Quizás no gozaron de la fama de sus coetáneos, tampoco lograron colar grandes hits en las listas de éxito y, sin embargo, el revival mod no podría entenderse sin Squire. El grupo inglés liderado por Anthony Meynell fue una fuente inagotable de canciones pop perfectas en un momento de eclosión musical. La llama punk se estaba apagando en 1979 cuando la new wave, el post-punk y una incipiente generación de mods empezaron a encabezar una nueva era. No es necesario volver a subrayar el efecto que tuvo la película Quadrophenia en la juventud inglesa.
Lo que articuló esta ola modernista —más allá también del éxito de The Jam y del impacto de grupos como Secret Affair o The Chords— fue el álbum recopilatorio Mods Mayday ’79, grabado en directo en el local The Bridge House Cavern del East London. La idea surgió de los llamados mods mondays, en los que todos los lunes programaban en esta misma sala a bandas emergentes de orientación sesentera. Y Squire, que entraron de rebote en el disco Mods Mayday ‘79 al no estar programados, finalmente abrieron un concierto para el recuerdo en el que también participaron Beggar, Small Hours, The mods, The Merton Parkas y las estrellas de la velada, Secret Affair. Aquel encuentro y el posterior lanzamiento del álbum fue la primera piedra del mod revival.
Squire no tuvieron la fortuna de alcanzar el éxito, pero pueden defender su legado con la cabeza bien alta: pocos grupos de su generación atesoran canciones pop tan redondas como «My Minds Goes Round in Circles» (versionada ya en el siglo XXI por los asturianos Stanley Road); las adictivas «Get Ready To Go!» y «Walking Down the Kings Road»; su eterno himno «It´s a Mod Mod World»; o ya en los ochenta, una magnífica interpretación del «September Gurls» de Big Star, que acaban de reeditar en una inédita versión mono que capta la magia del tema original.
El grupo no se quedó atrapado en el cliché mod de los trajes de rayas y la adoración por los Who. Se abrían a otros universos musicales como el powerpop y, por momentos, adoptaron una visión original y atrevida que brilló en el single de 1982 «No Time Tomorrow», reeditado a finales de 2024 en vinilo. Squire siguen en la brecha. Bajo la dirección de Meynell, y con las recientes incorporaciones de su hijo James al bajo y Thomas en la batería, son uno de los grandes reclamos del festival de alma sixties Ebroclub que se celebra el fin de semana del 4 y el 5 de abril con un cartel realmente imponente.
Por un lado, el viernes 4 estarán los angelinos The Loved Ones de Bart Davenport, una máquina de r&b clásico perfectamente engrasada más de 30 años después de su álbum de debut; la fantasía pop y psicodélica de los jóvenes holandeses Mooon; y los guipuzcoanos Lie Detectors, una auténtica banda de rock and roll que, tras diez años de su explosiva aparición, sigue sin tener rival en directo. Los Detectors son sencillamente los mejores. Además de presentar las canciones de su nuevo doble single («Masaje uzbeko» / «Todo se rompe»), cuentan con un nuevo bajista en sus filas, Mikel Toyos, del grupo vascofrancés The Lookers.
El sábado la cosa no decae. Ni mucho menos. Además de Squire, los asistentes podrán disfrutar de la siempre fiable banda funk de Bilbao The Cherry Boppers (acompañada por la vocalista Patrica Reckless); el resucitado grupo gallego de freakbeat Fogbound y, seguramente la principal estrella de la noche, la cantante de soul de Nueva Orleans Acantha Lang.
Anthony Meynell responde a las preguntas de RUTA 66.
¿Sigue siendo este un mundo mod?
¡Siempre será un mundo mod mod! [Mod mod world en su respuesta en inglés]. Lo mod se reinventa constantemente, está presente en todo el mundo y, ante todo, es un estilo de vida.
Llevamos años escuchando que no hay relevo, pero no paran de salir bandas nuevas como The Molotovs, Laurie Wright o Sharp Class con los que habéis compartido escenario.
Así es. The Molotovs nos telonearon en 2023 en Brighton, con Sharp Class tocamos en el London Mods Mayday 2024 y Laurie Wright tocará en el mismo evento este año. Todas estas nuevas bandas son excitantes y tienen esa energía juvenil que me recuerda al revival mod de 1979. Tanto nosotros como Secret Affair y Purple Hearts estamos encantados de compartir escenario con ellos. Al final, somos músicos y disfrutamos de la camaradería de estar juntos, además de la emoción que produce ver las interpretaciones de estas bandas con influencias mod.
Sin Squire no hay Mods Mayday. Es una combinación perfecta.
Creo que solo nos perdimos uno en 2022, y aún no estoy seguro por qué. Sin embargo, lo hemos compensado con creces porque creo que hemos tocado en más Mods Mayday que cualquier otra banda. Y Squire además fue la primera banda en subir al escenario en el Mods Mayday original en el Bridge House en 1979. En el Reino Unido hay una superstición que dice: si los cuervos de la Torre de Londres desaparecen o vuelan lejos, la monarquía caerá, y con ella, Gran Bretaña. Así que creo que si algún día Squire deja de tocar en el Mods Mayday, el estilo [mod] desaparecerá y ya no habrá más Mods Mayday.
¿Es cierto que en aquel evento inaugural de 1979 os añadieron al cartel en el último momento porque estabais allí por casualidad?
Tocamos una vez con The Mods, y nos dijeron que su próximo show sería en el Bridge House, en un festival mod. No habíamos sido invitados, pero nos dimos cuenta de lo importante que sería estar allí, así que alquilamos una furgoneta y llevamos todo nuestro equipo para intentar que nos dejaran tocar. El gerente del espacio dijo que no había sitio para más bandas, pero que si The Little Roosters no se presentaban, podríamos ocupar su lugar. No aparecieron, y pudimos tocar. No sabíamos que el concierto también se iba a grabar para un álbum en vivo, así que fue una doble ocasión especial para nosotros: pudimos ver y conocer a todas las otras bandas y terminamos apareciendo en el LP.
En vuestro canal de YouTube hay un programa especial de la BBC con un reportaje sobre aquella escena mod emergente en Londres. Las imágenes son increíbles.
Ese programa captura perfectamente la emoción y la inmediatez de aquella época. Nadie sabía que iba a haber un revival mod hasta que la prensa y la televisión lo descubrieron y lo convirtieron en un fenómeno nacional. Hasta entonces, era algo muy localizado y exclusivo. La ropa, la música y el estilo tenían un toque auténtico y genial. Me imagino que debió de ser como vivir en 1965 y formar parte de algo realmente especial. Todo explotó con el estreno de Quadrophenia. Y nosotros nos habíamos adelantado varios meses a las demás bandas.
Squire no tuvo la popularidad de Secret Affair o The Jam, pero ciertamente sabíais cómo escribir una buena canción. ¿Alguna vez te frustró no haber llegado a las listas?
Estuvimos a punto con «Walking Down the Kings Road», pero la discográfica no prensó suficientes copias y las tiendas se quedaron sin discos. Perdimos nuestra oportunidad. Habría sido divertido estar en las listas y en la televisión porque las canciones serían recordadas como los clásicos pop que merecen ser. Sin embargo, la falta de éxito también me dio la oportunidad de crear mi propio sello discográfico, hacer más discos geniales y ser dueño de ellos. Mientras que las otras bandas se terminaron separando y no son dueños sus grabaciones, yo siempre he podido mantener vivo a Squire y hacerlo eterno.
¿Crees que se ha hecho justicia con todas las bandas con las que compartiste escena? No sé si la etiqueta «revival» pudo haber perjudicado vuestras carreras. Al final, solo erais jóvenes estilosos que hacíais pop.
¡Exacto! En el Reino Unido, la prensa musical y la gente de las discográficas eran lo suficientemente mayores como para haber vivido la escena mod de los años sesenta y comparaban el revival de 1979 con la década anterior en lugar de ver un híbrido entre punk, pop y mod. Era otra época, y practicábamos un estilo diferente, pero lo desecharon por ser una simple copia y nos terminó perjudicando. Gran Bretaña tiende a privilegiar la novedad frente a la nostalgia. Sin embargo, fuera del Reino Unido sí era algo genial. Cuando fui a California, aquello formaba parte de una tradición musical que abrazaba la música original de los sesenta, la nueva escena psicodélica paisley underground, las bandas de garaje, el ska, etc. Allí se valoraba la calidad musical y no si encajaba o no en un molde determinado.
Estáis reeditando parte de vuestro material más antiguo? «No Time Tomorrow» sigue siendo una canción muy original. ¿Cómo se te ocurrió incluir la intro de Beethoven?
Las reediciones surgieron durante la pandemia, cuando no podíamos tocar en vivo. Quería crear una serie de singles que celebraran la trayectoria de Squire en orden cronológico y volver a ponerlos a disposición del público. Siempre he considerado a Squire una banda de singles. Después de grabar «No Time Tomorrow», buscaba una intro especial que marcara un nuevo comienzo para la banda, como una fanfarria. Recordé la escena de la película Help! de los Beatles en la que en un estadio de fútbol se canta el «Himno de la alegría». Pensé que tendría que tocar la melodía en la guitarra, quizás al revés, pero descubrí para mi sorpresa que la grabación de Beethoven estaba en la misma tonalidad y tempo que «No Time Tomorrow». Así que la edité en casa y luego la mezclé en el estudio con un VL-Tone de Casio para ocultar la edición. ¡Encajó perfectamente! Aunque en su momento fue solo una idea, el resultado marcó un hito para Squire.
¿Por qué tanto entusiasmo por lanzar la versión en mono de «September Gurls»? ¿Es esta una aproximación mejor a la versión anterior?
Sí. Cuando grabé «September Gurls», quería una versión en mono y otra en estéreo, como en los discos de los sesenta. La versión en mono tiene una energía y un enfoque que realmente le dan vida a la canción, especialmente en una época, los años ochenta, en la que los estudios estaban obsesionados con los efectos digitales y hacer que todo sonara «moderno», grande y en superestéreo. Pero para mí, eso distraía la interpretación de la banda. Estaba tan acostumbrado a hacer maquetas en mono que, cuando llegué al estudio, solo quería más de lo mismo.
Texto: Jon Pagola