Hay ocasiones en la vida que son simplemente únicas. Son ocasiones en que como dice el tema de Two Door Cinema Club, “the world is watching”. En este caso, las circunstancias que rodean el evento que protagoniza este artículo hacen que la ocasión no solamente sea única sino de excepcional interés. Tras 16 años de silencio discográfico, The Cure presentaron el pasado viernes su álbum Songs Of a Lost World, en adelante SOALW, en la inusual sala Troxy situada en el East End de Londres.
Es naturalmente anómalo que una banda del status de The Cure elija un recinto de tan reducidas dimensiones, pero Robert Smith optó por dar ese plus de exclusividad al evento señalando este teatro inaugurado hace poco menos de un siglo, originalmente usado como cine y con un aforo de 3000 personas para ofrecer el que será su único concierto en prácticamente dos años si contamos que la banda no ha pisado un escenario desde diciembre de 2023 y sus planes (por confirmar) más inminentes se sitúan en otoño de 2025.
Las sensaciones al llegar a la sala indicaban que estábamos ante algo extraordinario y de una envergadura inversamente proporcional a las reducidas dimensiones del edificio que teníamos ante nuestros ojos. Los hechos nos lo confirmaban. Centenares de fans en sus cincuenta y sus sesenta, provenientes de los cinco continentes, ocupaban desde primerísima hora de la mañana los carriles de acceso al teatro para llegar a las primeras filas y ver lo más cerca posible a sus gurús. En las colas de acceso a la sala se escuchaba hablar más idiomas que en la Torre de Babel como señal inequívoca de que el evento era en realidad una cumbre mundial.
The Cure presentaban un álbum rubricado por la formación más longeva de su historia. Éste cuenta con dos factores que suponen una clara evolución en su sonido. Por una parte, los ocho temas que lo componen son los primeros que la banda publica grabados en estudio desde la incorporación a sus filas de su actual guitarrista Reeves Gabrels en 2012. Son también los primeros temas que publican desde que en 2016 Simon Gallup reinventara de una forma ciertamente arriesgada el sonido de su bajo (columna vertebral del arte de The Cure) usando una distorsión que en ocasiones puede resultar algo excesiva, aunque tremendamente personal y que además aplica en el directo sin grandes contemplaciones y con carácter retroactivo al catálogo del grupo. Bajo estos dos pilares, SOALW supone una clara evolución del sonido del grupo que además queda plasmada en su directo de una forma muy evidente e intencionada.
La forma en que se han sucedido los acontecimientos en el universo de The Cure en los últimos años ha hecho que este lanzamiento haya tenido el orden inverso a la fórmula estándar a la que nos tiene acostumbrados el show business. Cinco de los ocho temas que componen el disco ya habían sido interpretados de forma regular en su tour 22/23, una gira que bajo el nombre Shows Of a Lost World, llevó a la banda por Europa, Norteamérica y Latinoamérica. Dicho esto, afrontamos esta presentación mundial con el factor novedad algo diluido y reducido a los tres temas que se interpretaban por primera vez sobre un escenario. Puntualmente y con todo a punto para retransmitir el evento en directo a todo el planeta vía streaming, Simon Gallup enfundado en un abrigo estampado de leopardo, Roger O’Donnell reapareciendo victorioso tras ganarle la batalla al cáncer, Reeves Gabrels luciendo por fin las credenciales de haber dejado su marca personal en un disco de The Cure, Jason Cooper consolidado ya como el miembro más longevo de la historia de la banda (fuera del tándem Smith – Gallup) y un discreto Perry Bamonte, saltaban al ruedo para bautizar a SOALW de la mano de su líder Robert Smith.
El concierto arrancó con “Alone”, el tema con que el álbum ponía su primer pie en la tierra el pasado mes de septiembre. Le siguieron uno a uno todos los temas de SOALW. “And Nothing Is Forever”, un claro ejemplo de la huella omnipresente del legado de Robert Smith que cuenta siempre con un perfecto balance entre la tristeza, la nostalgia, la luz y la esperanza que conviven con absoluta armonía en cada canción. “A Fragile Thing”, el segundo single del álbum y la mayor aportación de color y luz al mismo, contó con una interpretación mucho más sólida y creíble que la que tuvo en sus conciertos europeos de 2022. Con “Warsong” llegó el primer debut real, y nos llevó a otro plano como cuando uno pasa de pantalla en un videojuego. La canción de guerra nos introdujo en la parte más cruda y enfadada de esa eterna relación de amor y odio que mantienen el alma de Robert Smith y la cuestión existencial. Es en esta parte del disco (del directo en este caso) y por la forma en que “Warsong” y “Drone: No Drone” se enlazan y se complementan, que la tristeza y la melancolía mutan en rabia, exasperación y desesperación ante la complejidad de las relaciones humanas y en cómo la toxicidad innata de la especie lo guía todo de forma inevitable a un callejón sin salida. “I Can Never Say Goodbye” y “All I Ever Am” nos sumergieron de pleno en el lost world de Robert Smith: la pérdida de un hermano, la negación y la incapacidad de aceptar el destino que no podemos cambiar y la reflexión sobre todo aquello que fue y no volverá. La primera parte del concierto llegó a su fin con la épica “Endsong”, el tema de 11 minutos de duración que cierra el álbum y que opta claramente al podium de los mejores temas de la carrera de The Cure o en su defecto de los que mejor representan y resumen la esencia de la marca Cure y su personalidad. “Endsong”, tanto en su versión de estudio como en su puesta en escena, es una clara muestra de la consagración definitiva de Reeves Gabrels como parte esencial del nuevo sonido Cure. Nunca hasta la fecha la aportación de un guitar hero ha tenido cabida en la obra de la banda, pero a fin de cuentas nada en el universo de este grupo sucede sin la bendición y dirección de Robert Smith. The Cure, por encima de percepciones e interpretaciones personales, es y será siempre lo que Robert Smith como buen CEO decida que sea.
Finalizada la primera parte dedicada a la puesta de largo de SOALW el grupo se retiró del escenario. Tras una breve pausa, la banda ofreció a los en cuerpo y alma presentes y a las más de 66.000 personas que siguieron el evento por streaming un repertorio de 23 temas basado en el esqueleto básico de lo que fue la gira Shows Of a Lost World 22/23. Catorce singles desde su primer éxito “Boys Don’t Cry” (1979) hasta “Friday I’m In Love” (1992) convirtieron la ocasión en una fiesta en la que la banda y su congregación de feligreses llevaron al más alto nivel la conexión que puede darse entre un artista y su público. Complementando esta orgía de grandes éxitos e himnos coreables cayeron la dupla de apertura y cierre” Plainsong” – “Disintegration”, los infalibles “Push” y “From The Edge Of The Deep Green Sea” y un bis con cinco temas extraídos de su segundo larga duración Seventeen Seconds (1980) entre los que destacó el tema “Secrets” que permanecía en el congelador desde el Reflections Tour (2011). Como datos estadísticos y puramente anecdóticos, podemos destacar que el tema más “reciente” interpretado (fuera del set inicial de SOALW) fue “Burn”, el tema que Robert Smith escribió para la banda sonora de la película The Crow hace 30 años (1994). El último LP de la banda en tener representación en el set list fue Wish (1992). Cuatro álbumes de su etapa anterior (Three Imaginary Boys, Faith, Pornography y The Top) quedaron también excluidos de la selección ¿Será la forma de Robert Smith de decirnos que su más reciente trabajo es la sucesión natural de su obra 1985 – 1992? Que cada uno saque sus propias conclusiones.
En el aftershow, además de la aparición escalonada de los miembros de The Cure desfiló la creme de esa sección del indie alternativo británico de la que Robert Smith se ha rodeado a lo largo de su carrera (My Bloody Valentine, Ride, Mogwai, The Twilight Sad, Cranes, etc), históricos de la trayectoria del grupo como Tim Pope, Dave M Allen o Daryl Bamonte e ilustres del calibre de Boy George de Culture Club, Steve Hewitt de Placebo o Billie Joe Armstrong de Green Day. Ahora nos queda esperar y ver cuáles de los planes insinuados por Robert Smith durante la promo del disco llegan a materializarse. No obstante, resulta demasiado irónico que ahora que todos nos habíamos creído lo del fin, Robert Smith anuncie otro disco «prácticamente terminado» y una nueva gira que de forma ininterrumpida les mantendrá sobre los escenarios hasta 2029, año en que el grupo finiquitará su carrera con la celebración de su 50 aniversario. Por ahora, sabiendo que de Robert al hecho hay un trecho, nos quedamos con lo vivido en el Troxy que no es poco. Una noche para la historia.
Texto y fotos: David Martínez Manauta