Larga espera y corta estancia
A The Horrors nunca les ha gustado seguir las normas, ni con sus discos, ni con la duración de sus sets, ni con sus conciertos. Y el del pasado domingo en la sala Mon de Madrid, que colgaba el cartel de entradas agotadas, no fue la excepción.
A las 21:03h, la banda británica irrumpió en el escenario con «The Silence That Remains», dando inicio a un show impredecible que rompió con los clichés que muchos esperaban: no comenzaron con «Ariel», uno de los temas más aclamados y que, de hecho, nunca sonó.
El público, mayoritariamente masculino y con una media de edad cercana a los 40 años, mostraba entre la audiencia algunas caras conocidas, como las de Alaska y Mario, o René de Dharmacide, con quienes coincidieron un día antes actuando en el Barcelona Psych Fest.
Esta gira, que también pasó por Santiago de Compostela y Valencia, formaba parte del ciclo de salas organizado por Primavera Tours. Ocho años después de su última visita a Madrid, The Horrors regresaron para presentar su nuevo álbum, «Night Life» (2025), coincidiendo con el 20º aniversario de su carrera. El líder y vocalista Faris Badwan, con su imponente presencia inconfundible, estuvo acompañado por el bajista Rhys Webb (el único miembro original restante) y por las nuevas incorporaciones: Amelia Kidd al teclado, Joshua Hayward a la guitarra y Jordan Cook a la batería.
Con una siniestra puesta en escena y un juego de luces espectacular, el elegante repertorio estuvo lleno de temazos (aunque ya no toquen canciones de su debut «Strange House» [2007]), como «Silent Sister» o las contundentes de «Primary Colours» (2009): «Who Can Say», «Mirror’s Images» y «Sea Within Sea», renombrada por el cantante palestino-británico como «From The River to the Sea» en apoyo al pueblo palestino. El sonido impecable se sumergió en esa atmósfera oscura que despliegan con tanta maestría. El bis incluyó la envolvente «Still Life» y cerró con la obra maestra «Something to Remember Me By», en la que Faris acabó en el suelo por pura intensidad.
La noche terminó a las 22:09h. Solo una hora escasa que sorprendió a más de uno, incluso a aquellos que vivieron hace 16 años cómo estos mismos chicos rompían la bola del techo de la sala Moby Dick.
Durante este tiempo, han transitado desde un abrasivo horror-punk hasta un sofisticado paisaje de synth-pop y post-punk. Experimentales, vanguardistas, desafiantes, su capacidad de sorprender sigue intacta. Y es que a The Horrors solo les pedimos que vuelvan más a menudo y que toquen más tiempo. Enormes.
Texto: Beatriz de la Guardia
Fotos: Salomé Sagüillo