Vivos

1000mods – Stage Live (Bilbao)

 

Grecia tienes muchos elementos atractivos: historia, arte, gastronomía, naturaleza… y tralla. Mucha. Ya sabemos lo que es la furia de Zeus. O el semblante de Hades, soberano del Inframundo, porque un par de bandas griegas nos dejaron temblando en una noche más de jueves, que al final no fue un jueves más.

Abriendo la velada para 1000 Mods, un cuarteto poderoso, que factura un stoner de alto nivel, se presentaba el trío Frenzee. Griegos, pero con orígenes australianos, ya de salida, una mezcla curiosa, y encima tres hermanos, Adonis (un guitarra que bebe bastante de la técnica de Tom Morello), Nikos (batería sonriente) y Apollonia, muy rollo Pretoriana Furiosa si la comparamos con alguna figura cinematográfica y, sin ir más lejos, recordando por momentos a Amyl, la bestia rubia al frente de sus Sniffers. Parecida físicamente, procedente del mismo continente y con rabia para exportar.

Frenzee

El trío facturó un punk rock agresivo, abrasante y bien rápido. En menos de cincuenta minutos se cascaron un repertorio de dieciocho temas, cuando en los conciertos de Barcelona y Lisboa se quedaron en trece. Señal de que venían con ganas. Puede que el registro vocal de Apollonia no tuviera muchos matices, pero puso a la sala a cien. Temas como los dos iniciales, “100º” y “Say it” ya fueron una declaración de intenciones, y a partir de ahí zapatilla voladora (como los pies de Hermes) y más caña con “Rushed”, “Frenzy” (con su riff galopante), o la más rockera “What´s wrong with me”, por citar algunos temas. Tremendo el trío punk rock de Creta.

Y tras ellos llegaba la banda que enarbola la bandera del stoner griego. Procedentes de Peloponissos, y presentando su nuevo disco “Cheat Death”, 1000 Mods son un ariete, una máquina de riffs y creadores de atmósferas densas, pesadas y con todo tipo de velocidades. El cuarteto heleno demostró por qué están considerados como referente en su país de un género que, a priori, no nos imaginamos cuando hablamos de música griega, y ahí radica su grandeza.

Con “War Pigs” de los Sabbath sonando mientras hacían su aparición sobre las tablas, ya sabíamos que esto iba muy en serio, más allá de que sea una banda no demasiado conocida por estos lares. El inicio con los casi siete minutos de “Overthrown” fue implacable. Seguidamente “Electric Carve” fue otro gancho al hígado, y ya sin respiración casi, avalancha de temas pesados, densos, con cierto toque doom (pero no excesivo) como en “Road to burn” o riffs más thrasheros (“Claws”), porque tenían de todo para ofrecer. De su último trabajo, “Cheat Death” tocaron cinco temas, la mitad del disco.

Hasta sonaron a los Nirvana más reconocibles (“Warped”), tiraron de velocidad en “Speed” (obviamente) o bajaron revoluciones y se hicieron más psicodélicos con “Above 179” o “Into the spell”. De todo para ofrecer y todo gustaba, montándose un pogo bastante simpático en las primeras filas. El bis (esta vez exigido con vehemencia) tuvo dos canciones, la festiva y vacilona “El rollito” y “Vidage”, tan larga como la primera canción. Vamos, una vuelta al inicio, como el castigo de Prometeo pero de castigo nada, todo lo contrario.

Texto: Michel Ramone

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda