Conocidos por su sonido de raíces profundas y fusión de country, folk y rock clásico, las armonías vocales de los hermanos Jack Torrey y Page Burkum nos visitaron el pasado 8 de Febrero en la sala El Loco de Valencia para presentar su último álbum “Every Time I Think About You”.
Un concierto que desplegó lo que realmente define sus directos: la enorme química del dúo de Minneapolis en el escenario, junto con una producción de sonido impecable que traslada al público a un tiempo donde las canciones de amor y las historias de la vida cotidiana se contaban con nostalgia y autenticidad (recordando a los Everly Brothers).
Desde los primeros acordes de “Something’s got a hold” y “Clown Collector” la banda logró mantener la conexión con su público a través de un setlist cargado de energía nostálgica, y a la vez manteniendo la frescura, alternando canciones más rítmicas con otras más introspectivas. «I,m calling you” y “Ain’t no good in Mexico”, «Mississippi» y baladas como “Statues” se entremezclaron para resonar con más fuerza llegando hacia el final con “Stoplight Kisses” en el bis terminando finalmente con la balada de tinte ranchero “Adiós María” (para mayor deleite de los asistentes con sombreros de cowboy en la sala).
Sin necesitar grandes despliegues visuales ni monólogo de solos y acompañados por su banda habitual—Jeremy Hanson en la batería, Jacob Hanson en la guitarra y Phillip Hicks en el bajo, la presencia en el escenario de The Cactus Blossoms, tranquila pero segura y sin forzar la interacción, hizo que el público respondiese creando una atmósfera íntima y cercana, como si estuviera escuchando a amigos tocar en una sala pequeña.
Si te gustan los sonidos de la música americana clásica, The Cactus Blossoms sabe combinar las influencias profundamente enraizadas en el pasado con una sensibilidad contemporánea. Hubo hasta una dedicatoria para aquellos que estuvieran recién casados en la sala…como en las películas. De todos modos, si había alguien que se acabara de separar entre el público, seguro que su música le habría recordado todo lo bueno.
Texto y fotos: Ana Fernández
