Breves

Chencho Fernández homenajea a Toño Martín y Pepe Risi con ayuda de Los Fusiles

 

Es 9 de mayo, y hoy toca enfundarse pantalones pitillo, marcando paquete. Toca caer de un salto sobre botas de punta (a ser posible blancas). La camisa arremangada con simetría, cartoncillo encinchado y cinco o seis vueltas, bien arriba. Chupa de cuero negro o rojo en su defecto. Y nada de cabello lacio cortado al milímetro. Peinado, si se puede, con tupé lacado o corte de caballero de los de toda la vida, de rasurado a cuchilla y largas patillas.

Es 9 de mayo y como la Elipa, la Alameda no es lo que era, pero Sevilla como Madrid, suena hoy canalla porque Chencho Fernández ha escrito una oda a Toño Martín y a Pepe Risi y para registrarla se ha hecho acompañar de la banda más apropiada —no ya de la ciudad— de todo el estado: Los Fusiles.

Es 9 de mayo y Chencho nos devuelve al verso que azota la calle y que no necesita grandilocuencia, ese que se vale sólo de luz y de las sombras que se proyectan alrededor. Nos devuelve a las canciones que sólo hablan de simplezas. Ya sabes. De cómo chulearse unas chatis, de desventuras sexuales con vecinas maduritas, de ir a patinar los domingos, de interrogar esto y aquello a una mujer de mala vida y recomendar, mira tú qué cosas, mover las caderas cuando todo vaya mal.

 

 

Si disponer de Chencho Fernández en alianza con Los Fusiles no fuera ya suficiente reclamo, que lo hagan para homenajear a los ex Burning, fallecidos ambos un 9 de mayo (en 1991 Martín y en 1997 Risi) es ya todo un regalo para los que amamos el rocanrol —bien entendido— en nuestro idioma. El propio Chencho explica tan justificada ocurrencia: “Fue un 9 de mayo pandémico, con el mundo patas arriba, cuando recordé la irónica coincidencia de que estos dos grandes desapareciesen ese mismo día. Con la televisión vomitando otros números fatales y el cuerpo primaveral encerrado entre cuatro paredes, compuse una canción que surgió como un reconocimiento urgente a dos tipos que fueron también alma y corazón de aquello que con todas sus letras podemos llamar rock español.”

Los discos de Burning forman parte de ese intangible emocional que alimentó y sirvió de refugio para generaciones de aficionados como las que ahora profesamos nuestro común amor por su forma de hacer canciones. Entre ellos no solo Chencho, también sus paisanos hispalenses: ”Desde el primer verso tuve en mente llevarlo a puerto con la energía de una de las bandas que más admiro, Los Fusiles. El grupo liderado por mi camarada Pablo Cuevas comparte con los Burning la honestidad, el entusiasmo, la actitud y la valentía a la hora de proceder. Sus canciones se despliegan ajenas a modas y levantan un universo narrativo y musical imprescindible y felizmente desconectado de lo que sea que suene en las radiofórmulas. Ambos, Burning y Fusiles, pueden atribuirse el mérito de ennoblecer algo que tiende a envilecerse con premura, el arte de tener un grupo de rock y de ser fieles a sus principios.”

Con «9 de mayo», concluye Fernández, no solo salda una deuda con su —nuestro— yo adolescente, sino que la pieza, además, sirve para honrar la memoria de Toño y Pepe y cantar a su vez “a una de las cosas más hermosas de la vida, la amistad. La de ellos dos. Y también la nuestra”.

Créditos:

Chencho Fernández y Los Fusiles

«9 de mayo» (C. Fernández)

Han colaborado:

Domingo Díaz: piano y órgano.

Javi Cambra: saxo.

Grabado por Quique Ruiz en Estudio Bala Errante y por Domingo Díaz en Estudio 335. (Sevilla).

Mezclado por Quique Ruiz y Domingo Díaz en Estudio 335. Masterizado por Domingo Díaz.

Producido por Quique Ruiz.

Fotos y portada: Pablo Caravaca.

 

Texto: Marce “Becerring” Moreno

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