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Julie – Razzmatazz 3 (Barcelona)

La primera vez que escuché hablar de Julie la verdad es que me dio una pereza terrible ponerme a escucharlos. La enésima banda que hace nu-gaze, imita a Sonic Youth y ficha por una multinacional. Además, parece ser que eran la nueva promesa de TikTok en un momento en que el shoegaze y el dream pop lo petan en esta plataforma. Ya estoy mayor para esto. Pasando.

No fue hasta unos meses después que el algoritmo de Spotify (aquí se nota el salto generacional) decidió que debía escucharlos. En ese momento caí rendido ante estos tres chavales (Keyan Pourzand, a la voz y guitarra; Alexandria Elizabeth, a la voz y el bajo; y Dillon Lee, a la batería) de Orange County, California, que llevan tocando juntos desde la secundaria.

Su música es algo así como meter en una batidora a My Bloody Valentine, The Jesus and Mary Chain, Slowdive, Dinosaur Jr., Nirvana o los ya mencionados Sonic Youth. Es decir, guitarras afiladas, bajos contundentes y toneladas de ruido que entierran las melodías que van alternando los dos cantantes. Como unos Bar Italia que se han juntado con los Smashing Pumpkins más ruidosos y menos artys. O sea, todo lo que me gusta en un solo grupo. Ya he caído en el hype.

En su primer concierto de Barcelona, un día después de su concierto en Madrid y unos pocos meses antes de su paso por el Primavera Sound, presentaron ‘my anti-aircraft friend’ (Atlantic Records, 2024), un álbum debut que evita el ejercicio de nostalgia gratuita para traer el sonido noventas más noise a una nueva generación de oyentes hiperjóvenes. Y esto se notó en el aforo, que reunía casi más público Z que de otras edades.

A lo largo de una hora y cuarto nos dejaron a todos absolutamente flipando. Muchísima distorsión, muchísimo saber hacer, muchísima actitud, muchísimas guitarras, muchísima sincronización entre los miembros del grupo, algún que otro problemilla de sonido y una lista de temazos: “catalogue”, “very little effort”, “clairbourne practice”, “skipping tiles” y “flutter”, entre muchos otros. Lo que por edad podría haberse quedado en un concierto de centro cívico fue más bien una magistral lección aprendida del indie más ruidoso de las últimas décadas.

Desde luego, Julie son una anomalía. Es una banda que ha viajado en el tiempo desde hace unos 30 años hasta el día de hoy. Y, por suerte, parece que piensan quedarse.

 

Texto: Álvaro Rebollar

Fotos: Sergi Fornols

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