Diez canciones. No hacen falta más para que un directo capture sobre las tablas todo lo que este guitarrista de Alexandria (Louisiana) da sobre las tablas. Por algo está considerado uno de los grandes bluesmen blancos de la actualidad y le hemos dado hueco con bastante asiduidad en estas páginas.
Grabado en el emblemático Ground Zero Club de Biloxi, Mississippi, el disco captura la esencia de un artista en plena madurez creativa, respaldado por una sólida y contundentebase rítmica que forman Terry Scott Jr. en la batería y Will Repholz en el bajo.
Desde los primeros compases de «Nowhere to Go», sabemos que el músico va a ir a cuchillo y la energía que transmite ya se va a mantener el resto del álbum. Temas como «Undertow» o «Just Like New» son intensas y crudas, pero a la vez cálidas y diestras. Destaca también la menos melódica «Galaxy Girl», o el cierre con un «Don’t Hold Back» que da esa dosis de virtuosismo que a todos los guitarristas les gusta ir sacando de vez en cuando. Una auténtica oda al blues del siglo XXI.
Eduardo Izquierdo