Encuentros

Scott Henderson, más diversión que virtuosismo

En la estela de Jeff Beck, Stevie Ray y Buddy Guy

El veterano guitarrista de Florida vuelve a visitarnos en marzo. Al contrario que en otras ocasiones, esta vez serán diez conciertos dentro de una amplia gira por toda Europa en la que presenta su última grabación, Karnevel!. Scott Henderson contará en la gira de presentación de Karnevel! con Romain Labaye (bajo), Archibald Ligonniere (batería) y Lina Mastalska (guitarra). El telonero será el guitarrista Jeff Aug. El 21 marzo estarán en Jamboree, Barcelona; 22, 16 Toneladas, Valencia; 23 Teatro Las Esquinas, Zaragoza; 24 Dabadaba, Donosti; 25 Urban Rock Concept, Vitoria; 26 Clamores, Madrid; 27 Porta Caeli, Valladolid; 28 Sala H, Ponferrada; 29 Albéniz, Gijón; y 30 Kafe Antzokia, Bilbao.

Scott Henderson es un guitarrista generacional. En concreto, para quienes su primer contacto con una música más allá de la radio fórmula fue con ese cajón de sastre que es la fusión. Si tuvieron la suerte de toparse con Tribal Tech, algo no complicado, sin duda tanto esta banda como su guitarrista Scott Henderson estarán en ese altar particular que tenemos cada aficionado a la música.

La carrera de este veterano está relacionada con el blues y el jazz, aunque su campo de actuación es la fusión y el jazz-rock, con un enorme reconocimiento a nivel popular. Nacido en 1954 en West Palm Beach, Florida, en sus años formativos estuvo influenciado por guitarristas como Jeff Beck, Jimmy Page, Hendrix o Ritchie Blackmore, así como por Albert King y Buddy Guy. Tras finalizar sus estudios universitarios se trasladó a Los Angeles. Apoyado por su maestría a las seis cuerdas, en los ochenta grabó y giró con tres grandes figuras del jazz-fusión: la Elektric Band de Chick Corea, el violinista Jean-Luc Ponty, y el teclista Joe Zawinul (Weather Report), con su Zawinul Syndicate.

Foto: A. Ikaniewicz

Es en esa época, 1984, cuando junto con el bajista Gary Willis formó Tribal Tech. Tras distintas formaciones, se incorporarían al grupo el teclista Scott Kinsey y el baterista Kirk Covington, configurando la formación de Tribal Tech por antonomasia. Si en las grabaciones iniciales hay una cierta sensación de placidez, su grabación de 1992, Illicit, más allá de la pura energía que desborda por momentos y de la fusión de distintos elementos, es un magnífico ejemplo de los terrenos por los que se encaminaría el jazz-rock en esa época. En esos momentos el reconocimiento para Henderson además de en lo musical como líder de uno de los grandes grupos de la época, llegará en lo instrumental, pues resultó ganador de las votaciones de las revistas especializadas Guitar Player (1991) y Guitar World (1992) como mejor guitarrista del momento.

Su siguiente disco, Face First (1993), más abierto a la improvisación que las obras anteriores muestra al cuarteto en plena efervescencia, con un Henderson sublime en «Boat Gig», que dedicada a Steve Ray Vaughan y Albert King, certifica que este fenómeno de las seis cuerdas puede bluesear —tocando y componiendo—cómo y cuando quiera. Tras giras y varios discos más el grupo decidió separarse para que sus integrantes lanzasen sus carreras individuales tras el disco del año 2000 Rocket Science. Posteriormente volverían a reunirse, publicando en 2012 el potente y muy recomendable X, que ponía al día su legado. Sin embargo, el grupo se disolvió en 2014.

Más allá de Tribal Tech, y de alguna propuesta como HBC (2012) junto con Jeff Berlin y Dennis Chambers, o del grupo de estudio Vital Tech Tones, Scott Henderson ha centrado su carrera en grabaciones a su nombre y giras que lo han llevado a todas las partes del mundo, incluyendo China o India. Aunque no se considera un guitarrista de jazz, en esas grabaciones nos encontramos con algunas aproximaciones más que notables. Entre esos discos a su nombre hay que resaltar sin duda el doble Live! (2005) en formato de trío, mostrando su potencia en el directo, y entre los de los últimos tiempos los más que notables People Mover (2019) y su última grabación, Karnevel! (2024).

Con toda la experiencia viajando y tocando frente a audiencias de lo más variopinto, ¿has observado reacciones diferentes dependiendo del bagaje cultural? ¿Las reacciones en España son distintas que en otros países?

Ciertamente, no. Tiene más que ver con el local y la ratio de hombres y mujeres en la audiencia. Cuando hay mujeres las audiencias parecen más vivas, mientras que cuando la audiencia es mayoritariamente masculina son más calmadas, de modo que uno siente que es más un taller que un concierto. El sonido también es un factor. La gente puede estar más incómoda y no responder tan bien si el sonido de la sala es malo o tenemos un mal encargado de sonido. Por fortuna solemos tener suerte tanto con el sonido de las salas como con los profesionales al mando de la mesa. En cuanto a España, tiene más que ver con los locales que con el país, aunque hay que decir que nuestra última gira en España fue muy divertido con muy buenas audiencias.

Durante su próxima gira europea presentará Karnevel! Casi cuarenta conciertos en cincuenta días. ¿Cómo te sientes al volver a la carretera?

Me encanta volver a la carretera y tocar cada noche. Aunque es imposible para cualquiera de nosotros reinventarnos cada vez que tocamos, disfruto intentando aportar nuevas ideas que no he tocado antes. Si soy capaz de conseguir eso aunque solo sea unas pocas veces cada noche, es suficiente para sentir que lo estoy haciendo bien.

Como habitualmente en sus grabaciones, usted ha compuesto todos los temas de Karnevel! Cómo disfruta más, ¿componiendo o tocando en directo?

Son dos formas de arte completamente diferentes y ambas tienen sus lados bueno y malo. Componer es un trabajo duro y puede ser muy frustrante. Un compositor famoso dijo: “Si estás pasando un buen rato componiendo, probablemente estés escribiendo un pedazo de mierda”. Es una afirmación que me parece divertida porque yo soy muy crítico con todo lo que escribo, y habitualmente no es algo divertido. Sin embargo, cuando la canción está acababa, hay un gran sentimiento de haber conseguido algo, lo que hace que merezca la pena todo el trabajo. Tocar en directo es completamente distinto, porque solo tenemos la oportunidad de un tiro y de que salga bien. El lado malo es que nunca estamos satisfechos con lo que tocamos. Sin embargo, si nos permitimos cierta auto compasión y nos damos cuenta de que nada es perfecto, y que la actitud es más importante que las notas, es posible ser lo más creativos y pasar un buen rato tocando.

Debe ser muy duro tocar los mismos temas cada noche. ¿Cómo os las arregláis para que la música siga sonando fresca y os enfrentáis a este reto?

Aprendemos más música de la que necesitamos para cada noche, así que podemos cambiar el set-list. En la música también hay sitios abiertos en los que podemos tocar diferente cada noche. Creo que es importante mantener un buen equilibrio entre la composición y la improvisación a modo de jam. Demasiado de alguno de esos elementos va a hacer que la audiencia no esté contenta. Además, depende de si en los conciertos tocamos un set largo o dos con interrupción. También depende de la sala. Alguna de nuestra música no funciona en salas con mucha resonancia y un montón de frecuencias bajas. No podríamos tocar una balada en una sala así. La música más interactiva la reservamos para salas con un sonido más agudo en las que nos podamos escuchar bien entre nosotros.

Supongo que estarás al tanto de que todos los guitarristas de los alrededores se acercarán a verte tocar. ¿Cómo se siente acerca de ser escrutado por otros músicos?

No me preocupa. Si alguien viene a examinarme cuidadosamente, se han equivocado. Cuando voy a un concierto estoy allí para disfrutar de la música, no para ser crítico de los músicos. Ese es un trabajo para los críticos musicales, que suelen ser unos quiero-ser-músico pero que no tienen ni idea de aquello de lo que están hablando. Sé que habrá guitarristas en la audiencia que pueden tocar con sus instrumentos cosas que yo no puedo, pero no es una razón para estar temeroso con esa realidad. Es una gozada que la guitarra sea un instrumento tan increíble a la que se puede aproximar de formas tan diferentes y en direcciones tan sorprendentes.

Tus grabaciones suelen recibir muy buena recepción tanto por parte de la crítica como de los fans. Sin embargo, la industria musical está a años luz de lo que fue. ¿Tiene planes para su próxima grabación?

Soy afortunado al no tener a gente de las discográficas o a productores diciéndome qué tengo que hacer en el estudio. Mis fans esperan que mi música cubra más de un estilo, algo con lo que las compañías no están cómodas porque no saben a qué mercado dirigir ese tipo de proyectos. Esencialmente, cuando uno se produce un disco, puede hacer lo que quiera. Todavía no tengo planes para una próxima grabación, pero ya he empezado a escribir algunas cosas, así que veremos cómo va.

¿Cómo es el trabajo como compositor? ¿Escribes teniendo en mente alguna grabación o compones como parte de una rutina diaria?

Cuando entro en modo compositor intento escribir algo cada día como parte de una rutina. Cuanto más estoy con la composición, más rápido consigo que vayan las cosas. También es más inspirador escribir una vez que hay una canción en marcha. Es en lo primero en lo que pienso cuando me levanto, no puedo esperar a ir al estudio y comenzar a trabajar. Cuando dejo de estar en ese modo durante unos cuantos días se corta el ciclo y es difícil comenzar de nuevo. Otro famoso compositor dijo: “La parte más complicada de componer es tener el culo pegado a la silla”. ¡Una gran verdad!

 

Texto: Pachi Tapiz

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