Mismos referentes literarios, musicales y audiovisuales compartidos prácticamente desde la cuna. Pauline en la playa celebran veinticinco años de carrera musical de la mano, pero muchos más compartiendo hazañas e intereses entre hermanas. Alicia y Mar Álvarez se criaron entre estanterías repletas de lecturas en la librería Paradiso de Gijón que regenta su padre. El ambiente sumamente cultural les ayudó a formar un carácter que pasaría, inevitablemente, por la música. De ese crecimiento de la mano de lo musical pasarían a ser uno de los referentes en el llamado “Xixón Sound”, el movimiento referente del indie en la ciudad asturiana.
Las hermanas Álvarez presentan ahora su octavo disco, Los días largos (2025), una marca sello de la banda que incorpora algunas novedades como toques country en canciones como Yo podría ser John Wayne. Un cuarto de siglo de la mano con experiencias y aprendizajes de todo tipo que ambas hermanas celebran a través de este trabajo. Hecho a fuego lento para llegar a componerlo cómo ellas quieren, sin prisas, Pauline en la playa vuelve a producir su trabajo de nuevo; esta vez, además, con el soporte de Luca Petricca, productor y buen amigo.
Ocho discos y veinticinco años de trayectoria que se dicen pronto. ¿Qué aprendizajes os lleváis por el camino?
Muchas cosas, porque la música independiente tiene muchas dimensiones. La principal es la parte creativa: que el proyecto siga creciendo de manera natural porque sigan surgiendo canciones dentro de nosotras que lo alimentan. No dejamos de aprender porque la música siempre nos lleva por caminos nuevos a la hora de crear. En 25 años ha habido muchos cambios: de lo analógico a lo digital, la piratería, la muerte y resurrección del vinilo, los festivales y los macro festivales, las discográficas mandando, las plataformas de streaming mandando todavía más… Casi lo más importante que hemos aprendido es lograr sobrevivir a todo eso siendo fieles a una idea de gestión independiente y creativa.
En todos estos años, ¿qué es lo más bonito de poder componer e ir juntas de la mano en este proyecto como hermanas?
Pauline es una extensión de nuestra relación familiar. El grupo se ha ido convirtiendo en algo muy orgánico. La sensación no es que tienes un proyecto o un curro, sino que Pauline es parte de nuestra identidad.
¿Cómo a día de hoy os sigue influenciando vuestro pasado creciendo unidas en la librería de vuestro padre?
Haber crecido en la misma casa, con los mismos referentes literarios, musicales y visuales -en nuestra casa tambien había mucha cultura audiovisual- hace que siempre tengamos un universo común compartido que, aunque se ha ido alimentando ya por separado desde hace muchísimos años, tiene los mismos pilares para ambas.
¿Qué buenos recuerdos musicales os lleváis de esos años formando parte del Xixón Sound?
La sensación de que ahí nació todo para nosotras, porque treinta años después seguimos dedicadas a la música y al mundo de la cultura. Lejos de ser una experiencia de juventud o generacional, fue el comienzo de una forma de vivir y trabajar que se mantiene hasta hoy. No somos las únicas: dentro de esa generación muchos amigos músicos siguen desarrollando actividades musicales y culturales, así que nos sentimos muy afortunadas de haber vivido ese momento con tanta intensidad en nuestra ciudad y bien rodeadas por personas creativas.
¿Cómo fue el proceso de composición de Los Días Largos?
Poco a poco y con mucho mimo. Cuando ya tenemos un buen número de canciones, las ponemos en común y empezamos a dibujar lo que será el disco. A partir de ahí empezamos a trabajar ya con la idea de un álbum. Los días largos es un trabajo muy melancólico, con mucha ensoñación. Ese es un poco el nexo entre todos los temas: la evocación de esos instantes que se te quedan en la memoria con mucha fuerza, aunque hayan sido fugaces.
Aunque seguís con vuestro sonido definido habitual, incorporáis toques country en temas como “Yo podría ser John Wayne”. ¿Cómo surgió esta influencia para esta canción?
Siempre trabajamos cada tema de forma individual, dándole lo que creemos que pide a la hora de ir construyendo los arreglos y de incorporar el resto de instrumentos. En este caso, la letra, hablando de John Wayne, nos permitía hacer un juego con los arreglos de guitarras y sintetizadores y llevarlo a un dream-folk así evocador.
En la parte de grabación, habéis optado por producir también vosotras mismas el disco. ¿Cómo fue esa experiencia y hacerlo también en compañía de Luca Petricca?
Todos los discos que hemos sacado hasta la fecha los hemos coproducido siempre. Es una parte del proceso musical muy importante para nosotras porque desde que componemos y montamos las canciones ya tenemos claro cómo queremos que suenen. Para este disco volvimos a llamar a Luca Petricca, con quien ya es la tercera vez que coproducimos y con quien siempre es un placer muy grande trabajar. Compartimos amistad desde hace treinta años y nos conocemos muy bien, así que siempre es fácil, divertido y lleno de ilusión. Lucca es un gran melómano muy exigente que se entusiasma con el proceso de la producción, que no deja de explorar y querer perfeccionar, y eso lo valoramos mucho.
Este disco, como vuestros anteriores, parece cocinado bien a fuego lento, sin prisas para sacar nuevo material. ¿Es la filosofía de la banda?
Si, ya desde El mundo se va a acabar, los tiempos suelen ser de unos cuatro o cinco años entre uno y otro, que es el tiempo que hemos visto que necesitamos para poder llevar a cabo los discos con la calidad que le exigimos al proyecto y que además nos permite poder conciliarlo con toda nuestra otra actividad profesional creativa, que siempre es muy intensa.
¿Qué planes tenéis para el directo de este nuevo disco?
Acabamos de presentar el disco en el teatro Jovellanos de Gijón. La próxima fecha será en Madrid el 27 de febrero, en la Sala Clamores. Ahora mismo nuestra oficina trabaja en la gira, así que la idea es presentar Los días largos durante este 2025 por toda España.
Texto: Karen Montero