Para las personas que deciden acercarse a un instrumento como el bajo, la figura de Peter Hook debe ser básica, sus acordes son un referente por la importancia que han tenido en todos sus proyectos. Actualmente, él mismo declara que se muestra algo limitado en seguir evolucionando: Una de las cosas más extrañas de tener un estilo tan distintivo, es que no se presta a mucha experimentación. Por lo tanto, todo encaja con la propuesta que viene desarrollando en sus giras, que no es otra que el acto de nostalgia, punzante, cruda y sin segundas lecturas.
Curiosamente, si analizamos en global toda la música que sonó durante la noche, Hook apenas toca el bajo en la mitad de ella, una pena, porque cuando lo hace, el sonido que extrae de su instrumento, (su propio modelo Yamaha en color Burdeos, o bien uno de seis cuerdas repleto de pegatinas, incluida una de los Hells Angels de Liverpool) es pura esencia. Aunque valorándolo fríamente, es una táctica premeditada para que el espectador mantenga la atención adecuada.
Por otra parte, hay que tener en cuenta, que a pesar de que la banda suena muy compenetrada, sobre todo en los desarrollos instrumentales, y tanto en el trabajo de guitarras y apoyos vocales de David Potts, se pecó en el exceso de música grabada. Éste debería ser un punto a trabajar, ya que cinco miembros podrían desarrollar de forma más orgánica ciertos pasajes, para dotarlos de más crudeza y naturalidad, así como de más presencia escénica para ellos mismos.
Substance Live 2025.
Acto 1. New Order. Para marcar el terreno hacia el álbum sobre el que se basa la gira, y en los únicos cambios de setlist, que se van produciendo cada noche, “Vanishing Point” actuó de apertura, para rápidamente dar paso a uno de los momentos más interesantes del primer acto, la visita al “What Do You Want From Me” de Mónaco, un auténtico hit que metió a todo el mundo en el show. “Dreams Never End” significó la puerta de entrada al recopilatorio “Substance (1987)”, replicado en el mismo orden, en ocasiones con excesiva exactitud al concepto con el que se grabó, pero en otras, se aplicaron algunas líneas que lo dotaron de más empaque, como al eterno “Blue Monday”, con una introducción orgánica que la favoreció.
Acto 2. Joy División. Desprovistos de la coraza más enfocada al sintetizador, y ya en una clara tesitura más cruda, al igual que en el primer acto, se arranca con una selección al margen de “Substance (1988)”. Previa dedicación del show a la figura de Ian Curtis por parte de Hook, “The Sound Of Music”, “Twenty Four Hours”, “Glass” y “These Days” fueron las que nos arrastraron hacia el grueso del álbum protagonista, y que no hizo más que evidenciar la alargada sombra que tiene a nivel de influencias, ya sea el concepto punk rocker de “Warsaw”, o el post industrial de “Dead Souls”, Una de las interpretaciones con más alma sin duda fue “Atmosphere”, dedicada al recientemente fallecido Brian James, y que se enlazó con “Love Will Tear Us Apart”, un fin de fiesta colaborativo, y que funcionará eternamente.
Analizando los dos actos, y valorándolos en conjunto, sin duda éstos fueron altamente disfrutables y complementarios, pudiendo funcionar por separado, pero a la misma vez, no se entendería el uno sin el otro. Y aunque el dedicado a New Order se mostró más hermético en formas, contrastó con el dedicado a Joy División, más crudo y fluido, aunque, eso es una cuestión de gustos, y cada persona presente en la sala tendrá su opinión. Lo que, si tengo claro, es que al salir del local, me dieron ganas de volver a Manchester.
Texto: Oscar Fernández Sánchez
Fotos: Sonia Eireos Gallarin