PRÓLOGO DE UNA CRÓNICA
La música de Platero Y Tú llegó a mí en el Día D y la Hora H, como una operación militar lista para arrasar con todo. Salvo que aquí, de militares, nada; aunque su guitarra bien pudiera ser una metralleta. Llegó en el momento justo para grabarse en mi cerebro plástico de adolescente, maleable, flexible… tierno. Como el amor adolescente, su discografía se registró en mi hipocampo de por vida. Y, como en todo primer amor, llegó también la ruptura. Porque el amor adolescente siempre termina rompiéndose, ¿no? Los Platero se separaron en 2002, demasiado pronto, dejando un vacío paradójicamente lleno de grandes canciones, gratos recuerdos y, en definitiva, amor incondicional.
Y también dejó una herida. Una, que Fito y sus Fitipaldis no pudieron nunca sanar. Tampoco Extremoduro, sus hermanos de sangre y donde militaba Iñaki, que empezaban a sentirse fríos y distantes para algunos. Entonces, de aquella tierra quemada, en 2004 surgió La Gripe, iniciativa de Juantxu y Jesús García, la otra mitad del grupo bilbaíno, junto a Txema, de los Sedientos. Pero, pese a hacer méritos con un primer álbum que contó con el respaldo de Fito, Iñaki (Platero Y Tú) y Robe (Extremoduro), quedó en poco más que un resfriado… Pero uno persistente y mal curado. Porque veinte años después, La Gripe sigue resistiendo con tres álbumes y cientos de bolos a sus espaldas escuchando gritos de «Plateeeeero, Plateeeeero». Hasta que, un día, Juantxu, Jesús y Txema se unieron a Fran, de los Malanoche, para tocar unas pocas canciones de Platero Y Tú en Bilbao. La reacción de la gente fue tal, que el homenaje se volvió inevitable. Así nació La Gripe Y Tú, una gira para recordar… y para revivir.
UNA CRÓNICA
La expectación estaba justificada: cartel de entradas agotadas, ni teloneros ni rodeos. Arrancaron con la original de La Gripe, «Barrancos Rocosos», como invitando a la gente a acomodarse con algo de beber. Y entonces empezó el homenaje. Ho-me-na-je. Un repertorio sin desperdicio, rebuscado en la primera etapa del grupo, con camisetas del Burrock’n’roll ondeando entre la multitud, cual bandera al viento. «No ha llovido ni nada… Ésa no hace falta que te la pongas, camina sola», bromeaba Juantxu desde el escenario. Pronto cayeron temas como «¿Cómo has perdido tú?» o «No me quieres saludar». Y, claro, con «Voy a acabar borracho» se desató el desmadre generalizado. Porque, ¿por qué engañarnos? No hay duda de eso. Y de que esto es nostalgia en estado puro. Pero la mayor sorpresa fue Fran “Malanoche” dando la talla en las tareas de Fito. Y no, no es broma –que ninguno de los dos es muy alto–. Ante la inevitable duda de cómo sonarían las canciones de Platero Y Tú con otra voz, la sorpresa de que suenan increíble.
Mientras tanto, Txema se dedicaba a deslumbrar con la guitarra –¿de ahí las gafas de sol?–. Ya fuera emulando los fraseos de Iñaki o aportando los suyos propios, traía brillo propio a las canciones, además de la voz en otra original de La Gripe, «Tu cálido aliento», justo después de tirar de ironía para invitarnos a aprovechar para acercarnos a la barra a por otra ronda. Y así los himnos siguieron llegando: «Entre dos mares», «Tras la barra», justo después de que Juantxu se la dedicara a los camareros del lugar, y «No hierve tu sangre». Precisamente, fue una experiencia muy gratificante el ver al público hervirle la sangre, cantando a pleno pulmón canciones de los Platero más allá de «El roce de tu cuerpo». Que, por supuesto, también sonó.
Sorprendieron cantando «Ciutat Podrida», de La Banda Trapera del Río, justo antes de la traca final: «Un Abecedario Sin Letras» y «Ramón» para amagar con despedir esta historia feliz. El escenario quedó vacío salvo por Juantxu, que, cerveza en mano, improvisó un «tranquils, que “volverem”…». Y volvieron con «Cantalojas» y «Hay poco rock’n’roll», cuando el final se intuía ya cercano e inevitable. Antes, quedaba la tarea obligada de parafrasear a Status Quo y su «Rocking all over the world» en «Si tú te vas». Final, the end. Se cerró el telón de este sentido y apasionado homenaje que no decepcionó a nadie. ¿Se reunirán alguna vez los Platero al completo? Quién sabe, nunca han cerrado esa puerta de manera definitiva. Pero, si sucede, será mejor que nos coja confesados. Porque si con la mitad ya lo pasamos así de bien, con la banda al completo no te imaginas lo bien que lo voy a pasar.
Texto y fotos: Borja Figuerola