo donde el apocalipsis hace referencia a la dualidad muerte/renacimiento. Al final, apocalipsis significa revelación. No es que se acabe el mundo y no haya nada, es que se acaba la convención, la manera de explicar la realidad.
Ya que haces mención al título, me parece maravilloso, quizá por venir de un artista tan controvertido.
Sí, viene de una coña de Javier Ferrara, cantante del Parquesvr, que el año pasado estaba de público en un concierto mío y cuando acabó me lo empezó a cantar, porque sabía que llevaba unos cinco años sin tocar en ningún festival y que no estaba en mi mejor momento. Me hubiera gustado que esta cancelación se debía a que pensaban que era gafe, pero siempre he sabido que había algo más. Al final tenía claro que en este disco tenía que estar muy presente el hecho de transgredir por virtud. De tocar los cojones por medio del amor y por medio de las virtudes. Y todo empezaba por el título.
¿En qué ha sido distinto este álbum con respecto a tus anteriores trabajos?
Bueno, pues para empezar, que está grabado en mi casa. Yo estaba viviendo en un bar en Madrid en el 2020 y cuando llegó la pandemia me escapé a Asturias. Estando allí encontré una casa en una aldea de 50 habitantes y, de una manera que no puedo contarte, acabé comprándola. Desde entonces, he estado años arreglando la cuadra para convertirla en estudio. Así que ahí lo grabé con una banda acojonante durante 4 o 5 meses. Creo que es la primera vez que estoy absolutamente satisfecho con el resultado y quizá sea por el hecho de que pudimos darle todas las vueltas que necesitáramos y no me he tenido que gastar mucho, porque es un álbum que si lo llego a grabar en estudio ajeno me dejo medio millón de euros. Si, además, a esa independencia le añado el hecho de firmar por un sello que también ha sumado con los vídeos y la infraestructura, es como si todo hubiera encajado.
¿Cómo es ese proceso en el que escoges un género para una canción?
No lo escojo, en absoluto. Me viene la canción, siempre con la guitarra, de una forma muy llana, muy de trovador, y luego la comparto con mis compañeros. Este disco creo que en realidad es folk psicodélico, a veces es más intenso y más rockero, otras veces tiene un puntín electrónico, otras veces es más acústico y más desnudo, pero sigue siendo folk psicodélico. Creo que, en el fondo, casi todo el folk tiene algo de psicodelia, menos el costumbrista de coros y danzas. Entonces, bueno, ese es el proceso, algo que también sucedió con las letras. Todo fluyó de manera muy natural.
Se puede decir que, más que tú buscar algo, el disco te ha encontrado a ti.
Exacto. Nunca he creído en eso de buscar a la hora de hacer arte. Es como decir: mañana a las 12:30h me voy a enamorar, o mañana a las 12:30h compongo. Tú compones y tú te enamoras cuando Dios quiere.
Hay una cosa que me pasa con tus canciones, y es que tengo que escucharlas mínimo dos veces para degustarlas al 100%, como si una primera escucha fuera para prestar atención a la letra y una segunda para fijarme en la parte instrumental. Y eso me parece un acto real de rebelión en tiempos de inmediatez, no sé si hecho adrede o no.
No. Bueno, yo creo que depende de la escucha de cada cual, pues hay detalles que son infinitos y hay algunos que nunca se van a pillar, porque creo que las letras buenas tienen muchas dimensiones. Pero, por mucho que nos comamos la cabeza, este no deja de ser un disco que habla de amor.
Así que, aunque atices a todo lo que se mueve siguen siendo el amor y el desamor la mayor fuente de inspiración para un trovador, para un poeta.
Sí, lo que pasa es que va más allá del amor de pareja y, al final, el amor y el desamor son lo que mueven absolutamente todo. El telediario está hecho con amor y desamor; la política está hecha con amor y desamor; la religión está hecha con amor y desamor; la historia está hecha con amor y desamor, etc. Yo abordo el amor y el desamor desde ahí sin negar la dimensión personal, que es la que te moviliza y la que te coloca en unos estados concretos, pero poniéndolo en contexto con lo que está ocurriendo socialmente también, que es algo que hacemos los trovadores de siempre.
¿Y no se ha transformado el desamor en odio en esta época de polarización? ¿No es amor y odio en vez de amor y desamor?
Bueno, sí, pero el odio está más cerca del amor que del desamor. El desamor desvincula. Diría que en mi disco no hay ni un 0,01% de desamor. Puede haber algo de odio pero no de desamor, y no pasa nada. Yo prefiero el odio al desamor, si es el odio frente a una injusticia pues requiere de combate y es mejor sentir odio ante una injusticia que no sentir nada.
Hay una pregunta que hago de manera recurrente, que es si has ganado o perdido miedos durante el proceso de este nuevo álbum. Sin embargo, no sé si un artista como tú conoce lo que es el miedo a la hora de componer o se autolimita.
A ver, este disco es la gran meada sobre la autocensura. Cuando he visto cualquier atisbo de autocensura, me he lanzado directamente a su yugular. El ejercicio que he hecho ha sido identificar mieditos ya no solo míos, sino de la gente de mi alrededor, y plasmarlos en canciones. Desde el principio he tratado de ir a calzón quitado sin otorgar el más mínimo beneficio de la duda a cualquier chantaje emocional, ni a cualquier tiquismiquis ni a cualquier chorrada. O sea, que he ido sin miedo ni esperanza, como decía el otro.
¿Cuál es el secreto para que no te haya cazado ni la cultura de la cancelación, ni la de lo políticamente correcto?
Bueno, lo intentaron y fueron a por mí con todo lo que pudieron, sobre todo por lo político. Así que el secreto es que me cazaron y aún así seguí adelante y me busqué un trabajo y viví en un bar y me pillé una casa en una aldea que estuve arreglando con mis propias manos y ahora mismo dentro de media hora tengo que volver a currar. Si me llaman para entrevistarme, yo digo lo que tengo que decir y que me busquen donde quieran. Nunca entré en determinado putiferio absolutamente degradante en que se ha metido buena parte de la cultura hegemónica y política, que básicamente te denigra por decir que el agua moja. Yo simplemente lo dije y, por suerte, el problema de la mentira es que caduca y la verdad acaba saliendo a la luz. Aguanté el chaparrón y ahora me noto como en una etapa muy dulce en la que me parece que una cancelación hacia mí ya es imposible.
Monedero me llamó franquista porque le salió de los cojones, y una acusación así te impide girar, pero mira, aquí seguimos, buscándonos la vida para seguir componiendo y tocando y grabando, mientras otros no pueden o no deben sacar la cabeza del subsuelo. Quizá sea cierta justicia divina o que he llegado al punto en que no tengo absolutamente nada que perder, ni tengo ánimo de venganza ni busco revancha. Siempre habrá artistas y gente en el poder que intoxica permanentemente la opinión pública con ideas de mierda que enmascaran en supuestas disidencias ultra mega subvencionadas. Ante estos personajes sí que voy con todo, pero mediante canciones de amor, redención y comprensión, porque el amor es duro y complicado y no una idea bucólica y pastoril, y eso es lo que he intentado plasmar al menos en este disco.
Tenía una última pregunta, aunque has ido respondiéndola con cada una de tus respuestas y es si dirías que con cada nuevo trabajo eres un artista más libre o eso es algo difícil cuando se tienen una identidad tan particular y marcada…
¡Qué va, qué va! En absoluto siento ataduras de ningún tipo. Creo que cada disco es más sincero y, vamos, si tú en este álbum ves alguna limitación, dímelo. Considero que la libertad la da la experiencia vital y la forma de meterte en lugares, tanto físicos, como psíquicos, como políticos, como religiosos que nunca antes te habías atrevido a visitar. A mí me gusta mucho hablar con gente a priori peligrosa, a priori distinta, porque creo que eso define el concepto de humanidad. Ese corazón y esa cercanía. Para mí, la libertad es ser capaz de ampliar lo que algunos llaman “el círculo de consideración moral”, que consiste en tener empatía y tener cariño y crear vínculos con cada vez más partes de la realidad. También pienso que esa es la mejor manera de envejecer, y a mí la música y hacer discos sí que me ayuda en esa exploración tanto interior como exterior, por lo que siempre he sentido que con cada nuevo trabajo ganaba libertad y sensibilidad.
Pues, Pablo, hasta aquí la entrevista. Hablamos quizás para tu próximo álbum, justo después de que caiga un meteorito…
Jajaja, eso, eso. Nos vemos.
Texto: Borja Morais