
El Negufest es una iniciativa que presenta casi una quincena de conciertos en distintas salas de Bizkaia entre finales de diciembre y mediados de febrero. No es que haga mucha falta dinamizar al público de por aquí, pero siempre viene bien menear el avispero cuando el frío aprieta y el cuerpo a veces pide manta y peli.
Y en su primera edición, abierta por Tarque y sus compinches el pasado 28 de diciembre, se cuentan catorce citas, dos de ellas en la Sala Santana el mismo sábado. Primero en el espacio más multitudinario tocaron Los Zigarros y acto seguido, en la planta de arriba mucho más íntima, se celebraba el Mocker´s Day, una cita que conforma un cartel formado por bandas influenciadas por los sonidos de raíz americana. Y en esta ocasión Micky & The Buzz, Tiburona y The Cherry Boppers fueron los escogidos para hacer mover el esqueleto a los presentes.

Pero antes Los Zigarros llenaron una sala con ganas de bailar, porque el sábado fue noche de bailongos y bailongas empedernidas. El cuarteto valenciano tiene mucho éxito por el norte, no había más que mirar el llenazo para darse uno cuenta de que sus sonidos festivos y rockeros embelesan a una legión de fans que tiene uno de sus ojos clavado en otras épocas. Unos tiempos de sonidos que perduran gracias a bandas que portan la bandera de la diversión en toda circunstancia. Porque su concierto fue ante todo movido, intenso y optimista. Si “Suena Rock´n´Roll” de inicio no hay mucho que preguntarse. Con un buen sonido y actitud a raudales, los hermanos Tormo y sus dos colegas pusieron a botar a la sala, aunque tras caer bajo el manto de Leiva (de ser producidos por Carlos Raya a Leiva hay bastante diferencia) hubo momentos de menos intensidad.
¿Y qué podemos destacar de las 24 canciones que se cascaron? Mucho: “Acantilados”, la intensa “Odiar me gusta” (lo mejor de la noche), “Cómo quisiera”, “A todo que sí” (con su evidente trasfondo sexual), y sobre todo los dos temas en los que colaboró un ilustre de por aquí. Fito salió para tocar con ellos “Resaca” y “Voy a bailar encima de ti”, con el consiguiente regocijo de sus fieles, que ya sabemos que tiene una amplísima guardia de corps musical en Bilbao. “Dispárame” (con un trozo de “My Sharona” de The Knack) cerraba la actuación antes del bis preceptivo (ese que no se pide porque sabes que está en el guión), que hizo a la peña saltar con “Apagar la radio”, “Hablar, hablar, hablar…” y “¿Qué demonios hago yo aquí?”. Pues subir al segundo piso, que esto era como un Motor Perkins de alta densidad de potencia, que no para porque no hay quién lo haga parar.

Y al lío de nuevo. Y si veníamos de un ambiente bailongo pues aquí que van no dos sino tres tazas. Primero con Micky & The Buzz. Un grupo que, para esta actuación presentaba a dos caras nuevas junto al retorno al saxo de Willy Calambres (que luego sudó con sus Cherry Boppers). Pero sigue a la guitarra Carlos Beltrán y a la voz la italovasca Micky Paiano, una agitadora musical de aúpa (también cantante de la excelente banda punk Shöck). ¿Y qué nos dieron Micky y los suyos? Mucho fuzz, mucho baile, mucho rockabilly y mucho buen rollo.
Imposible no caer ante el embrujo de la simpatiquísima Micky (joder, albarcas en los pies junto a pantalón de leoparda y collar de huesecitos, el look perfecto) y sus compinches. Temas como “”Gonna buzz this town”, “What bam jam”, “Strong woman” y “Girls just want to get fun” (cover de Cindy Lauper), dedicadas ambas a las féminas que abarrotaban la sala, o “Back from hell” son garantía de una notte intensa e divertente.

Acto seguido llegaban las Tiburona, el trío femenino madrileño que ya sabían lo que es remover al Trahsville del Azkena en un par de ocasiones. Su garaje ye ye con pinceladas de punk rock no hizo moverse tanto al personal, pero con temas como “Sola y feliz”, la surfera “Escuale”, “Relación abierta”, “Que mueras bien” o “Brebaje del amor” es complicado no acabar encantado de haber estado frente a ellas.
Y con las piernas más cargadas que tras unas semifinales de Copa en cualquier campo del norte en los años ochenta, llegaban The Cherry Boppers para acabar de rematarnos. La espectacular vocalista Patricia Reckless ha elevado a esta banda a unos niveles altísimos, y mira que hace tiempo que juegan en otra liga. Su batidora de groove, funk, jazz y baile desenfrenado es un cohete. Exagerado lo suyo. No dejan prisioneros y si no bailas es que estás tan fundido que ya no te responde el cuerpo. Tras el “Medley” de inicio desenfundaron sus ritmos ponzoñosamente pegadizos, y todo el mundo al desenfreno.

“Monkey”, “Scandal”, “There was a time” y el final con la versión del “Jungle boogie” de Kool & the Gang y “Thank you” nos acabó de hacer trizas. La noche ha sido larga y el cuerpo ha acabado castigado, pero con la satisfacción de haber superado el envite, seguimos poseídos por el rock.
Texto: Michel Ramone
Fotos: Mikel Bilbao