Al aficionado a la música le cuesta mucho comprobar como una escena musical y sus bandas favoritas se van apagando con el paso del tiempo. Nada se libra del inexorable paso del tiempo, y produce una enorme desazón el no saber hacia dónde se dirige la música. En el caso particular del rock australiano es reconfortante comprobar cómo todavía quedan bandas que tienen mucho que decir, que la capacidad de agotarse queda todavía lejos.
Cada vez que se habla de rock australiano, es inevitable citar a Radio Birdman, The New Christs y Cosmic Psychos como los baluartes que dieron forma y los pilares sobre los que se sustentó la escena. Pero hay que ser realista: la escena ha continuado durante décadas y es injusto que el velo del pasado cubra el presente.
Viene esta reflexión a colación porque en la actualidad los Volcanics representan lo mejor del rock australiano y, por derecho propio, es hora de que se les añada a la lista de las bandas sagradas. Atesoran una sustancial discografía, sin ninguna mancha, su currículo carece de defectos e irradian una clase sobre el escenario que ya les gustaría a otros grupos tener al menos la mitad. Ya van tres visitas a España (2014, 2019 y 2025) y el poso que han dejado recuerda a los diferentes pasos de las anteriores tres bandas mencionadas. Es decir, noqueo mental, sobredosis de endorfinas y baterías cargadas para afrontar la vida los próximos meses.
No se prodigan en el compadreo con el público que, en definitiva, no aporta nada salvo cortar el éxtasis. Descarga sonora sin pausas, a veces enlazando temas sin ninguna pausa salvo el cambio de ritmo en la batería. Esto ya lo inventaron los Ramones, y se agradece que haya grupos que sigan la estela del blitzkrieg rock.
El grueso del repertorio consistió en temas de “Volatile World”, el último álbum, junto con clásicos de discos anteriores. ¿Momentos inolvidables para el recuerdo? Pues muchos, pero las versiones de «Loose» (The Stooges) y «Long Tall Sally» (Little Richard) es imposible que se hundan en la memoria. Puestos a poner una crítica hay que decir que no tocaron «So Cold», su mejor tema y que siempre han tocado en Madrid. No puedo imaginar un concierto de los Stones donde no toquen «Jumpin’ Jack Flash». Es reconfortante saber que, de momento, el rock australiano está muy lejos de la inactividad neuronal.
Texto: Manuel Beteta
Fotos: JF León