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The Limiñanas – Razzmatazz 2 (Barcelona)

 

Con un sold out inapelable y el ambiente de las grandes ocasiones flotando en la atmósfera, Barcelona se entregó el pasado sábado a la hipnótica psicodelia de The Limiñanas, el dúo de Perpignan que a lo largo de su ya dilatada carrera ha sabido conjugar el espíritu del garage rock con atmósferas cinematográficas y una actitud inconfundiblemente cool.

 

En una noche cargada de electricidad y reverberaciones, Lionel y Marie Limiñana, acompañados en esta ocasión por una banda de lujo con el críptico Thomas Gorman (Kill The Young) a la voz, la magnética Clémence Lasme (Moodoïd, Lucie Antunes) al bajo, y Alban Barate a los teclados vintage y guitarra, transformaron el escenario en un torbellino de ritmos hipnóticos y guitarras envolventes. Merece una mención especial el mítico Keith Streng (The Fleshtones) que dio un auténtico recital a la guitarra deambulando desbocado por el escenario, dejándose imbuir por la expansiva energía de unas composiciones que parecían estar hechas a medida para su lucimiento.

Venían a presentarnos su último álbum, Faded, publicado este año, y por ello arrancaban con cuatro cortes consecutivos de dicha obra. «Spirale» resulta perfecta para introducirnos en esta experiencia sensorial que son los conciertos de los franceses en esta gira y cortes como «Prisoner of Beauty» o «Shout» van elevando progresivamente la temperatura de la sala.

 

Las proyecciones visuales en el escenario fruto de la colaboración con el artista visual SMITH, nos sumergen en un universo de contraluces y visiones espectrales que maridan a la perfección con la colección de sonidos sangrantes y danzas sensuales que perpetra el combo en comunión con la audiencia para hacernos olvidar por una hora y cuarenta y cinco minutos la grisácea realidad del mundo exterior.

El setlist va acelerando mientras la banda rescata joyas de toda su discografía, tomando un especial protagonismo varios cortes de dos de sus obras más brillantes, Malamore (2016) y Shadow People (2018), pero si tenemos que marcar un punto de inflexión en el concierto es cuando suena la primera versión de la noche, un “TV Set” de The Cramps, que hace enloquecer a la audiencia y precipita los acontecimientos.

A partir de ahí, con el espíritu de Lux Interior y Lou Reed planeando encima de nuestras cabezas y el recuerdo de bandas como los Stooges o Black Rebel Motorcycle Club clavado en nuestro cerebro, afrontamos un final de concierto en el que la versión del “Rocket USA” de Suicide nos vuela la cabeza. Más tarde, en los bises se nos eriza el vello del cuerpo y las lágrimas nublan nuestra mirada cuando empiezan a sonar los acordes de “What Goes On” de la Velvet mientras se proyecta la portada del Loaded entre otras icónicas imágenes en las pantallas.

Y mientras suenan los últimos acordes de “Autour de chez moi (Vaduz)” para cerrar el concierto y se encienden las luces de la sala para hacernos volver a la realidad, nos fijamos en las caras de la gente que nos rodea y percibimos ese brillo en su mirada del que acaba de vivir algo realmente especial.

 

Texto: Rubén García Torras

Fotos: Fernando Ramírez

 

 

 

 

 

 

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