
La banda emblema del punk norteamericano cumple 45 años y lo celebra con una nueva gira que recala esta semana en cinco ciudades de nuestro país: Bilbao, A Coruña, Madrid, Málaga, Valencia y Barcelona. Referentes de todo lo que ha venido después, Bad Religion goza de una segunda –o tercera- juventud más en armonía que nunca.
Ser Brian Baker tiene que ser el trabajo más fácil del mundo. El guitarrista de Bad Religion y fundador de Minor Threat es respetado y admirado por absolutamente todo el mundo de la música, y no son pocos los que le culpan, en el mejor sentido de la palabra, de la paz que reina en una banda como BR. De legado en legado y tiro porque me toca, Brian Baker nos recibe vía zoom desde el fastuoso estudio que tiene en su casa, copado de amplificadores, guitarras colgadas en la pared y una preciosa batería. Amante de su profesión, afirma que toca todos los días, sin excepción, algo que me creo cuando, un momento antes de comenzar la entrevista, me pide un segundo para dejar su instrumento a un lado.
Hablamos con motivo de vuestra nueva gira, que os traerá de nuevo a nuestro país. ¿Cómo afrontáis esta gira y qué dirías que tiene de especial, además de la celebración de vuestro 45 aniversario?
Bueno, parece que en los últimos cinco años, más o menos, cada vez que vamos a España percibimos como un entusiasmo renovado y sentimos que hay mucha gente que nos está viendo por primera vez. El tamaño de los espectáculos cada vez es más grande, y no puedo más que estar agradecido de ver que la gente aún muestra interés por algo como esta banda de punk tan vieja. Es una alegría. Y es genial también, porque España es un país pequeño, pero hay como varios países y culturas dentro de él. Nosotros somos de un país relativamente joven y poder visitar lugares con tanta historia siempre es motivo de celebración.
¿Qué creéis que une a Bad Religion con un público como el español?
Supongo que, en primer lugar, serán los temas sobre los que cantamos. Es complicado explicar el vínculo, pero te diría que hay algo en nuestra interpretación del mundo, de la religión y de la humanidad que parece haber tocado una fibra sensible en vuestro país. Y también existe esa pasión, la pasión latina, que os conecta con el lado más animal, más primitivo de vuestro ser. Hay tipos de personas que, cuando encuentran lo que les aporta una banda y se identifican con ella, se les abre un mundo nuevo. Quizá lo que transmitimos a nuestro público se puede comparar con el fútbol. ¿Por qué es tan importante el Real Madrid? Para sus fans su equipo es algo más que un simple divertimento. Me gusta pensar que nuestros shows también.
Quizá es mi sensación, pero creo que ha sido en los últimos 15-20 años cuando se ha reconocido de verdad el valor y el legado de Bad Religion. ¿Por qué? ¿Qué ha pasado en la banda o en la sociedad para que, en tiempos donde predominan otros géneros musicales, se os valore?
Porque lo que está sucediendo en las clases obreras es lo mismo que sucedía en los 80. En tiempos donde predominan otros géneros de la música, el punk es totalmente compatible. Además, si nos fijamos en las bandas que ya son muy populares y que encontraron su etapa de crecimiento en los 90 y principios de los 2000 recibieron influencias nuestras. Desde Green Day a My Chemical Romance. Son grupos que han estado en primera línea y que siempre han reconocido a Bad Religion como uno de sus referentes, lo que provoca que gente nacida en los 90 comience a interesarse por nosotros. El mundo de la música es cíclico y esto es como cuando todo el mundo se dio cuenta de que los Rolling Stones eran en realidad Muddy Waters y, de repente, todos querían ver a Muddy Waters en directo. Creo que eso es lo que pasó con nosotros y me siento muy orgulloso por haber cimentado unas bases sobre la que otros han construido. Lo bueno de un género como el punk es que atrae a gente inteligente, curiosa y sensible, aunque muchas veces no lo parezca. El punk como género bebe de estilos como el folk y habla de grandes y profundas ideas. No trata de salir a bailar un sábado por la noche. No es reggaetón, no es música de fiesta, y creo que, cuando a la gente le gusta este tipo de música, eso les lleva a querer aprender de dónde viene. ¡Y por eso, aquí seguimos! (Risas)

¿Es el mismo respeto el que se tiene a una banda como Minor Threat, que solo duró 3 años, que a una banda como Bad Religion, que celebra su 45º aniversario?
Creo que lo bueno de Minor Threat es que fue corto y rápido. Minor Threat nunca volvió a tocar, y nunca lo hará. Y, al ser un periodo tan corto, no tuvimos malos discos (risas). No tuvimos tiempo para grabar mierdas. Además, no llegamos a tener éxito, pues no estábamos tratando de hacer negocio con nuestra música. No éramos nada y, por eso, funcionó. Eso fue sólo un breve momento en el tiempo, pero lo suficientemente importante como para dejar un legado. Bad Religion es todo lo contrario. Es seguir construyendo una extensa carrera. Tenemos discos buenos y otros que no lo son tanto. Es algo normal. Lo que te puedo asegurar, y aquí reside la clave de BR, es que nunca hemos grabado un álbum para vender camisetas. Tanto Brett como Greg hacen canciones por el simple hecho de que aman la música. Nuestros discos salen cuando hay algo que decir, y por eso el que estamos escribiendo ahora mismo -no te lo vas a creer, pero hay un disco en camino- va a ser de los buenos. Es muy fácil ver cómo van las cosas, el caos que hay ahí fuera, así que es buen momento para componer.
¿Cómo de importantes han sido las crisis y los malos momentos, o haber sabido gestionar las crisis y los malos momentos, en una banda como Bad Religion?
Bueno, son situaciones que cogen su propio impulso, aunque no me gusta llamarlas “crisis”, prefiero decir “discusiones típicas y normales” (risas). Hay mucha gente que solo quiere conocer lo malo y parece que estamos discutiendo a todas horas, y nada más lejos de la realidad. Hemos tenido conflictos porque somos personas inquietas con mucha personalidad, con nuestra propia visión del mundo, pero hemos sabido encontrar la armonía para coexistir de forma pacífica. Esta es la dualidad de BR.
¿Crees que el hecho de tener proyectos paralelos os ayuda a mantener el equilibrio como músicos y mantenerlo en una banda tan grande como BR?
Seguramente. Yo siempre quiero tocar. Donde sea. Y con BR tocamos lo suficiente. Nunca demasiado, porque de ser así se convierte en trabajo. Esto se supone que es algo divertido (y bien pagado), pero tenemos que evitar por todos los medios acabar quemados. Así que, como parte de respetar Bad Religion es no quemarse, tengo mucho tiempo libre al año. Entonces, ¿qué se supone que debo hacer? Puedo ir a las carreras de caballos o cortar el césped, pero eso me dura poco. Para saciar todo esto tengo a Fake Names y a Beach Rats. Son alternativas que me ayudan a mantener la constancia y la paz mental. Ensayamos aquí en mi casa y tratamos de hacer lo que mejor sabemos. También adoro ir a conciertos. Puede parecer raro verme con casi 60 años en un show de una banda hardcore local donde apenas asisten 200 personas, como hice el pasado domingo, pero fue algo enfermizo, genial. Había la misma energía que cuando iba a ver Bad Brains o a los putos Black Flag con apenas 15 años. Estoy harto de eso de “tiempos pasados fueron mejores”, a la mierda con eso. Estos chicos están en su momento, en un viaje diferente. Les importa un carajo Minor Threat, solo les importa el aquí y el ahora. Sentir este tipo de vibra también me ayuda a mejorar como músico y a mantener la cordura.

Foto: Dena Flows
¿Qué es lo más sencillo y qué es lo más complicado de estar en una gran banda con una carrera tan extensa?
Trato de pensar en el momento actual. Tenemos muchos shows programados y tenemos la suerte de tocar y de haber tocado junto a grandes personas que llevan con nosotros muchos años. Solo puedo preocuparme de lo que puedo controlar, y eso es de estar puntual en la prueba de sonido y de comprobar que mis guitarras suenan a la perfección. Toda esa inquietud por ver cuántas cosas pueden salir mal desaparece cuando llevas tanto tiempo haciéndolo y has llegado hasta donde estamos. No estoy preocupado por la mierda que puede suceder tras de mí. Y la parte difícil, a medida que envejecemos, es viajar. A nadie más que a mí le gusta viajar por el mundo, pero a veces es un grano en el culo. Los aviones no vienen, el tren no viene… Luego está esto de tener que utilizar avión sin poder tener en cuenta el calentamiento global y demás cuestiones ambientales. Pero eso es algo que no está en mi mano si tengo que estar la semana que viene tocando en la otra punta del mundo. Soy un afortunado por ganarme la vida como lo hago y soy consciente de que hay trabajos mucho más estresantes, pero echo de menos esos días en los que te metes en la furgoneta con tus amigos y viajas libre, sin preocupaciones. Hace mucho tiempo de eso, pero lo añoro. Lo que sucede es que, para una banda con el nivel al que se maneja BR, es un reto constante el dar la talla en cada show.
Cada persona a la que he dicho que te entrevistaba ha mostrado un respeto impresionante por ti. Por el Brian Baker músico, no por el Brian Baker miembro de BR ¿Cuál es el secreto para que absolutamente todo el mundo te respete como músico, y diría que como persona también?
El secreto es que todo lo malo lo hice antes de que los móviles pudieran grabarme (risas). Sé que sólo tengo suerte. No sé cómo coño ha pasado esto, pero estoy tremendamente agradecido. Es como si la gente respetara esta cosa rara que hago y este mundo raro en el que me muevo. Cada día que puedo tocar la guitarra o hablar con la gente de ello es un buen día para mí. Toco la guitarra cada día y eso me hace feliz. Luego, simplemente trato de plasmar esa felicidad y compartirla con quien me rodea. No tiene más misterio esta fórmula.
Quizá los fans de R.E.M. son los únicos que pueden dedicarte malas palabras, pues rechazaste entrar en R.E.M porque te ofrecían ser guitarrista de apoyo, mientras que en BR eras miembro a pleno derecho. ¿Más vale eso de ser cabeza de ratón que cola de león?
Por supuesto. Pero si prestas atención a mi historia, no fue tan interesante como puede parecer. Todo lo que hice fue unirme a mi grupo de amigos. Es verdad que la llamada de R.E.M. fue para realizar algunas giras con ellos, pero Bad Religion me necesitaba para algo más que eso. Lo único que me planteé fue donde iba a tocar más y con quién tenía un proyecto a largo plazo, y ahí acerté de lleno. Al final, todo se resume en poder tocar la guitarra el máximo tiempo posible. Por suerte, sigo teniendo una excelente relación con todos los miembros de R.E.M., así que la sangre no llegó al río.

¿El éxito de tu carrera se debe a tus buenas decisiones o las malas?
Si me preguntas por lo que yo considero éxito, te diría que para mí lo más importante es llevarme bien con todo el mundo. Es la gente. Es mucho más importante que cómo tocas. Conozco a más de mil músicos que son mejores que yo, de lejos, y que no han tenido mi suerte, la de llevar toda la vida dedicándose a lo que les apasiona. Luego está el saber escuchar y el saber adaptar tu personalidad a las necesidades de la banda. La música es lo más importante y hay que darle todo el respeto que se merece, dejando egos a un lado. El objetivo principal es crear y, si se tiene una buena actitud, todo es mucho más sencillo. He tomado malas decisiones, por supuesto, pero creo que siempre he sabido rectificar y no perder de vista el foco. Con eso me ha bastado.
También, en su día, rechazaste unirte a Axl Rose. ¿A qué artista, vivo o muerto, jamás rechazarías?
Mi sueño, el trabajo de mi vida, sería haber sido guitarrista rítmico de AC DC de 1974 a 1981.
¿Cuál dirías que es tu principal aportación a Bad Religion? Sin modestia.
Creo que saber decir lo que Brett y Greg tienen en mente y, a veces, no pueden o no saben transmitir. Como te contaba, siempre hemos sido amigos, y una bandas formada por amigos es lo mejor que puede suceder.
Con todo lo que está pasando (contexto social y político) especialmente en vuestro país. ¿No es un momento y un contexto perfecto para que surja una nueva ola similar a lo que sucedió con el hardcore en los 80?
Creo que el estrés global, el conflicto siempre crea un gran arte, históricamente. Quiero decir, esto es una incubadora perfecta para algo nuevo y poderoso. Y considero que el mejor arte surge del conflicto y sirve como protesta. El arte popular viene de tiempos turbulentos. Todos los americanos piensan que somos el único país con problemas cuando solo somos otro país que tiene una situación autoritaria jodida, pero no somos especiales. Eso es una cosa que la gente en los EE.UU. no se para a reflexionar. Si lo hicieran, sobre todo los más jóvenes, creo que es el momento perfecto para algo nuevo. No creo que vaya a ser para mí, pero confío en que hay alguien por ahí en este momento, haciendo algo mágico. No tengo dudas porque yo formé parte de algo similar cuando era joven. Y los jóvenes de ahora son mucho más guais de lo que yo lo era.
Texto: Borja Morais