Mientras que Sex Pistols y Clash rentabilizaban el haber sido los primeros en destapar la caja de los truenos, monetizando rápidamente la rebeldía inicial del punk firmando jugosos contratos con grandes discográficas, los Crass se encargaban de sentar las bases de lo que se vino a denominar el anarco punk. Sujetos a una férrea disciplina de comportamiento en su experiencia comunitaria en una casa abierta a todos, Dial House, en la que las drogas estaban prohibidas y el consumo de alcohol se reducía al mínimo, hasta la música en si pasaba a un segundo plano, supeditada al mensaje crítico.
Vestían de riguroso negro tratando de evitar que ninguna de las individualidades resaltase sobre el resto rompiendo la igualdad absoluta en la que convivían. Inspiraron a las generaciones posteriores, ofreciendo una interpretación cruda y estricta de cómo el punk podía instrumentalizarse como vehículo de oposición abierta a guerras, gobiernos, machismos o religión. El 3 de mayo será posible ver actuar en Barcelona a Steve Ignorant, fundador junto al batería Penny Rimbaud, de Crass. El cantante, que tras la disolución de la banda colaboró con Conflict y formó parte de proyectos como Schwartzeneggar o Stratford Mercenaries, visita la Ciudad Condal con Slice of Life con intención de interpretar repertorio del mítico grupo. Nos hemos puesto en contacto con él para preguntarle tanto por su experiencia de aquellos primeros años del punk británico como sobre su inminente visita por nuestras latitudes.
Tocas por fin en Barcelona
Sí, en cuanto me hablaron de ir a actuar a Barcelona por supuesto que dije que sí. Primero porque me encanta la ciudad y segundo porque Crass nunca toco allí. Así que espero que sea una buena oportunidad para que la gente escuche sus temas en directo presentados de una manera nueva.
Y con tus proyectos posteriores a Crass ¿no habías tenido la oportunidad de venir a España a tocar?
No, la única vez que he actuado en Barcelona fue con un show de marionetas (Punch and Judy) en un parque allá por 1999 creo recordar. Hace unos pocos años fui también a hablar en un panel. Pero por alguna razón en ninguna ocasión surgió España como un posible destino para ir a tocar. He estado en Italia, Yugoslavia, Eslovenia, Francia….
Tras haber tenido otros proyectos decides que llega el momento de volver a tocar canciones de los Crass ¿por qué? ¿cuándo fue?
Empecé a tocar de nuevo temas de los Crass allá por 2007, reinterpretando el álbum The Feeding of the Five Thousand. Iba a ser simplemente un par de actuaciones y ya está, pero empezaron a llegar ofertas “por favor ven a tocar aquí” y aquí y aquí… Estuve trabajando con una banda llamada Paranoid Visions e incluíamos una canción de los Crass en el repertorio, y luego otra, y otra… hasta que vi que era un proceso que se estaba haciendo con el control del grupo y pensé que teníamos que parar eso. Empecé entonces a consultar a la gente por redes sociales si habría algún interés en que hiciera un último tour con canciones de los Crass y me puse con lo que se llamó The Last Supper. Mi idea pues era acabar con ello y poderme poner con mi nuevo proyecto en acústico Slice of Life, pero tampoco fue posible.
Hablaba con un amigo mío hace un tiempo que me preguntaba: “Entonces ¿no vas a volver a tocar canciones de los Crass nunca más?” Y le dije rotundamente que no. Y me siguió preguntando: “Y ¿por qué no?”. Yo le contesté: “lo he estado haciendo tanto tiempo ya” y fue cuando me planteó lo siguiente: “Déjame que te diga algo Steve. Hace unos años fui a ver a Bob Dylan y no tocó ni un solo tema suyo de los originales de siempre. Y después de todo lo que me supuso ir a verlo me enfadé muchísimo. ¿Cómo te sentirías si fueras a ver a David Bowie y él te hiciera lo mismo y no tocase ninguno de sus clásicos?” Y reconocí que me cabrearía muchísimo. Pues esto es lo mismo. Así que fui indagando si habría interés a pesar de reconocer que había dicho que no lo iba a volver a hacer, y todo el mundo contestaba que sí. Así que nos pusimos a ello.
¿Se planteó en algún momento la posibilidad de que algún otro excomponente de los Crass te acompañara en este proyecto de recuperar aquellas canciones?
No, para nada. Yo ya tengo 66 años, Penny Rimbaud 80 y tantos, los otros andan por sus 70 y además creo que no funcionaría en absoluto. A Penny y a Eve Libertine aún los veo porque siguen viviendo en Dial House. Rara vez veo a Andy Palmer y nada en absoluto al resto. No coincidimos socialmente.
¿No tienes ningún feedback de lo que pueden pensar ellos con estos conciertos en los que vuelves a recuperas el espíritu de los Crass?
No ninguno y para serte sincero no me importa en absoluto. Cuando acabamos para ellos fue fácil en cierto sentido, uno volvió a tareas de la construcción, Penny a sus libros, Eve a sus masajes y entonces yo ¿qué hago? ¿me vuelvo al jodido supermercado?
¿Qué sientes al volver a interpretar material de la que seguramente fue una etapa especial en tu vida?
Ahora realmente no me importa tanto, pero cuando era un adolescente, con 16 años sí que me afectaba que viviéramos todo de manera muy restrictiva. Estaba claro que no me estaba divirtiendo como hacían otras bandas de jóvenes del momento. Para que te hagas una idea, no tengo anécdotas que contar de cuando Crass entraba en una fiesta y terminásemos tan borrachos que, por ejemplo, hiciéramos batallas con los extintores de incendios. Todos éramos muy educados, bebíamos tazas de té, comíamos sándwiches y nos comportábamos de manera tranquila. Pero aprendí a apreciar que la gente se te acercase tan agradecida para hablar contigo. Podrías pensar: “tienes que estar realmente cansado de todo ello ¿no? De que ocurra una y otra vez” pero realmente no te cansas. Si la gente hace el esfuerzo de ir a un concierto de los Crass en mitad de una noche de invierno miserable o se gasta su dinero en comprarse mis discos, lo menos que puedo hacer es dedicarles cinco minutos de mi tiempo hablando con ellos. Y eso es algo que te afecta muy profundamente. Me llega muy adentro que todas las conversaciones que mantengo antes y después de mis conciertos son sobre todo acerca de lo que ha representado Crass emocionalmente para toda esa gente.
La banda con la que estoy ahora y que me apoya: Carol Hodge (voces y teclado), Jay Bagnall (batería), Peter Rawlinson (bajo) y Pete Wilson (guitarra), ha inyectado algo tan nuevo y rejuvenecedor a esa música y esas canciones, y no sé bien cómo lo han hecho, pero han logrado animarme a volver a cantarlas y actuar.
He leído en alguna ocasión que te gustaría que la gente te recordara, no sólo por las canciones que escribiste estando con los Crass, sino por alguna de las que escribiste luego en tus otros proyectos. ¿Piensas en alguna en concreto?
Pues por ejemplo “Arts XX Craft” en Schwartzeneggar. En Conflict hicimos muchas canciones de Crass, y tendría que pensarlo, pero hay una que escribí que se titula “Assured mutual destruction” que tiene una letra muy interesante. Con la banda con la que trabajo ahora, Slice of Life, sería quizás “S.A.D.” que va sobre la depresión y la salud mental.
Ahora que mencionas a Conflict, ¿cómo empezaste exactamente con ellos?
Yo había escrito la letra de una canción de rap que le enseñé a Colin (cantante de Conflict), con el que ya había colaborado en alguna otra ocasión, diciéndole que tenía esta idea en la que Conflict podría aportar la música en lo que yo cantaba en el estudio. Entonces Colin me dijo que él tenía otra idea aún mejor y era que yo podía subir con ellos y hacer canciones de Feeding of the Five Thousand y me pareció bien. Aquellos conciertos terminaron en batallas campales pero por alguna razón me llamaron para hacer más.
¿Así que lo que encontraste con Conflict en sus conciertos fue incluso más intenso que lo que habías hecho con Crass?
Yo diría que fue distinto. Para empezar a hablar, ellos eran gente de mi edad o incluso algo más jóvenes. Y había, yo no diría más libertad, pero podía actuar más libremente con Conflict que con Crass. Así que fui decidido a ello y lo disfruté. Pero había ocasiones en las que los puestos que llevábamos terminaban arrojados por la ventana por los problemas que se generaban en nuestras actuaciones y cosas de esa y yo ya no estaba para todo aquello. Además, hubo un momento en el que me apetecía hacer cosas nuevas con guitarras acústicas, algo diferente, no sabía lo que era, y con Conflict pasaron algunas cosas con las que no me sentí a gusto, con las que no me quería comprometer. Y yo no podía empezar por sugerir cambios en el grupo, así que me fui antes de que dejáramos de ser amigos y pudiera incluso ser doloroso. Por eso decidí hacer mis propias cosas.
¿Qué destacarías de la etapa de Schwartzeneggar y Stradford Mercenaries?
Pues por ejemplo el haber empezado a introducir teclados y otros detalles de fondo por vez primera. Me di cuenta que se podía hacer algo así como riot pop, produciendo canciones que gustasen y que conservaran un mensaje. Fue excitante, además porque de alguna manera me libraba del fantasma que se cernía sobre mi de haber militado en los Crass. Gary (Gary Buckley), coincidió conmigo en Stradford Mercenaries, y venía de una banda que probablemente también te interesaría que se llamaba Dirt, y le pasaba como a mí, que queríamos hacer algo más allá de los tres acordes con la guitarra. Preparamos unas cuantas canciones y una de las primeras cosas que hicimos fue algo que Crass no había hecho antes, y que era ir a América.
Pero sí que llegasteis a ir una vez, casi en los principios ¿no?
Sí bueno, pero fue algo puntual, un par de conciertos a los que prácticamente no vino nadie. Ahora se ha convertido en algo así como una leyenda. Como con los Sex Pistols, te encuentras a gente que sostiene que vieron a los Crass en Nueva York. ¡Imposible! Les digo: A aquellos conciertos no vinieron ni diez personas y te aseguro que tú no eras una de ellas.
Así que lo que inicié con Gary sí que me permitió abrir mi mente. Siempre tuve la sensación de que ir a America iba a ser algo así como un circo del Rock and Roll por lo apasionada que es allí la gente y la verdad es que fue una experiencia fantástica, que me hizo cambiar y abrir mis ojos. Todas las bandas en las que he estado han posibilitado de un modo u otro ampliar las cosas que viví tan internas con los Crass, que por otro lado no estuvo mal, ya que estábamos en Inglaterra en una época complicada.
Entiendo entonces que los proyectos posteriores te permiten explorar otras cuestiones musicales. Y es que de hecho la música no fue nunca lo principal en Crass ¿no? Muchas canciones son complicadas de digerir en lo musical.
Es que de entrada ninguno de nosotros era músico. Andy Palmer no sabía tocar la guitarra ni Phil Free el bajo, Penny Rimbaud sólo sabía hacer dos ritmos con la batería, uno era el militar y otro era de jazz. Pero aun admitiendo eso tengo que coincidir con Jay Bagnall con el que trabajo ahora cuando dice que Penny era un compositor con su batería, que en realidad todo se ajustaba convenientemente alrededor suyo. Cuando escucho nuestros discos, algo que ahora sí puedo hacer, me pregunto Dios mío ¿pero y esos acordes? ¿cómo conseguimos hacer aquellos acordes? El caso es que cada uno con sus influencias, Penny Rimbaud el jazz, Pete Wright su Frank Zappa, Phil Free no recuerdo si eran Beatles o algo así, yo con Bowie, el reggae, el ska, Faces.. con todo ello junto salieron cosas aún y todo a pesar de nuestras restricciones como músicos. La otra noche fuimos a ver la actuación de una banda que era un tributo a Nirvana porque ahora hay bandas tributo para cualquier cosa. Me gustaría ver un tributo a los Crass, ¿qué banda puede pretender hacer versiones de canciones de los Crass? Lidiar con los tiempos de nuestras canciones, no sé.
Crass fuisteis una banda revolucionaria en muchas cosas, desde el mismo germen en el que se gesta todo: Dial House donde vivíais. ¿Cómo definirías lo que había allí? ¿Qué recuerdas de la primera impresión que te llevaste cuando fuiste?
En primer lugar, lo que recuerdo vivamente es que fue la primera vez que me encontré con gente que me escuchaba. Hasta entonces estaban tus padres, profesores, los que fueran, hablándome a mí. No era una comuna, vivíamos juntos de manera comunitaria. Todo estaba basado, y creo que eso es algo que se hace mal en las comunas, en la consideración con la gente que te rodea. Teníamos un tocadiscos, y si alguien quería poner un disco lo hacía, pero no demasiado alto para no molestar al resto. Si había que fregar, fregabas los platos y ya está. ¿Quién va a cocinar esta noche? Ok lo haré yo. Funcionaba así. Estrictamente sin drogas, alcohol un poco. Pensarías que a lo mejor había algún problema para irse y dejarlo, pero para nada. El problema era volver si es que habías estado tomando algo de speed y que no se notase que ibas un poco… (Steve pone ojos dando vueltas) Fue una experiencia maravillosa.
¿Sería posible entender lo que es el punk si no hubiera existido un grupo como Crass?
Siempre me cuesta mucho hablar de Crass como si se tratara de héroes, pero es verdad que jugamos un papel fundamental. Inspiramos a mucha gente de manera totalmente opuesta a cómo lo hicieron Sex Pistols o Clash a los que, de nuevo, no quiero criticar, porque, de hecho, si no fuera por ellos yo mismo no me hubiera inspirado a hacer lo que hice. Si yo no hubiera oído nunca a Joe Strummer no habría habido nunca Crass, tan simple como eso. No íbamos con la moda del momento, no vestíamos como el resto, pantalones sedicionistas, las camisetas anarquistas. Utilizábamos la ropa que teníamos
De hecho ibais todos de negro ¿no?
Exacto. Mucha de la gente que venía a vernos era muy joven, aún en el colegio. Gente que incluso no se podía permitir la ropa punk del momento. Eran a los que miraban con desprecio las élites del punk. Solía tratarse de los parias o marginados, con las pintas más ridículas posibles, el tipo gordito o el esmirriado de la clase, que no sabían ni jugar al fútbol, que no encajaban en ningún lugar. Por otro lado, fuimos, junto a Siouxie and the Banshees y Slits, de las primeras bandas con mujeres en nuestra formación, lo que significó que también venían mujeres a los conciertos de los Crass. Tampoco las suficientes pero bueno, y eso inspiró a muchas otras bandas.
¿Sería posible hoy en día algo como la actividad de protesta que desarrolló Crass en su momento?
Creo que alguna de las cosas que hicimos serían vistas hoy como actos de terrorismo.
Ya, ¿Como lo de falsificar una conversación entre Ronald Reagan y Margaret Tatcher?
Absolutamente. Lo hicimos como una broma, por reírnos y ellos se lo tomaron en serio
¿Tuvisteis algún tipo de problema o amenaza cuando os opusisteis de manera tan evidente contra la Guerra de las Malvinas?
Cuando empezó aquello teníamos una canción que se titulaba “Sheep farming in the Falklands”. La escribió Penny Rimbaud y había algo que hacía sentirme incómodo con ella, algo que no me gustaba. Él me la explicaba y aún así no terminaba de verla. Pero además tuve claro que tan pronto como alguien muriese en aquella guerra yo iba a negarme a cantarla. Con “How does it feel?” sí me siento cómodo, pero con la otra se hablaba de gente que iba a la guerra y probablemente no volviera nunca. No podía justificar aquello. Nos dimos cuenta que si por ejemplo pensábamos en los skinheads, ellos no se iban a molestar en venir desde Londres para buscarnos y atacarnos en la casa, pero los soldados… eso es una historia diferente. Si tienen familiares y coches con los que desplazarse, por lo que no era raro que durmiéramos con palos de billar cerca de la cama por si acaso.
¿No os pasó como a los Sex Pistols por ejemplo, cuando un tipo acuchilló a Johny Rotten por la calle al reconocer que era quien cantaba aquellas cosas contra la Reina?
Creo que la diferencia entre nosotros y lo que pasó con los Pistols, y no es que los critique en absoluto, es que estaban continuamente en los medios; su manager Malcom McLaren se encargaba de ello. La razón por la que fueron atacados en la calle es que un periodista del Sunday Mirror escribió directamente aquello de “Castiga al punk”. Algo totalmente irresponsable que logró que gente de unos 30 años se lanzara a atacar a quinceañeros. Sin embargo, nosotros los Crass no teníamos nada que ver con la prensa, éramos mucho más underground. Además, la gente nos veía como algo mucho más serio, y cuando escuchaban en las entrevistas a Penny Rimbaud y Andy Palmer que eran dos personas que hablaban muy bien y que proporcionaban lo contrario de la imagen que uno esperaba encontrar de un punk diciendo cosas inarticuladas. Cualquiera de los dos, en una conversación con la policía no iban a decir: “Jódete” para que les detuvieran automáticamente.
¿Fuisteis la única voz discordante desde el punk? Pienso por ejemplo en cómo Business no tenía problema en decir aquello que a pesar de que Maradona hubiera metido un gol con la mano contra Inglaterra, ellos habían ganado la Guerra de las Malvinas
Lo cierto es que nos sentimos solos sí. Hombre yo confieso que no se podía hablar abiertamente de lo que pensabas cuando tenías a toda esa gente a tu alrededor enarbolando banderas o con imágenes directamente sacadas de la Segunda Guerra Mundial. Es cierto que también es positivo que otras bandas como Business lo encarasen de otra manera porque no tiene que haber un único pensamiento, al menos sin que se convierta en algo infeccioso. No representa un problema para mi en absoluto. Ya te digo que conozco a la gente de Business desde hace muchísimos años y sé que es buena gente, con la cabeza perfectamente en su sitio. Por supuesto me niego a hablar en su nombre, tendrías que preguntarles directamente a ellos, pero mientras que desde los Crass considerábamos que no había clases, que todos éramos iguales, hay que pensar que lo que bandas como Cockney Rejects o Business estaban haciendo era decir, nosotros no somos tan intelectuales como vosotros, nosotros vamos a cantar sobre lo que conocemos, sobre la calle, el fútbol, el pub y ese tipo de cosas. Yo vengo de ese mundo y puedo entender perfectamente todo eso.
Precisamente tuvisteis más de un percance con la escena Oi! y lo que la rodeaba ¿no es cierto? ¿Cómo manejabais aquellas situaciones cuando irrumpían cabezas rapadas en vuestros conciertos?
Pues no era nada agradable, simplemente tenías que aguantarlo. Aunque también te digo que mi manera de encarar todo aquello era distinta a la Penny Rimbaud, sobre todo por mi pasado, de dónde venía yo. Además, no eran skinheads, eran boneheads, que es diferente, eran unos jodidos gilipollas. Una decena de ellos podía intimidar a toda una audiencia de varios cientos. Pero tienes que pensar, como ya te he dicho, que la mayor parte de la audiencia de Crass estaba formada por los parias del colegio. ¡No sabían luchar ni pegarse! Joder cuando te enfrentas a un tipo de estos no puedes dejar que se te escapen caras de pánico, tienes que defenderte de alguna forma. Es algo que vivías por ejemplo en las gradas de los estadios de fútbol en los que me crie. Pero te aseguro de que soy feliz de que todo eso se haya acabado. Lo que yo verdaderamente destacaría es que muchos skinheads en los 80 eran boneheads y cercanos a la extrema derecha, pero en realidad los skinheads nunca fueron ni lo serían racistas, sino gente apolítica de la clase trabajadora. Si en los 70 había un tipo negro en tu banda eso era fantástico porque te dejaba claro que eran verdaderos skinheads. ¿Qué música escuchaban? Reggae, ska, seguíamos la moda rude boy jamaicana.
Dedicasteis una canción a todo aquello y tuvisteis alguna que otra fricción con bandas del momento
El problema no eran los grupos, sino los fanáticos que seguían a estas bandas. Soy muy amigo de la gente de los Rejects y muchas veces tuve ganas de ir a verlos tocar en directo y me preguntaban pero ¿por qué no has venido al concierto? Y era sobre todo por la gente que había entre el público. Si no te agredían durante el concierto podían hacerlo perfectamente en tu camino de vuelta a casa. Y lo mismo ocurría con Business y Sham 69, bueno Jimmy (Pursey) se abrió directamente a todo aquello tengo que decir y de hecho le supuso tener que aprender una muy dura lección. Pero por ejemplo con Wattie de Exploited. Ahora le preguntas ¿pero por qué cojones decías todo aquello de nosotros? Y él te responde, a ver éramos jóvenes.
Ya para terminar Steve déjame preguntarte por lo que supuso personalmente militar en los Crass
Bueno, me hizo madurar muy rápido, creer en mis propias convicciones, me hizo cuestionarme y darme cuenta de que era posible. Porque no teníamos nada cuando empezamos con Crass y de nada, con trozos de madera, con sprays éramos capaces de montar todo un escenario y eso era increíble, tan barato. Sin ordenadores, era todo mucho más hazlo-tú-mismo imagino. Ahora mismo siento algo especial cuando estoy en el escenario cantando y el público me responde “Of course they do, of course they do” y es toda esa gente que tiene exactamente el mismo tipo de sentimiento hacia el mundo que le rodea como el que tenía yo cuando era joven. Eso es sobre todo con lo que me quedo de Crass y del punk. No estoy yo solo nunca más. Hay un mundo distinto ahí fuera que quizá podamos encontrar. En aquel momento pensaba: Quizá lo encuentre con todos estos nuevos amigos que estoy haciendo.
Texto: Tomás González Lezana