Con motivo de celebrar del 150 aniversario de la creación de Neuerkerode, el dibujante alemán Mikael Ross recibió el encargo de realizar una obra sobre este curioso enclave en el que discapacitados intelectuales conviven, con la puntual ayuda de terapeutas y personas sin discapacidad, con bastante autonomía.
El principal acierto de Aprendiendo a caer es, indudablemente, la elección de su protagonista, Noel, quien se convertirá en habitante de tan singular lugar tras la desaparición de su madre. Con exquisita sensibilidad y con sentido del humor, Ross ilustra como Noel va conociendo a sus vecinos, también discapacitados como él, como comienza a formarse para trabajar o como, seguramente por primera vez en su vida, va estableciendo relaciones de amistad o incluso amorosas.
Técnicamente, aunque tanto el trazo como la paleta de colores de Ross son sencillos, resultan tremendamente eficaces, perfectos para una narración que se divide – otro gran acierto – en pequeños episodios vitales. Aprendiendo a caer es, sencillamente, uno de los mejores cómics del año, aunque este cronista cree que no hay mucha gente que se esté dando cuenta…
Cristóbal Cuenca