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Tremendo Pinkman abren grietas en su universo sonoro con “Traspasando las paredes”

 

Los granadinos Tremendo Pinkman regresan con ganas de reventar altavoces y expectativas. Este viernes lanzan “Traspasando las paredes”, primer adelanto del que será su segundo álbum y un paso de gigante en la evolución de una banda que no se conforma con repetir fórmula. Lo suyo no es el sota-caballo-reverb: aquí hay hambre de búsqueda, colisión de texturas y voluntad de ir más allá.

Desde que debutaran en 2022 con Sin nada y sin nadie, el grupo ha ido consolidando una identidad que coquetea con el indie rock, el post-rock y el dreampop, pero con una actitud que los aleja del escaparate estándar del indie-mainstream. Con “Traspasando las paredes”, dejan claro que las etiquetas se les quedan cortas: hay más pulso, más capas, más riesgo… y más carne. Si antes eran buenos, ahora van a por nota.

La canción suena a un incendio controlado, con guitarras que rugen y flotan, sintetizadores que acarician y golpean a la vez, y una sección rítmica que sabe cuándo empujar y cuándo contener. Todo envuelto en una atmósfera inquietante, casi cinematográfica, que invita a mirar hacia dentro mientras se mira lejos.

Buena parte de culpa la tienen las nuevas incorporaciones. En 2023 se unió Dani Rodríguez (guitarra), y en 2024 la banda completó su alineación con Mónica Huertas como segunda vocalista. Su aportación ha sido clave para expandir la paleta sonora y dotar al grupo de un contrapunto vocal fresco, versátil y lleno de matices. Y se nota.

La producción corre a cargo del propio José Molero —voz y guitarra— junto al productor británico José Ibáñez, afincado ahora en Granada y con quien Molero ya había colaborado en otras aventuras. La masterización vuelve a firmarla Martin Kuchta desde Roughgrain Mastering, cerrando el círculo con la precisión de alguien que conoce bien el ADN del grupo.

Más allá del sonido, “Traspasando las paredes” es toda una declaración de intenciones. El título no es casual: habla de romper límites (musicales, emocionales, vitales) y de atravesar esa delgada membrana que separa lo que somos de lo que podríamos ser. La canción es tanto un viaje como una fisura; una grieta por la que se cuela un haz de luz (o de ruido bien entendido).

Tremendo Pinkman no son de los que se suben a olas ajenas. Prefieren construir la suya. Y en un panorama musical cada vez más predecible, su regreso es una buena noticia para quienes siguen creyendo que el rock —cuando se toma en serio a sí mismo sin perder la mala leche— aún puede sorprender, emocionar y sacudir.

Así que ya lo sabes: este viernes, pulsa play, sube el volumen y prepárate para atravesar o para que ellas te atraviesen a ti.

Texto: Carlos López

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