Ni la final de la Copa del Rey, el tan cacareado Barça-Madrid, pudo con el poder de convocatoria del californiano Nick Waterhouse y su orquesta, quienes agotaron las localidades de la sala Upload, en su sexto y penúltimo concierto de la gira española que concluirá en el 16 Toneladas de Valencia.
Parece ser que la lluvia caída en Barcelona por la tarde (no fue un diluvio), entorpeció la llegada de Waterhouse. Al menos esa fue la excusa que nos dio el mismo protagonista después de preguntarle por qué habían demorado el comienzo del show media hora. Aunque el público silbó de lo lindo, algo contrariado por el inesperado retraso, cuando el cantante y guitarrista irrumpió en escena secundado por bajo, batería, teclados, saxo tenor, saxo barítono y Carol Hatchett a los coros, pareció que ningún percance hubiera ocurrido.
De todos modos, al protagonista se le vio algo nervioso y desubicado, cambiando la guitarra a las primeras de cambio y desapareciendo, por unos instantes, del escenario. Ese titubeo no fue óbice para que “Time’s All Gone”, “Black Glass” y la surfeante “I Had Some Money (But I Spent It)”, la terna inicial, sonaran enérgicas y bien coloreadas, gracias sobre todo al buen hacer de una banda compacta en la que únicamente desentonó un baterista novel, algo despistado en ciertos momentos. “Medicine” sirvió de contrapunto para atemperar el feroz inicio y mostrarnos el camino a seguir durante dos tercios de la actuación.
Nick Waterhouse se maneja bien en las baladas y medios tiempos, utilizando su curtida voz de crooner de modo meritorio. En esa fase, un poco anodina, que sólo se saltó la rítmica “Vincentine”, aparecieron las dos únicas aportaciones de “The Fooler” (2023) su último trabajo en estudio. “Hide & Seek” y “Play To Win”, nos dejaron muy buen sabor de boca y con ganas de escuchar alguna novedad más, pero ahí quedó la cosa. Junto a ellas, “The Spanish Look”, “Silver Bracelet” o “Raina” completaron esta dulce fracción.
Este pequeño abuso de intimidad es el reflejo de sus ganas de evocar el pasado, contando historias vividas que están necesitadas de ritmos pausados, muy especialmente en este hermoso y casi conceptual “The Fooler”, mencionado anteriormente. Si nos remitimos al nombre de la gira (pueden tomar aire) también encontraremos alguna explicación más, la ha bautizado: “Nick Waterhouse And His Orchestra Performing Live Internationally: If You Have A Heart 2025 Tour”. Queda claro pues, que los corazones palpitantes son parte fundamental de lo que se cuece en el cerebro del sensible intérprete. En esos introspectivos fogonazos destacó el buen hacer de Mando Dorame (Royal Crown Revue) un saxofonista de enorme tronío.
El edulcoramiento (poco empalagoso) no podía durar toda la noche y la animosa “Song For Winners” dio paso a una decena de temas que encandilaron a la parroquia, aquellos en los que conjuga, como pocos, el clasicismo y la modernidad. Tan solo “Thought & Act”, preciosista canción que consiguió enmudecer a los presentes (no fue sencillo), interrumpió el brío. Incluidas en un tsunami imparable, aparecieron “I Feel An Urge Coming On”, “Some Place”, “Dead Room”, “(If) You Want Trouble”, “This Is A Game” y por supuesto “Katchi” con ese estribillo servido para desgañitarse: “She gives me Katchi, all night long”. En los bises, introdujo “Say I Wanna Know” (Hatchett en plan soulwoman) y la excelente “Is That Clear Chorus Vamp”. Dignísimo final.
Función algo desigual, aunque repleta de brillantes instantes que volvió a ennoblecer un estilo inmarchitable: el rock and roll de toda la vida.
Texto: Barracuda
Fotos: Marina Tomás Roch