Cuando aún está fresca su anterior visita, Sala Wolf, febrero del 2023, Band Of Friends retornaron a la capital catalana para regocijo de todos los devotos del legado del irlandés. El magnífico aspecto que presentaba la sala del Poble Nou es la prueba de que no se le olvida, y el fervor con que se acogen sus canciones, la emoción se palpa en el ambiente y en las miradas del respetable, refuerza su recuerdo. Rory no ha gozado de, por poner un par de ejemplos, la mística de Hendrix o el aura de Lynott, pero su leyenda no deja de crecer. Algo que tiene mucho mérito siendo un tipo para el que el blues y el rock lo fueron todo, poco hay de especial en su trayectoria vital más allá de su amor por la música.
Y a eso vamos, la de ayer noche fue la mejor, con diferencia, de todas las veces en que he tenido frente a mí a la banda de amigos. Y eso tiene un responsable directo, el guitarrista Davy Knowles, su manera de tocar y de cantar capturó el espíritu del desaparecido genio de Ballyshannon, sin querer ser un clon y aportando matices propios, fue el motor de un concierto con pocas fisuras. De todos los hachas que he visto girar con ellos por aquí es, sin duda alguna, el más adecuado para llevar la antorcha. Si a eso le sumas la eterna juventud, la presencia escénica y la perenne sonrisa de Gerry McAvoy y el buen hacer a los tambores de Brendan O’ Neil pues el resultado final no podía ser otro más que el que fue.
Se agradece que no se basen en un repertorio plagado de los temas bandera, que incluyan cositas menos previsibles, «Lonely Mile», «Double Visions», «Overnight Bag», y que hagan variaciones en cada ocasión, pero, comprensiblemente, son las composiciones más conocidas las que elevan hasta el punto de ebullición la temperatura de una audiencia ya caldeada de por sí. Cartas ganadoras, «Moonchild», «Bad Penny», «Cradle Rock» y, claro, dos de las mejores canciones de la historia del rock, la maravillosa «A Million Miles Away» y «Tattoo’d Lady» (sobresaliente Davy a las seis cuerdas en ambas) y un desenfrenado «Shadow Play» como broche final a una noche de celebración en memoria de un artista irrepetible.
Manel Celeiro
Fotos: Marina Tomás