Encuentros

Standstill, adelante otra vez

 

No deja de parecerme caprichoso el cómo funcionan las bandas de culto. No suelen llenar estadios, pero llenan corazones. No encabezan festivales, pero protagonizan recuerdos. No venden millones de discos, pero sus canciones permanecen atrapadas en nuestra memoria. Y de todo esto, Standstill no fue una excepción. Empezaron haciendo ruido. Pero no ruido en plan “¡eh, miradnos!”, sino ruido de verdad: guitarras chicharreras, gritos crudos, catarsis post-hardcore. Eran jóvenes, estaban furiosos y lo cantaban en inglés. Luego, como si hubieran decidido bajarse del tren en una estación inesperada, dejaron los berridos de lado y cambiaron de idioma. “¿Qué pasará si lo decimos en castellano?”, debieron de preguntarse. Pues lo dijeron en castellano. Y funcionó. El próximo 27 de marzo estarán ofreciendo otro intenso concierto en la Sala Salamandra de Hospitalet de Llobregat (Barcelona) dentro del Let’s Festival.

El homónimo Standstill (2004) fue el álbum de reinicio. Entonces vino Vivalaguerra (2006), el disco donde se miraron en el espejo y vieron algo nuevo: un grupo que ya no solo rasgaba cuerdas ­–de guitarra y vocales–, sino que también se pensaba muy bien lo que escribía, para que todo el que quisiera escuchar lo entendiera (o no). La banda se volvió inclasificable, demasiado indie para algunos, demasiado comercial para otros. Luego llegó Adelante Bonaparte (2010) su obra más ambiciosa, un álbum complejo y largo –compuesto por 20 cortes repartidos en 3 partes–; una especie de muñeca rusa llena de canciones que, en vez de abrirse hacia dentro, te abrían a ti hacia fuera. Standstill se habían convertido en algo más que un grupo de música; eran una compañía artística que utilizaba los instrumentos como pincel.

Dentro de la luz (2013) fue el paso previo a decir “adiós”. No con un portazo precedido por ningún drama, sino comunicado como parón indefinido, sucedido con una serie de conciertos de despedida que tenían más de celebración que de funeral. Y ahí quedaron, en la memoria de quienes los vieron y en la incertidumbre de quienes nunca llegaron a hacerlo. Nueve años después del álbum en directo que recogió el testigo de aquella cita, la banda está de vuelta. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? ¿Por qué no más tarde? La respuesta es sencilla, pero difícil de explicar; como las emociones; como el desgaste que se convierte en ilusión, o las señales que provocan sensaciones que marcan tus pasos. Llamémoslo “intuición”. ¿Para la ocasión? Montefusco y compañía, en una gira que promete recordar, reinterpretar y –quién sabe si– abrir nuevas puertas.

Después de casi una década, Standstill vuelve a los escenarios. ¿Cómo ha sido la sensación de ensayar juntos otra vez?

La verdad es que fue increíble volver a sentir esa energía indescriptible desde el primer día que nos encontramos. Fue como si hubiéramos estado una semana sin vernos y no nueve años.

¿Qué ha motivado este regreso? ¿Era algo previsto, una posibilidad que siempre estuvo ahí, o ha surgido de manera espontánea?

Espontáneamente nos dimos cuenta de que el signo había cambiado y el desgaste se había vuelto ilusión de nuevo. Personalmente, durante mucho tiempo creí que eso no iba a suceder.

Si pudieras recomendar un solo disco de Standstill a alguien que llegue a vuestra música ahora por primera vez, ¿cuál sería?

En tanto que el disco más abierto y más completo en registros musicales, diría que Adelante Bonaparte. Pero eso no quiere decir que sea el mejor, para mí no tiene sentido hablar en esos términos. Lo bonito de todo esto es que cada uno coge lo que quiere y necesita de cada disco y en cada momento, y eso no es medible ni comparable.

Standstill al margen, ¿cuál es tu “disco de isla desierta” y por qué?

Obviamente cada uno te diría discos diferentes. Y yo cada mes escogería uno diferente. Ahora mismo me llevaría un grandes éxitos de Nina Simone, para saborear que de lo más doloroso se puede hacer lo más bello, sin renunciar a ser popular y sin renunciar a una técnica depurada.

Y en el cine, ¿qué película consideras imprescindible?

Muy difícil escoger una, pero mis directores preferidos son Fellini, Cassavettes, Herzog y Tarkovsky.

Después de tantos años escribiendo canciones, ¿cómo han cambiado tus influencias? ¿O siguen siendo las mismas?

Es imposible que no aparezcan nuevas influencias en la medida en que sigues activo escuchando música, leyendo, mirando cine o yendo al teatro. Con el tiempo creo que he aprendido a ir acumulando cosas interesantes (ideas, recursos, estéticas…) de las que echo mano cuando un proyecto me lo requiere. Cada proyecto tiene una voz propia, me pide unas cosas y no otras. Aunque admiro a muchísimos artistas nunca he querido emular a nadie en concreto.

¿Cuál ha sido la banda que, en directo, más huella ha dejado en ti?

Cada etapa ha tenido sus enamoramientos. Sin duda, en la primera etapa, Fugazi, Refused o At the drive-in fueron muy motivadores, por ejemplo. En la segunda etapa, ya en castellano, tengo la sensación de que las influencias más notables han venido desde las artes escénicas.

¿Hay algún libro que haya marcado tu manera de ver la música, el arte o la vida en general?

Siempre digo que leer Viaje al fin de la noche, de Louis-Ferdinand Céline, con veintipocos años fue una experiencia que me marcó profundamente.

Si pudieras colaborar con cualquier artista, vivo o muerto, ¿quién sería? 

Me encantaría que Romeo Castellucci hiciera nuestra puesta en escena.

¿Hay espacio para vuestras primeras canciones en inglés en vuestro regreso? ¿Qué podemos esperar de estos conciertos… y qué podemos esperar después de ellos?

 En el concierto de despedida tocamos 4 canciones en inglés. Era importante acordarse de esa época, aunque encajara menos en el viaje musical del concierto. Y en el repertorio de la gira de regreso hemos incluido una como gesto también.

Lo que vendrá después… aún no lo sabemos ni nosotros. Lo que está claro es que, si hacemos material nuevo, será cuando podamos hacerlo en las mejores condiciones y con la sensación de poder ofrecer algo importante.

Texto: Borja Figuerola

Fotos: Sergi Fornols

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