Tras vender un millón de entradas de su última gira y colocarse de manera habitual en los puestos más altos de las listas de éxitos, Wesley Schultz y Jeremiah Fraites no tendrían por qué cambiar la fórmula que les ha dado el éxito. Y no lo han hecho. En este quinto trabajo, producido por Simone Felice, se mantiene al cien por cien el espíritu del grupo con su folk minimalista, funcional y muy efectivo.
Podríamos destacar el trabajo en el piano y las teclas especialmente en canciones como «Asshole», que aporta una nueva capa de profundidad al sonido siempre característico de las guitarras acústicas. Con esa sensación de energía permanente a punto de explotar que a veces no llega al éxtasis, el grupo siente que juega en casa. Y eso es lo que hacen, jugar en algunas letras como en «Plasticine» donde toman prestadas frases de la película Cuando Harry encontró a Sally. La voz de Schultz vuelve a rozar la perfección vocal – esperemos que sin ayudas tecnológicas – y lo cierto es que si algo se puede definir como un grupo en su zona de confort, son The Lumineers con este trabajo. Puestos a arriesgar…que lo hagan otros. No es una mala postura. Es solo eso, una postura.
Eduardo Izquierdo