Discomático

Los hermanos Cubero – Cubero bueno, Cubero malo (Registros Cordaineros)

Foto: Sara Irazabal

Si Agapito Marazuela –Valverde del Majano, Segovia–, Bill Monroe –Rosine, Kentucky– y Jimmy Martin –Sneedville, Tennessee–, junto con la ronda del Alamín –barrio de Guadalajara–, son sus padres en lo sonoro, –de lo que daban buena cuenta en aquella tonada titulada “Cordaineros de la Alcarria” que cerraba el disco homónimo (Armando Records, 2010)– en “Cubero Bueno, Cubero Malo” (Registros Cordaineros, 2024) vuelven a reivindicar de manera directa su identidad –“el aroma y la raíz”– y lanzan –en la canción que da título al redondo– nuevas referencias de los retales que construyen su extensa dimensión lírica y sonora, desde La Musgaña a Joaquín Díaz, de Tote King a Garcilaso.

Tras un paso por la vitola de El Segell, que trajo consigo dos apabullantes trabajos del calado de Quique Dibuja la Tristeza (2018) y Errantes Telúricos / Proyecto Toribio (2021), regresan a su propia etiqueta con la inestimable grabación de Suso Ramallo y portada de su hermano Ernesto RC. Sonido primigenio y actitud combativa con la Alcarria como medio y no entendida como fin, orígenes que sirven en estructura a “Muy tonto para Madrid, Muy Feo Para Barcelona”.

Pasajes de los pueblos de Castilla desde el comienzo –en este caso Segovia– con el “Corrido de Fuenterrebollo”, rescatada por Luis Ramos y Lorenzo Vaquerizo, pieza instrumental a la que se suman “Seguidillas de Zarzahuriel”,  “Cuberología” o “Habas verdes de Valladolid”, extraída de las grabaciones realizadas por Eugenio Urrialde a Agapito Marazuela. Salirse de la norma conlleva colgar un “Sambenito”. Tres conceptos que castigan el alma atraviesan “Olvido, alegría y autoestima”.

De oportunidades perdidas trata “Como si alcanzar pudiera”, una pena que se extiende a recuerdos gozosos en el corte titulado “En el baile”. Recorren la Alcarria las “Seguidillas de Mondéjar”. Prestada de los vallisoletanos Vallarna aparece, con descarada lírica, “Balas y Fuego”. De crear escudos para los tormentos habla “Duelos ajenos”. Cierra el disco una nueva y prístina versión de “Efímera”, con austeros arreglos, en la que sustituyen la voz de Amaia por la de Abril, hija de Enrique.

Si Ángel Velasco puso llaves a la dulzaina para convertirla en el estándar castellano, los Hermanos Cubero se enfundan el traje de Alan Lomax y siguen devolviendo al pueblo un legado que nació de sus costumbres.

Texto: Alejandro Jiménez

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