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DITZ – Upload (Barcelona)

 

La acatisia es una condición de inquietud interna y de incapacidad para estar quieto y que se puede manifestar en cualquier parte del cuerpo. La figura de Cal Francis, podría ser un reflejo de ello, ya sea por sus movimientos, por la necesidad de visitar cualquier rincón de la sala en horizontal y vertical, o por la interacción constante con el público, ofreciendo un concepto de personalidad propia, mostrándose como en un segundo plano o de manera más presente en un modo más físico.   

 

Por otra parte, esto contrasta con la banda, que como si de otra escena paralela se tratara, se adentran a su suerte en una experiencia sonora inmersiva, creando el ambiente y el entorno adecuado a base de sonidos crudos. lúgubres y tajantes, e incluso asociados al metal, donde los espectadores reciben los estímulos adecuados para concentrase en todo lo que está ocurriendo a su alrededor.

Volvamos a Cal Francis, y a su despliegue de medios, que hacen que el show genere una sensación de caos que sobrevuela el escenario en todo momento. De inicio (y durante todo el concierto), se encarga de ingerir y compartir la bebida necesaria para crear el ambiente adecuado, gestionar al público según necesidad, organizar mini “circle pits”, adentrarse y encaramarse entre la multitud, configurar la iluminación de la sala, o apilar los altavoces para poder colgarse de la parte superior del techo del local, Curiosamente, todo eso trasmite una sensación de control sobre lo que está haciendo, y encaja en cómo va desarrollando las interpretaciones vocales, ya sea dejándolas caer con dejadez, o bien en modo frustración rabiosa.

Ahora volvamos a la banda, que, si bien no es el centro de las miradas, su trabajo es el que mueve todo, perfectamente compenetrados y aplicando un set equilibrado entre dos partes. Podríamos decir que la primera se destinó a su reciente trabajo “Never Exhale (2025)“, y la segunda a trabajos anteriores, donde la catarsis ruidista se interiorizó con la calma, generando una banda sonora al caos controlado al que hacíamos referencia anteriormente.

Todo lo anteriormente mencionado, la buena sintonía de la banda y lo ofrecido sobre el escenario sería una de sus mayores virtudes, que con el tiempo les debería ayudar marcar el camino a seguir, especialmente cuando aprendan a controlar todavía más, sus inquietudes, y lleven su evolutivo hacia otro nivel.

Por último, hacer referencia a la banda local Hazme Caso, que se subieron previamente al escenario para ofrecer un pop de marcada energía noise, y que trasmitió juventud en todos los sentidos, en un formato básico de guitarras que cada vez cobra más importancia en las nuevas generaciones.

 

 

Texto: Oscar Fernández Sánchez

Fotos: Sonia Eireos Gallarin / Álvar Luis Gabaldà

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