Era difícil ya no superar, sino igualar el gran nivel de su anterior concierto en Barcelona (https://www.ruta66.es/2022/09/vivos/iq-razzmatazz-2-barcelona/), cuando los progresivos británicos IQ celebraban su 40º aniversario. Y es que hicieron un excelente repaso de toda su carrera, incluyendo temas de los dos infravalorados discos que grabaron con el cantante sustituto de finales de los años 80, Paul Menel.
Ahora venían a presentar su nuevo trabajo, Dominion, y afortunadamente no repitieron el error de su visita de 2014, cuando tocaron varios temas de The Road of Bones, disco que no aparecería hasta un mes después. Así, de Dominion solo tocaron la agradable balada “No Dominion” (la única pieza que el público conocía, ya que el disco justo estaba a la venta el día del concierto) y la larga y un tanto discreta “Far from Here”, que empieza como una nana y acaba mutando en algo tipo Porcupine Tree. De sus recientes discos The Road of Bones (un trabajo que gana con el tiempo) y Resistance tocaron, respectivamente, dos de sus mejores composiciones: la atmosférica “The Road of Bones” y “Shallow Bay”.
A pesar de que repitieron hasta seis temas con respecto a su anterior visita, el concierto tuvo algunos grandes momentos, arrancando ya con ese torpedo sonoro que es “Frequency”, seguida de la no menos potente “Sacred Sound”. También tocaron la canción principal del disco conceptual Subterranea y uno de los mejores temas de su carrera, “Guiding Light”. Le siguió un pelotazo como es “The Wake” (lástima que no siguiesen con “The Magic Roundabout”, su continuación en el disco en estudio), uno de los momentos más aplaudidos de la noche. Pero aquí hay que hacer un inciso importante: justo ahora se cumplen 40 años del que quizás sea su mejor trabajo, The Wake, por lo que no se entiende que solo tocaran el tema titular. Tampoco interpretaron nada de su primer álbum, Tales From the Lush Attic… Cierto es que tienen un amplio repertorio donde poder elegir, pero aparte de que para muchos nostálgicos esos dos álbumes son casi los mejores de IQ, no podemos olvidar que la formación actual cuenta con cuatro de los cinco miembros que grabaron esos discos.
Como consuelo, tocaron temas poco habituales pero de gran calado, como “Closer”, una bonita balada con momentos de batería hip-hop (sí), y la larga “Further Away” (del estupendo Ever), dedicada al gran Geoff Mann, primer cantante de Twelfth Night (que murió con tan solo 36 años…). Como bises, la magnífica “The Darkest Hour” (también de Ever) y la casi bailable “Ten Million Demons”, aunque no está entre lo mejor de su repertorio ni creo que sea un gran final de concierto. Mucho mejor hubiese sido la ya clásica y vibrante “Awake and Nervous” (algo así como el equivalente de “Roundabout” de Yes), un tema que siempre funciona en directo.
¿Y los músicos? Pues muy bien todos. Peter Nicholls sigue siendo un buen frontman y un cantante muy expresivo. Mike Holmes muestra su finura con las guitarras y esas líneas melódicas épicas dignas del mejor Hackett. Por su parte, la base rítmica de Tim Esau al bajo y Paul Cook a la batería suena muy conjuntada, con el añadido extra de pedales de bajo aportando profundidad. Por último, Neil Durant cumple a la perfección con su arsenal de teclados supliendo a Orford (muy bien el genesiano solo de “Further Away”, en la línea de Tony Banks). Mención especial para las fabulosas proyecciones que acompañaban todas y cada una de las canciones, mejorando notablemente las que se habían visto en anteriores giras.
Texto: Jordi Planas
Fotos: Fernando Ramírez