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The Undertones – Sala Upload (Barcelona)  

 

En septiembre de 2022, gracias al Gambeat Weekend, presenciamos una actuación de The Undertones un tanto rara. Les falló el sonido y su actual cantante Paul McLoone tuvo un altercado con un espectador que le tiró un chorro de cerveza a la camisa: es lo que debe de hacer un buen punky, debió pensar el energúmeno. A pesar de este par de incidencias, cuajaron un excelente show, aunque nos quedamos con ganas de repetir la experiencia.

La ocasión volvió a presentarse en la sala Upload del Poble Espanyol de Barcelona, casi tres años después, gracias al Hypnotised Tour 2025, gira que celebra las 45 primaveras de la aparición del álbum del mismo nombre.

Los norirlandeses siguen pletóricos, con un nervio que ya quisieran más de tres mozalbetes catapultados a la fama, en dos días, por gritar cuatro ridículos gorgoritos. El chulesco McLoone se molestó (con razón) por un foco que le cegaba; los tiene bien puestos. Sin embargo, pese a esa pequeña contrariedad, todo funcionó a las mil maravillas y el quinteto formado por el frontman McLoone, Michael Bradley (bajo), John O’Neill (guitarra), Damian O’Neill (guitarra) y el espectacular Billy Doherty (batería) se marcaron un generoso bolazo (más de treinta canciones) que hizo las delicias de los fogosos seguidores que reventaron el Upload; los alfileres tuvieron que darse un paseo por las curiosas calles exteriores.

Sin tiempo a dejarnos respirar, comenzaron con “Jimmy Jimmy”, “Girls Don’t Like It” y “The Love Parade”, una tríada apabullante que demostró sus malignas intenciones: dejarnos para el arrastre. McLoone se deshizo del pie de micro y palante que son cuatro días. Salvo la algo más reposada “Emergency Cases”, el resto de temas conformaron un rodillo imparable, sin fisuras, joyas de tres minutos infalibles, aunadas con sapiencia y ejecutadas por unos tipos que conocen muy bien el oficio y a los que se les nota el rodaje: no han parado de tocar desde hace unos cuantos lustros.

Algunos podrían quejarse de que hace tiempo que no introducen una canción nueva en el repertorio y nos les falta razón. De todas maneras, si quieren entrar en debate, pueden utilizar la expresión: “ni falta que les hace”. No erraríamos el tiro al pensar que si componen cosas distintas nunca van a ser del mismo nivel que el de las grabaciones precedentes.

Échenle varios galgos a “Boys Will Be Boys”, “Tearproof”, “Male Model”, “You’ve Got My Number (Why  Don’t You Use It)” (primer pogo contabilizado), la inmensa “Teenage Kicks”, “(She’s a) Runaround”, “There Goes Norman”, “Listening In” o la apoteósica despedida con “Get Over You”. Pocos grupos en la historia del pop poseen esta ingente cantidad de composiciones, tan melódicas como punzantes. Un trueno detrás de otro.

Acabada la trituración, los presentes quisieron aumentar la asignación de saltos y los salvajes protagonistas les complacieron, agrediéndoles con cuatro alegres puñetazos: “Here Comes The Summer” (reverencias), “Jump Boys”, “Really Really” y “My Perfect Cousin”. ¿Alguien da más?

Nos congratuló ver a personas de diversas quintas, lo que da a entender que su legado no está nada perdido sino todo lo contrario. La vigencia de su terremoto sonoro durará mientras ellos quieran o puedan, en cualquier caso siempre nos quedaran los discos.

Costó vaciar el local. Los enfervorecidos espectadores siguieron bebiendo cerveza y comentando lo que había sido una auténtica barbaridad. Excelsos.

“I wanna hold her wanna hold her tight. Get teenage kicks right through the night, all right” (Teenage Kicks, The Undertones, 1978)

Texto: Barracuda

Fotos: Marina Tomás Roch

 

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