El concepto punk rock de catálogo encaja perfectamente con la banda de Essex; es decir, trasmite esa imagen donde se cumplen los parámetros del género, pero actualizados bajo una capa de golosina oscura.
Sus cuerpos delgados lucen camisetas de bandas bien estudiadas, y que definen sus influencias (en el caso de su show de Madrid su bajista hizo un guiño a Vulpess), entalladas y recortadas, tanto en mangas como en cintura. Todo esto, viene a ser un evolutivo de lo que ya hemos visto antes, pero de mirada analógica, de cuchilla sofisticada y de piel imberbe que empieza a llenarse de tatuajes, y que en definitiva representa una actualidad, que queda lejana en cuanto a peligrosidad de lo que representaron sus influencias. pero que es altamente atractiva y contagiosa.
Billie Joe Armstrong, de Green Day, lucía camiseta de la banda y los recomendó como fan, pero un detalle que se nos escapó: es que igual todo eso también era para colocar a la banda de su hijo como calentamiento en la gira. Ultra Q, salieron con timidez, como pidiendo perdón, pero sonaron mucho mejor en su versión en directo que en la de estudio, sobre todo cuando se ponían más directos, y se encargaba de las voces el guitarrista (lo siento Billie, la voz de tu hijo es demasiado parecida a la tuya y quizás no les conviene). Está claro que necesitan pulir su indefinición estilística para seguir avanzado, pero valorando el pedigrí de su líder ¿Quién sabe si dentro de un tiempo llenaran grandes recintos?
Con otro estereotipo como es el “Do You Remember Rock & Roll Radio?” a modo de introducción, las Converse All-Star junto a los correspondientes calcetines blancos, se apoderaron de la escena, y sirvieron como complemento perfecto a los músicos que entraron directos, estructurando su set en bloques de cinco temas, y que permitió que se movieran sin ningún tipo de encorsetamiento. Las intenciones fueron claras, ofrecieron su material con el objetivo de meter al público dentro de su concepto, por poner un par de ejemplos, “Plastic Rebel” o “Televisión” cumplieron esa premisa sobradamente, entre los movimientos continuos de todos los miembros de la banda.
Sin duda, el discurso de Bobby entre temas, sin alargarlos innecesariamente y con esa manera diferencial de coger el micro por la parte inferior, incitó al público a generar un pogo progresivo y continuado, que fue subiendo al nivel de generar algún conato de pelea. Puede ser evidente, pero hablamos de punk, y en este caso el envoltorio del chicle fue de fresa acida, de los que al morderlos escuecen.
Antes de volver a escena para el bis con el que posiblemente sea una de sus mejores temas “You’ve Got The Nerve”, ya teníamos claro que ese había sido el momento y el lugar adecuado para ver a la banda, es decir, un club en un sótano sudoroso. Una vez finiquitados los sesenta minutos de su show, todo apunta a que valorando la seguridad y actitud que trasmiten, los próximos pasos de la banda serán para afrontar retos mayores y seguir creciendo.
Su discográfica Suburban Records los define como los hijos bastados de Ramones y The Strokes. Con esto, lanzo una pregunta final para que os planteéis la respuesta: ¿Estáis de acuerdo con esa definición? Yo me auto respondo: para mí, no es nada acertada, ya que prefiero asociarlos a Generatión X o The Heratbreakers, así como a bandas en una línea temporal más reciente como The Chelsea Smiles o Riverboat Gambles, pero también con otras en tiempo real como pueden ser R.M.F.C o Civic.
Y algo importante, es el sentido del humor de la banda, demostrado con alguna de las camisetas del merchandising, ya sea con un logo de un Big Boy zombie y drogado, o la que refleja una máscara, dándote el consejo de que la recortes para ocultar tu verdadero yo.
Texto: Oscar Fernández Sánchez
Fotos: Sonia Eireos Gallarín