El de Nashville es uno de los secretos mejor guardados del rock norteamericano. No es un desconocido, ni mucho menos, pero todavía está lejos de alcanzar el estatus en que debería estar. Excelente cantante, de los que sabe tocarte la fibra, y magnífico compositor – otros artistas han llevado al éxito canciones suyas- tiene, además, la cabeza muy bien amueblada. Algo no demasiado corriente en este mundo del espectáculo, créanme. Su compromiso político y social, siempre al lado de los más desfavorecidos, y la coherencia con la que ha desarrollado su carrera son buena prueba de ello.
Posee una discografía plagada de enormes canciones y de álbumes que subliman ese rock de guitarras que tan bien saben hacer en el país de las barras y las estrellas. La lista es bárbara, Blackbird On A Lonely Wire (2003), Draw The Curtains (2007), The Wreckage (2009), Small Town Dreams (2015), Tiny Little Movies (2020) o Wings On My Shoes (2022) no deberían faltar en las estanterías de cualquier aficionado.
Su última grabación, Tenderhearted Boys (2024), es uno de los discos más introspectivos de su carrera, grabado en solitario, con piano y guitarras, mostrando a un artista desnudando su alma y vertiendo su corazón en los surcos. Vuelve a visitarnos para presentarlo tras su último paso por aquí, girando en acústico junto a Dave Hause y, curiosamente, lo hace acompañado de banda completa y con la electricidad como bandera. Con ustedes, Will Hoge…
Supe de ti, en el 2005, mi hermano viajó a Estados Unidos para asistir al festival Bonaroo y volvió con una copia de During The Before And After. Un disco en directo que me encanto. ¿En qué momento tuviste claro que querías dedicarte a la música?
Crecí amando la música desde siempre. No recuerdo un instante de mi infancia y adolescencia sin música a mi alrededor. Compré mi primera guitarra a los 17 años. Una vez la tuve en mis manos tuve claro que no quería hacer nada más en la vida que eso. ¡Y ya ha llovido! (Risas)
Cuando se te pregunta por tus influencias, siempre citas como básica la colección de discos de tu padre… Imagino que plagada de los nombres clásicos de los sesenta y los setenta…
Así es, totalmente cierto. Mi padre tenía todos los grandes álbumes editados entre 1964 y 1975. Ordenados en perfecto orden alfabético. Es increíble. Imagina todo el tesoro musical y de descubrimiento que tuve a mi disposición.
Leí que decías en una entrevista que querías poder cantar siempre tus canciones, tuvieras 30 o 60 años. Ese objetivo, en mi opinión, te aleja de los lugares comunes y los temas más manidos… ¿Siempre has tenido claro ese aspecto?
Sí. Eso es algo que aprendí muy al principio, escuchando a Muddy Waters, Howlin’ Wolf y todos esos grandes del blues que me fascinaban. Canciones que sean atemporales, que le lleguen a la gente que las escuche, tengan la edad que tengan.
Evidentemente, entiendo que tu propia evolución como persona, la paternidad, el matrimonio, el accidente de moto, cambian tu perspectiva ante la vida y también tu faceta de compositor y letrista…
Por supuesto. De alguna forma, todo eso hace que la parte musical de mi vida importara más y, al mismo tiempo, menos. No sé si me explico. Pero ese nuevo enfoque, esos cambios, ese nuevo punto de vista que afectó a mi lado artístico, fue realmente hermoso. ¡La vida son cambios!
Otro aspecto que forma parte de tu personalidad es tu preocupación por temas sociales y políticos. De ahí canciones como «Thoughts & Prayers» o discos como Modern American Protest Music, My American Dream o el E.P. The America. ¿Crees que un artista debe expresar sus ideales en las canciones? Es un tema complicado, no solo en EUA, también en todos los países del mundo…
No quiero aconsejar nada ni opinar por nadie, cada uno hace con su vida y con sus actos lo que quiere. Sin embargo, supe desde el principio que no podía ser artista y quedarme de brazos cruzados mientras la gente sufría. No podía permanecer en silencio ante según qué cosas. Claro, definitivamente, y como a otros muchos que han optado por la misma posición, me ha cerrado algunas, quizás muchas, puertas. Pero tengo la conciencia muy tranquila y duermo bien por las noches.
¿Qué me cuentas del sencillo «Can I Be Country Now?»? La canción que grabaste junto a Kentucky Gentlemen, Michael Allen, Cheryl Deseree, Carmen Divine and Country Any Way Collective.
Me encanta esa canción. Fue una experiencia de grabación muy divertida. Fue genial poder dar un poco de voz a tantas personas maravillosas que a menudo son ignoradas o excluidas del mundo de la música country por aspectos que no deberían afectar a la música.
Has escrito canciones para otros artistas, algunas de éxito… ¿Qué cambia cuando escribes canciones para otros?
Bueno, por ser rápido, conciso y no desvariar… (Risas) Componer canciones para otros y que tengan éxito significa que los cheques en tu buzón son cada vez más grandes. Con más ceros. (Risas)
Te he visto tres veces en directo, dos en solitario y en acústico en Barcelona y una con banda completa en Valencia. Formatos diferentes pero excelentes conciertos en ambos casos. ¿Tienes predilección por alguno o te encuentras cómodo tanto en solitario como con banda?
Me encantan ambos formatos. Me pasé todo el año pasado viajando y tocando en solitario, en la carretera. Fue muy gratificante y me ayudó mucho con el lanzamiento de Tenderhearted Boys. Ahora, estoy muy entusiasmado por este nuevo año, otra vez tocando junto a la banda, en estudio y en la carretera.
Hablando de Tenderhearted Boys. Tras tres discos bastante eléctricos, este último álbum es intimista, de carácter acústico casi en su totalidad, guitarra y piano y tu voz. ¿Era esa la primera intención al componer las canciones o fue cogiendo ese carácter íntimo al irse desarrollando?
Pues mira, casi había terminado con la preproducción de álbum completo junto a los chicos de la banda, pero luego me di cuenta de que iba a salir de gira en solitario durante un largo tiempo y decidí que era mejor hacer un álbum más sencillo. Tenía listas unas tres o cuatro canciones, así que me puse a escribir y grabar el resto de esa manera.
Te has hecho cargo de tocar todos los instrumentos que aparecen en el disco. ¿Es la primera vez que haces algo así?
Sí. Así es. Fue todo un desafío, pero, al mismo tiempo, puedo decirte que ha sido una experiencia realmente gratificante.
Hay dos canciones que me llaman mucho la atención. La primera es «My Daddy’s Eyes», rebosante de emoción… Creo que muchas personas se pueden identificar con ella…
Me encanta esa canción. Originalmente, se llamaba “Daddy Was A Cop” y te aseguro que la historia de la letra era muy diferente. Pero en un momento de esos, de inspiración súbita, la reescribí y la cambié justo el día antes de grabarla.
La segunda es «You Love Me Anyway», me da la sensación de que tiene mucho de ti, de las vivencias y sensaciones del músico en gira…
Sí. Algo hay de eso, desde luego… Chayce Beckham y yo la escribimos hace un tiempo, pero la canción andaba dando vueltas por ahí. La encontré de nuevo revisando un cuaderno, poco antes de empezar las sesiones de grabación. Agregué un puente, cambié la letra y listos. ¡Son dos canciones de última hora! (Risas)
Todo el álbum tiene un cierto tono crepuscular, pero hay un fondo de esperanza…. ¿Debemos mantener esa esperanza? ¿Crees que realmente las cosas pueden mejorar? La deriva que llevamos es triste y preocupante…
Me alegra que la esperanza brille. Creo que sí, que también ese espíritu está en el disco. Sí. Debemos mantener la esperanza. Es difícil que las cosas puedan mejorar sin ella.
Guardo un recuerdo imborrable de la primera vez que asistí a un concierto tuyo, cuando cantaste «When I Can Afford To Lose» desde el borde el escenario, lejos del micrófono. Es una canción maravillosa…
Bufff, no sé qué decirte… Muchísimas gracias… Todavía me encanta esa canción…
Para finalizar, en breve, te veremos de nuevo por aquí, en una gira con la banda completa. ¿Quién te acompañará en esta ocasión? ¿Qué tal tu experiencia con el público español? Creo que se acoge con mucho cariño, quizás no seamos multitud, pero apreciamos mucho tus canciones….
Sé que puede parecer un tópico, ya sabes, pero España es ciertamente uno de nuestros lugares favoritos para tocar. El amor, el cariño, la emoción y el respeto que cada persona del público nos transmite cada vez que hemos ido a tocar es absolutamente increíble.
Viajan conmigo Andy Herrin en la batería, John Tyler Wiley en la guitarra, Mark Masefield en los teclados y Christopher Griffiths en el bajo. ¡Lo vamos a pasar bien! ¡Adiós!
Manel Celeiro
Will Hoge & Band
12 de febrero, Madrid, Sala El Sol
13 de febrero, Barcelona, Sala Upload
14 de febrero, Valencia, Loco Club
15 de febrero, Valencia, Loco Club