Encuentros

Puño Dragón, en forma y hambrientos

Mirando al lustro de andadura, Puño Dragón publica su segundo LP Juegos Violentos con la entrada del nuevo año. En el horizonte Madrid y Barcelona, respectivamente el 25 de enero y el 14 de febrero, fecha propicia para explorar “la combinación de “ser amado que me rompió el corazón” y alcohol” presente en sus letras.

 Juegos Violentos es vuestro segundo LP, además del material ya publicado (Puño Dragón y varios sencillos) ¿debe ser el trabajo que afiance el proyecto o es dotarle de demasiada presión?

La verdad es que presión no sentimos mucha. Esperamos que nos afiance, sí, pero sin presión. Tenemos muy pocos artificios en nuestra música, intentamos ser muy nosotros, sin trampa ni cartón. La mayor presión estaba en lograr un disco que nos encante y nos represente. Eso ya lo hemos logrado. A partir de ahí entran en juego muchas cosas que no podemos controlar, por lo que procuramos darle pocas vueltas.

El álbum muestra dos partes bien diferencias. Las primeras cinco canciones rezuman rock noventero e influencias stonianas, mientras que el resto agrupa siete cortes que transcurren entre lo acústico y el medio tiempo, ¿esta organización tiene un motivo? ¿Es algo casual o hay un porqué?

Algo de eso hay. Desde luego le hemos dado un huevo de vueltas al orden de los temas y siempre muy enfocado al formato ‘vinilo de dos caras’, por lo que eso que dices de las dos mitades tiene mucho sentido. También es cierto que en esa segunda parte más tranqui está, por ejemplo, «Fantasmas», que es un tema súper espídico. Sin revelar mucho más para que la gente pueda sacar sus propias conclusiones, no es exactamente eso lo que nos hizo poner ese orden, pero algo de eso sí que hay.

Además de las influencias antes mencionadas, más clásicas, musicalmente encuentro ecos de artistas más contemporáneos: Jack Johnson, Rubén Pozo o Le Punk en «Juegos Violentos»; Óscar Avendaño en «Emilia», o Leiva y Quique González en otros temas. ¿Teníais pensado el punto de partida del álbum a nivel de estilo o el mapa sonoro se fue construyendo según se grababa?

Sí que queríamos desde el principio mantener ese punto rock’n’roll stoniano que nos flipa, pero también en el primer disco podías encontrar otras influencias que quizás tenían más que ver con el Brit pop de los 90 y cosas así. En este segundo disco quisimos seguir explorando estos caminos y tratar de afianzar un sonido propio, pero sin volvernos locos, porque también somos muy de dejarnos llevar en el estudio. Nos gusta que la canción ‘nos diga’ por dónde quiere ir. Normalmente si confías en ese instinto y en la canción, aciertas.

Tomando esa división, la primera parte engloba letras de desamor, incluso «Bailén» resulta una declaración no correspondida, pese al carpe diem que alega, que fulmina al otro con «No Es Un Barranco». La segunda me resulta más el relato del duelo, pero sin aceptar la pérdida, ese seguir buscando, «Masai Mara».

Nos encanta tu interpretación. Una vez más, vamos a no decir las nuestras para no condicionar a quién nos lea, pero es súper interesante esto que dices.

Es cierto que recuperáis la combinación femme fatal y alcohol en vuestras letras, ¿es lo que denomináis «viejos pero modernos»?

(Risas) Lo de “viejos pero modernos” es algo que no sabemos muy bien qué significa y que ni siquiera dijimos así, pero así nos lo sacaron en una entrevista que hicimos hace tiempo y desde entonces nos persigue (y tampoco es que nos moleste).
La combinación de “ser amado que me rompió el corazón” y alcohol es un combo transversal que se extiende por lo viejo, lo moderno, lo alternativo, lo mainstream, lo vanguardista, lo clásico…  Más bien,  debe ser una cosa universal y atemporal (risas).

Ocurre que, dependiendo de la banda, el que haya una voz principal o varias puede ser una seña o un hándicap. En vuestro caso, ¿pensáis que os puede lastrar de cara a que el público se identifique con el grupo o es una característica reconocible?

Para nada. Para nosotros buscar ese contraste entre dos voces tan diferentes es un poco el buque insignia de la banda. Por su naturaleza, el peso que les damos no es el mismo: normalmente Rafa tiene más protagonismo en las voces principales y Germán más en las segundas voces. Creemos que es algo bueno. En directo aporta al espectáculo, a que la gente no tenga el foco puesto siempre en la misma persona, si no que pasen más cosas encima del escenario que requieran su atención. Es un trabajo extra, porque no hacemos divisiones matemáticas ni batallas de egos: tratamos de decidir qué voz es mejor para cada verso en cada caso. El resultado, consideramos, siempre mejora la canción.

Grabáis, mezcláis y producís vosotros mismos, ¿qué camino os lleva a realizar el control sobre estas tareas y no buscar y delegar en un productor o una figura externa?

Para nosotros es algo ya muy natural. Llevamos mucho tiempo trabajando así, desde proyectos anteriores. La diferencia es que para este disco hemos invertido mucho más tiempo que para cualquier otro. También dejamos más tiempo entre sesión y sesión para que los temas respirasen. Para el momento en el que estamos, con la necesidad de afianzar nuestro sonido, de ser honestos, de contar nuestra verdad… Éste era el método ideal.

¿Qué os ha permitido hacer el llevar la producción y grabar en vuestros estudios que, en caso de hacerlo fuera y con un productor, creéis que no hubiese sido posible?

Es algo que nos da mucha libertad, nos permite jugar con las canciones y hacer lo que queremos, como lo queremos y cuando lo queremos. Tampoco tenemos la presión que te dan el dinero o el tiempo (entiéndase, “la falta de”).  Si hubiéramos grabado en otro sitio no hubiéramos tenido esta libertad ni de coña.

Ahora bien, igual que decimos una cosa decimos la contraria, porque esto no quita que en un futuro trabajemos con un productor externo. Compartir el proceso creativo tiene cosas muy interesantes y buscar una mirada de fuera es algo que también nos parece muy guay. Simplemente, pensamos que este disco debía hacerse de esta manera.

Cerrasteis gira del primer disco (Puño Dragón) el 27 de diciembre en Oviedo y os embarcáis en la presentación del nuevo disco en enero, ¿no resulta muy seguido? ¿No necesitaría el nuevo trabajo espacio para ser recibido?

Es probable que en un mundo ideal hubiera habido un poco más de margen, pero tampoco lo sentimos tan así. Al menos para nosotros, que lo vivimos en el día a día, el disco anterior ya está súper tocado y ya nos ha dado todo lo que nos podía dar (que fue mucho).
Llevamos todo el último año preparando este nuevo disco y ya hemos enseñado alguna cosita en los directos, allanando el camino. Las fechas coincidieron así, muy pegadas, pero si lo piensas también puede ser algo que representa bien el momento en el que estamos: se acaba un año y acaba una gira, pero empieza otro año y empieza otra. Somos jóvenes, estamos en forma, tenemos hambre y fuerza y ganas y no necesitamos descansar; lo que necesitamos es tocar, tocar y tocar.

Texto: David Vázquez

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