Vivos

Los Saxos del Averno + Rambalaya. La 2 (Barcelona)

Esto de que las fechas navideñas se aprovechen para hacer conciertos es una muy buena noticia para los y las aficionadas. Porque además de ser, en algunos casos, una oportunidad casi única para acercarse a una sala sin tener que trabajar al día siguiente, lo que es seguro es que es una vía de escape a las copiosas reuniones de estos días donde, a menudo, te acabas encontrando con gente que te interesa bien poco. Aunque esas son otras guerras.

 

El doble cartel de Los Saxos del Averno y Rambalaya era, sin duda, de lo más excitante de esta Navidad conciertil en Barcelona. Y allí nos plantamos. Abrieron los primeros, nacidos en 2020 de bandas como Freedonia, The Limboos o Los Reyes del K.O. y con el imprescindible Dani Niño al frente. Su mezcla de swing, rhythm’n’blues, soul y hasta ska funciona a la perfección para el directo, y la fuerza de Niño como frontman hace el resto. Lo suyo no fue calentar – por eso de ser los primeros – la sala para la banda siguiente, sino ponerla en estado de ebullición.

Y en esas se plantaron los locales Rambalaya para poner fin a los conciertos en los que su hasta hoy último disco, Only in my dreams, era el protagonista. Esto cambiará pronto y la banda de Anton Jarl y sus compinches dijeron adiós al disco como merecía. Digo esto porque el batería, aunque no lo parezca, es su auténtico alma máter: fundador, principal compositor de la mayoría de los temas e ideólogo del grupo. Algo que se olvida a menuda tras la rotunda, en todos los sentidos, presencia de Jonathan Herrero a la voz o de Héctor Martín a la guitarra.

Equilibrando repertorio entre sus dos discos, peor con predominio del citado segundo trabajo, nos dejaron caer una perla de su próximo álbum, que está al caer, y demostraron que en lo suyo son imbatibles. La sección rítmica que forma el propio Jarl con Matías Míguez es de órdago, igual que lo es la de vientos, donde Pol Prats y Álex López se hacen los amos. Igual de destacable que es el piano de un Gerard Nieto que anunciaron que esa noche se despedía de la banda. Pero ya me perdonarán que me deje para el final la traca. Héctor, que nos definió al final del concierto el dúo que forma al frente del escenario con Herrero como “Bud Spencer y Terence Hill” estuvo soberbio todo el concierto, soltando riffs y fraseos a cascoporro y dominando los silencios. Mostrándose como lo que es, uno de los mejores guitarristas de este país. Pero es que Jonathan Herrero puede ser calificado sin rubor como uno de los mejores vocalistas del mundo. Sus interpretaciones de «Cry» y un «Only in my dreams» celestial no son de este mundo. Lleno de sutileza y fuerza a la vez, cargado de capas, versátil y dinámico como pocos. Una demostración apabullante de lo que es y debe ser un cantante. Hora y poco para dejarnos a todos con la sensación de, otra vez, haber visto magia con una banda superlativa. Y para cerrar, sesión de DJ en la Cinco a cargo d  un Dani Nel-lo que tuvo su protagonismo también, al final, subiendo a las tablas junto a Dani Niño. De esas noches que guardas en el recuerdo.

Texto: Eduardo Izquierdo

Fotos: Marina Tomás

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda