El ritual del Desemboca ya se subraya en rojo en el calendario de la comunidad local, y gerundina por extensión, siendo relevante también la presencia de público de Barcelona en los últimos años.
Este año repetían con dos grupos que ya habían estado en anteriores ediciones y bien pueden definir el carácter de este festival boutique. Los Chicos llegaban rebozados en sus mejores galas con su preciado nuevo disco «Never Too Much» en plena fase de desarrollo y adaptamiento al medio del directo. Porque si el plástico ya suena atronador, sorprendió la fiereza y eficacia de la manera de comportarse a pelo en su medio natural. Con un ritmo más vibrante y acelerado, fueron desgranando toda la pirotecnia del polvorín, logrando caldear la noche a niveles deslumbrantes, derrochando esa cercanía inherente y contagiando a un público que en su mayoría no se lo esperaban.
Y es que el respetable parecía que había venido a disfrutar del concierto de Guadalupe Plata. Y vaya sí lo hizo. Porque los de Úbeda siguen confirmando que son capaces de generar todas las emociones posibles con su siempre enrojecido directo, cargado de distorsión y sentimiento.
Abrían la noche Que Dios te lo pague, el dúo formado por el multidisciplinar Branquias Johnson y Alberto Charro, batería y voz solista de Los Malinches que proponen un enloquecido alegato garagero cargado de intensidad e ironía. The Cha Cha Cha’s completaron la apertura con una propuesta muy agradable que enlaza el garage con el pop donde incluyen una bellísima versión del «It’s all over now, baby blue».
El remate se produce el domingo en la sesión vermú con la tercera visita de Los Bengala, que ya ostentan el título de banda «casi» residente.
Texto: DM
Fotos: Quim Cabeza
