Una guitarra que no acaricia, sino que muerde. Una letra que no acompaña, sino que clava. Una producción que no embellece, sino que sacude. “Centro de gravedad”, nuevo single de El Verbo Odiado (E.V.O.), no viene a tranquilizar a nadie. Es el primer disparo de aviso del que será su próximo álbum, previsto para el 7 de noviembre, y marca el inicio de una nueva etapa para una de las bandas más sólidas —y quizá más subestimadas— del rock alternativo nacional.
Desde su fundación en Huesca allá por 2012, E.V.O. han demostrado que la intensidad no está reñida con la delicadeza ni la rabia con la poética. Su primer largo, Tú ganas (2018), les colocó en el mapa con un sonido que evocaba ecos de los noventa, aunque pasados por el filtro del indie ibérico más inquieto. Le siguió Nada que celebrar (2020), grabado como el primero por Raúl Pérez en La Mina, y consolidaron discurso con El último homenaje (2022), producido por Carlos Hernández Nombela, que les acercó a la órbita de bandas como Los Planetas o Triángulo de Amor Bizarro.
Pero en 2025, el verbo se afila, se retuerce, se electrifica. Bajo el paraguas de Intromúsica, fichaje de los que hacen ruido sin necesidad de gritar, El Verbo Odiado se mete en el estudio con Santi García (Standstill, Viva Belgrado, Bala) y graba diez nuevas canciones en el infalible Ultramarinos Costa Brava. El resultado, prometen, es una colección de cortes que huelen a sangre, a bruma y a sinceridad incómoda: guitarras distorsionadas, ritmos que no dan tregua y letras que podrían haber salido de un diario escrito al borde del colapso.
“Centro de gravedad” abre la veda con todo eso: con nervio, con verdad y con esa mezcla tan suya entre belleza abrasiva y melancolía que no se cura ni con tiempo ni con aspirinas. Una canción que marca la pauta de lo que viene: un disco con la muerte como protagonista, la paz como espejismo y la emoción como único combustible. No será el último trabajo de la banda, pero sí uno que parece escrito como si lo fuera.
El Verbo Odiado –que completarán el año con gira en salas entre noviembre y diciembre y se lanzará de cabeza a los festivales en 2025– se confirman como una de esas bandas que no hacen prisioneros. Que no buscan gustar, sino remover. Y que, en lugar de cerrar heridas, prefieren abrir otras nuevas. Por pequeñas que sean.
Así que prepárate. Porque si “Centro de gravedad” es solo el principio, lo que viene después puede ser devastador. Y glorioso.
Texto: Carlos López
