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Koko-Jean & The Tonics  – Sala Upload (Barcelona)  

 

Dice el refranero castellano que “quien no arriesga no gana”; no podemos estar más de acuerdo. Koko-Jean & The Tonics querían que la presentación de “Love Child” (su nueva criatura), en la sala Upload de Barcelona, fuera algo especial. A su formación actual, integrada por Koko-Jean Davis (cada vez mejor cantante), Victor Puertas (teclados), Dani Baraldés (guitarra) y Marc Benaiges (batería), se le unieron una sección de cuerdas, otra de vientos y coros provenientes de la escuela MUBA de Badalona dónde, la front woman (originaria de Mozambique), imparte clases. Ese intento, arriesgado, de fortalecer la primitiva columna, tendía a la sofisticación, pero corría el peligro de perder frescura; en ciertos momentos pagaron ese peaje.

En una sala (prácticamente abarrotada), Puertas, Baraldés y Benaiges, dejaron relucir su pericia con el clásico espiritual “Wade in the water”, destreza que, como era de esperar, brilló en cada segundo de la rica velada. El torbellino Koko-Jean apareció en la reciente “Hey You” y ya demostró que sus aptitudes han virado para mejor. Koko sigue jugando a la seducción como en “I’ll make me a man out of you” o en el acelerado rock, “For you my love” (juegos pseudo pecaminosos con Baraldés), pero se mostró algo más contenida que en ocasiones pretéritas.

Al menos en la noche barcelonesa, pareció que, actualmente, está mejor asentada en escena, dicho de otro modo, es mejor artista. Estuvo estupenda en “Down on my knees” (sus prestaciones vocales son inmejorables), o en “Never ever”, aunque en esta sugerente balada, las innovaciones no le favorecieron. La entrada, a destiempo y forzada de volumen de la Barcelona Rock Strings (ni se les ocurra criticarlos), casi consiguieron que la nave naufragara, sin embargo, el golpe de timón, de una Koko irritada, volvió a conducir a la embarcación por el camino correcto. Cosas de los estrenos.

Sorteado este percance, sabíamos, a ciencia cierta, que el resto del show subiría de nivel hasta reventar. Ya había alcanzado un punto culminante con la soulera “Love Child” e incrementó la solidez con la instrumental “You can’t sit down”, “Take me one more time” (Victor Puertas en la introducción vocal) o en “The Spin”, un tema, tan pegadizo, que debería hacer sombra (como himno) a La Macarena en clave rhythm & blues. No caerá esa breva.

Lo mejor estaba por llegar: a la reivindicativa “Frank’s zone” le siguió la autobiográfica (o no, tal como nos explicó Koko), “I can’t stand you” y una dupla, inspirada por el sonido Blues Brothers, compuesta por “Gonna be a party tonight” y “Too goo to be true”, en la que entraron, con eficacia, trombón, saxofón y trompeta; vientos embravecidos. El viaje a “New Orleans” (espectacular Puertas con la harmónica) y aquel prodigioso single de 2019 titulado “Bus Stop”, cerraron el protocolo dispuesto. Faltaban los añadidos. Allí estuvieron “Hard to say goobye” (las cuerdas se resarcieron del mínimo pecado) y “Hair whip” (disfrazado cover del Shout de The Isley Brothers), otro single histórico.

El saludo, con todos los integrantes de la fiesta en escena, expuso que el esfuerzo, por agradar, fue grandioso. Si hubo algún desajuste, lo minimizó la estruendosa ovación final.

La consistencia del cuarteto (Baraldés sigue siendo mi Santo particular) es tan grande que nos invita a creer en un futuro lleno de luces y alegrías. Si han leído alguna tacha, bórrenla de sus mentes. Son los mejores.

 

Texto: Barracuda

Fotos: Marina Tomás Roch

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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