Encuentros

Chime School, californianos de corazón británico

 

Pocas veces el nombre de un grupo te lleva inmediatamente a adivinar la música que hace como el de este cuarteto californiano. Bueno, cuarteto es un decir, porque aunque en directo se refuerce con tres músicos más, Chime School es el proyecto unipersonal de Andy Pastalaniec, un vecino de San Francisco que ama dos cosas por encima de todo: el pop independiente británico de los años 80 y las tintineantes guitarras de doce cuerdas del jangle pop canónico.

Sus dos discos enseñan sin tapujos qué tipo discos dominan su colección, y  demuestran su capacidad de reproducir con personalidad propia un sonido que encandilará tanto a los seguidores de las primeras bandas de Creation, el folk rock sesentero y la parte más retro del Paisley Underground, léase The Three O’Clock, como a los consumidores de pop energético y guitarrero.

Su segundo disco, The Boy Who Ran the Paisley Hotel (Slumberland Records), supone un paso de gigante con respecto a su debut. Pastalaniec  vuelve a ocuparse de todos los instrumentos y la producción, pero suena más seguro de sí mismo, mucho mejor compositor y productor. A finales de este mes de marzo recorrerán nuestro país en una larga gira en la que promete mucho más volumen y energía que en el disco, sin abandonar su característico sonido melódico.

21-22, Madrid Popfest!; 23 – Santander, Escenario Santander; 24 – Oviedo, La Salvaje; 25 – Bilbao, Kafe Antzokia; 26 – Zaragoza, La Lata De Bombillas; 27 – Ourense, Café Cultural Auriense; 28 – Vigo, Supersonic; 29 – León, Babylon

Eres un gran fan del pop anglófilo. ¿De dónde viene esa preferencia por esas bandas británicas de guitarra indie que tanto te gustan? Imagino que nunca fueron demasiado conocidas en Estados Unidos en su momento. 

Todo empezó con mi devoción adolescente por el pop de los 60. Llegué a obsesionarme con los grupos de guitarras de esa época, británicos y estadounidenses, pero también por los girl groups o el pop barroco, para enganchar después con el power pop a través Big Star y la multitud de grupos que le daban un toque setentero a la música de los 60. Llegué al pop indie a través del punk, pero no tardé en conocer bandas inspiradas por el sonido de los 60, y me di cuenta que incluso algunas que nacieron con el punk comenzaban a buscar inspiración en aquella época.

La primera vez que escuché «Gentle Tuesday» de Primal Scream fue una revelación absoluta. Ahí estaba el sonido grande que escuchaba en mi cabeza al oír a The Byrds, y que estos nunca llegaron a conseguir. La primera vez que escuché a Teenage Fanclub fue algo parecido, como una puesta al día de Big Star. Luego ya me metí de lleno en ese mundo. Los grupos indies de los 80 y 90s, muchos de ellos británicos, intentaban poner al día la música que me gustaba de una manera que me ayudó a  componer mi música.

Melódicamente hay algo particular en esos grupos británicos más relacionado con la escala mayor y menos con el blues. No es tan “rock n roll” como el power pop de los 70 o el primer punk, no hay tanto r&b, es más pop. No es que no me guste ese tipo de música, también es muy importante para mí, pero ese detalle es crucial para distinguir la influencia que tuvo en mí la música británica independiente de los 80.

Al mismo tiempo, creo que hay un paralelismo entre esas bandas británicas de guitarras indie de los años 80 y algunas escenas estadounidenses casi contemporáneas como el Paisley Underground. ¿Lo reconoces como influencia?

Conocí a Steve Wynn cuando tenía unos 20 años, trabajando en KDVS 90.3FM en Davis, la emisora de radio universitaria. Steve Wynn, Kendra Smith y Russ Tolman tuvieron programas de radio allí cuando estaban en la universidad: las semillas de Paisley Underground. Steve estaba allí para una entrevista de radio, y conocerlo fue genial para un chaval como yo. Por supuesto, pensé que era una escena fantástica, pero incluso así, siendo yo mismo estadounidense y estando más en el espectro del rock universitario, tenía un sabor muy norteamericano e influido por el blues, por lo que realmente no me sirvió como trampolín hacia los grupos del Reino Unido.

Dicho esto, estoy increíblemente orgulloso de ser de California, siempre trato de mantener ese estilo de pop psicodélica y soleado. El Paisley Underground es superimportante para mí. Tengo un póster en mi casa de The Three O’Clock que supuestamente fue fotografiado en el Arboretum de UC Davis, y siempre ha sido una especie de guía de estilo.

Chime School es una especie de one man band en lo que se refiere a sus discos, tú te ocupas de todo. ¿Es una decisión que surge por necesidad o simplemente una decisión artística?

Soy un guitarrista, compositor y productor musical autodidacta. Al principio, tuve la necesidad de hacer las cosas solo, de tomarme todo el tiempo que necesitara para desarrollar una parte musical o superar mis limitaciones como productor. El primer disco me llevó mucho tiempo, era algo nuevo para mí. Ahora soy mucho más competente, pero creo que sigue siendo más rápido y más cómodo grabar solo en casa, donde tengo un estudio casero, muy sencillo, por cierto.

Hay algo curioso en la batería. Eres baterista, pero programaste la batería en tu primer disco (y sospecho que también en el segundo), algo que no es muy habitual en el tipo de música que haces. ¿Por qué?

¡También programé la batería en el segundo disco! Cuando eres baterista, programar la batería es como la máxima expresión de tu habilidad. Sí, por supuesto que podría tocar todo esto, pero en lugar de eso, simplemente lo programo, y de esa manera no tengo que perder el tiempo con micrófonos ni tocar con claqueta ni nada, y puedo reorganizar una canción cuando quiera (extender un solo, agregar un puente, lo que sea), sin tener que volver a grabar la batería.

¿Cómo es San Francisco para una banda como Chime School? ¿Hay alguna escena en particular en la que encajes? Puedo verte llevándote bien con gente como Kelley Stoltz…

Kelley es el mejor. Es como una especie de hermano mayor en la escena. Te lo puedes encontrar trabajando en Grooves (una tienda de discos) o en Real Guitars (una de guitarras), y siempre tiene una historia o algún consejo sobre lo que estés tratando de averiguar. De hecho, le compré mi primer amplificador de guitarra para una gira, un Vox AC15 que había sido modificado para dos altavoces de 10″, el mismo que usó cuando tocó la guitarra para Echo and the Bunnymen en una gira por Japón. Ese amplificador estaba lleno de riffs.

Pero sí, además de Kelley, me siento honrado de ser parte de un linaje indie pop en San Francisco a través de Slumberland Records. Cuando empezó Chime School, yo tocaba habitualmente con otros grupos como The Reds, Pinks and Purples, The Umbrellas, April Magazine, Sad Eyed Beatniks, Flowertown, Tony Jay… Ahora hay muchos más grupos, y aunque en cierta medida muchos de nosotros hemos separado nuestros caminos, es una escena muy sana, madura, en la que muchas de las bandas que empezaron localmente han girado más y han pasado a cosas más grandes. Sin embargo, todos tenemos raíces en el hazlo-tú-mismo, un ambiente en el que una habitación pequeña en la que tocas  con tus amigos te hace sentir como en tu casa.

The Boy Who Ran the Paisley Hotel suena más completo y contundente que tu primer disco, y al mismo tiempo mejor arreglado.

Mi objetivo era mejorar la producción. El primer LP tenía un sonido más al estilo de Sarah Records, no solo porque esa música me influyó mucho, sino también porque estaba muy limitado como productor. Una vez que tuve el estudio bajo control, exploré otros sonidos y descubrí cómo conseguir un sonido más grande. En realidad, gracias a esa experiencia, me llevó menos tiempo grabar el nuevo disco.

Además, se te nota más seguro en cuanto a la composición de las canciones. ¿También lo ves así o estás demasiado cerca de las canciones como para notar la diferencia?

La composición de Paisley Hotel está más pensada, sin duda. Algunas de las canciones del primer disco fueron las primeras que escribí. Cuando empecé a escribir material para el segundo disco, era mucho mejor músico, así que las ideas empezaron a surgir más rápidamente. También utilizo el estudio como herramienta de composición, así que mis habilidades como productor me permitieron llevar mi creatividad más allá también.

¿Cómo cambia el sonido cuando toda la banda toca tus canciones en vivo?

Tengo la enorme suerte de contar con tres compañeros de banda geniales: Phil Lantz en la batería, Josh Miller en el bajo y Garrett Goddard en la guitarra. Los tres han estado en innumerables bandas y son músicos supertalentosos. Creo que una buena canción se puede tocar de cien maneras diferentes; después de todo, una canción es solo acordes y una melodía. El sonido es más fuerte, más ruidoso y rockero, y por lo tanto más divertido. Me encanta que la banda de directo consiga algo distinto.

¿Es tu primera visita a Europa? Me extraña que no hayas tocado en UK

¡No es nuestra primera vez! Tocamos en el Paris Popfest el pasado septiembre y luego hicimos una gira de diez shows por el Reino Unido para promocionar el lanzamiento del nuevo álbum. Nos lo pasamos genial. Volveremos a Glasgow en julio para tocar en el festival Glas Goes Pop, y daremos algunos conciertos más en el Reino Unido. Dicho esto, estoy increíblemente emocionado por la gira por España, que también será mi primera visita al país. Siento que la música de guitarras sigue siendo importante en España. Otros artistas californianos como Kelley Stoltz y Bart Davenport llevan girando por ahí durante décadas, así que tengo muchas ganas de compartir nuestro set con la buena gente de ahí.

 

Texto: Carlos Rego

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda