A finales de 1980 el portaviones estadounidense USS Nimitz en misión oficial en el Océano Pacífico, se encuentra con una tormenta eléctrica en su camino. Una vez atravesada, la tripulación descubre que ha viajado en el tiempo, hasta el fatídico 7 de diciembre de 1941, y que se encuentra cerca de la base naval de Pearl Harbor, en las horas previas al ataque japonés que llevaría a los EE. UU a entrar en la II Guerra Mundial.
Todo ello forma parte del argumento de la película El final de la cuenta atrás, dirigida por Don Taylor en 1980 y protagonizada por Kirk Douglas y Martin Sheen, una ficción que llevaba al cine uno de los anhelos humanos más antiguos, como es el poder viajar en el tiempo. Se trata de una posibilidad que puede hacerse realidad, muchas más veces de lo que pensamos, tal vez no trasladándonos físicamente, pero casi.
Algo similar vivimos los asistentes al concierto de la banda estadounidense The Lemon Twigs, en la sala Moon de Valencia el pasado 4 de diciembre. Comandada por los hermanos Brian y Michael D’Addario nacidos en el Estado de Nueva York, The Lemon Twigs llevan cerca de nueve años componiendo temas en los que, de manera indisimulada, tributan a un sonido que irremediablemente conduce a The Beatles, The Byrds, Beach Boys, los primeros The Who o Bee Gees, y sobre todo al Paul McCartney de Wings.
Desde los primeros compases de “My Golden Years” recogida en su último álbum A Dream Is All We Know, la banda estadounidense nos proponía entrar en un mundo sonoro distinto del que habitamos. Y solo teníamos que cerrar los ojos para viajar con ellos. Cada canción era una estación que nos alejaba de sonidos pretenciosos, y nos acercaba a esa fórmula imperecedera llamada Power Pop, de la que The Lemon Twigs son sus portavoces de manera consciente, tanto en la música como en su estética y su cuidada puesta en escena.
Presentando ese último trabajo sonaron también “They Don’t Know How To Fall In Place”, “Church Bells”, “A Dream Is All I Know”, “If You And I Are Not Wise”, “How Can I Love Her More”, “Peppermint Roses” y “Rock On (Over and Ever), canción que cierra el álbum y que sirvió para concluir el concierto. Los cuatro álbumes anteriores también tenían hueco en el concierto, a través de temas como “The One”, o su álbum Everything Harmony de los que salían “In My Head”, “Any Time Of Day”, “What You Were Doing” o “Ghost Run Free”.
La deuda del grupo con el sonido anterior al punk fue reivindicada en versiones, en las que The Lemon Twigs recreaban sus influencias, tales como la psicodelia californiana en “Transparent Day” de The West Coast Pop Art Experimental Band o el rythm & blues británico con la apabullante “I Can Hear The Grass Grow” de The Move.
Antes de cerrar el concierto con “Rock On (Over and Ever)”, el grupo deparó un momento hipnótico con la interpretación acústica por parte de Brian de “Corner Of My Eye” y “Winter Comes Around” también de su trabajo anterior. Con The Lemon Twigs el elixir del pop está a buen recaudo, y cada concierto suyo seguirá depositando las dosis necesarias para que el pasado siga sonando en el presente.
Texto: Amadeu Sanchís
Fotos: Sergi Fornols (Apolo, Barcelona)