Había quien se preguntaba si Lisa Kekaula estaría de buenas o, por el contrario, sería aquella mujer de furia desatada que se pasó de frenada en el escenario del Calella Rock Fest y asustó a Wayne Kramer y cía en Bikini hace dos décadas. Pues no, se le vio feliz, lo cual es indiferente para su performance, pues siempre es de un nivel inalcanzable para cualquier otro mortal. El que apareciera de buen rollo sobre el escenario benefició a tod@s aquell@s que deciden, concierto tras concierto, convertir el primer metro del escenario en su guardarropa y barra de bar para sus cervezas. De haber aparecido Lisa la del Calella, esa ropa hubiera volado por los aires y no sin motivo. ¡Pagad el guardarropa, carajos!
Estando tan adelante en un concierto de Bellrays da para enfrentarte con el huracán Lisa en muchos momentos, para apreciar lo que hace con mayor ahínco y poder constatar que esa garganta es de verdad. Pero hay un trabajo en Bellrays que aprecias dos veces más gracias a la distancia: el del batería. Tocar ese instrumento en este grupo es una prueba física, que además debe aderezarse con buenos breaks y buena conducción. No hablamos de velocidad, sino de temple pero también de destreza y fuerza. Así que bien por Craig Waters. Lisa, esta vez, no le acusó de falta de «fire» enfrente de la audiencia; no hizo falta. Quizás por eso el tipo está aguantando en el puesto.
En general, lo de los BellRays es una ceremonia atemporal que tiene cabida en cualquier época, sea cual sea la moda imperante. Hay quien ha decidido bajarse del barco, achacando a la falta de un disco rompedor que le motive a asistir a sus conciertos. Craso error, pues el directo es tan rompedor y tan refrescante (nada mal para una banda con treinta y cinco años de carrera y más de veinte años viniendo a España frecuentemente) que los discos son casi lo de menos. Es más, el reciente Heavy Steady Go! me parece de lo más anodino que han grabado jamás. Sin embargo, el tema estrella de la noche fue «Snakes», del disco citado, con esa cadencia hipnótica que les llevó a estirarse como una vieja banda de jam y con Lisa ejerciendo de hechicera e improvisando sobre la marcha.
Antes abrieron la noche The Capaces, ofreciendo un recital enérgico que sirvió para arrancar una buena ovación de los asistentes. Opino que les sigue faltando material propio con un poco más de originalidad, pero no cabe duda de que saben estar a la altura de las circunstancias, sean estas las que sean.
Texto: Sergio Martos
Fotos: Fernando Ramírez