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Sun Ra Arkestra – Sala Paral-lel 62 (Barcelona)

 

 

«Todo lo que produce el planeta Tierra son los cuerpos muertos de la humanidad. Eso es lo único que crea. Todo lo demás procede del espacio exterior, de regiones desconocidas. La vida de la humanidad depende de lo desconocido. El conocimiento es irrisorio cuando se le atribuye a un ser humano».  Stefany Anne Golberg.

Es por ello que cada uno de los guías que han liderado la Arkestra han mantenido contacto con el dios egipcio del sol que abandonó su cuerpo terrestre en 1993 y, ellos, músicos de la Arkestra, por lo tanto meros mortales, han atacado ordenes directas como peones invisibles y serviles que son. El primer guía del mandamientos afro-futurístico tras la escapada de Sun Ra fue John Gilmore, pero debió ser elegido erróneamente porque en tan solo dos años fue reclamado para volver a Saturno junto a su jefe. Desde entonces es Marshall Allen quien guía a la Arkestra, pero el músico cumplió 100 años recientemente (Allen combatió, incluso, en la segunda guerra mundial) y, entendemos, que por razones más que obvias, no viajó con la banda a Europa, quedándose al mando de la comuna donde se encuentra el cuartel general de la banda desde 1968, en Philadelphia.

Su lugar lo tomó Knoel Scott, que forma parte de la nave desde 1979. Su rango le permitió dirigir con mano férrea todo movimiento que se produjo en el escenario. Tan solo el gran Michael Ray (con la banda desde el 78) fue capaz de volar por libre, ignorando a Scott y pavonando por la primera línea del escenario con estrafalario vestuario de faraón egipcio.  Los demás formaban una perfecta masa de sonido capaz de volar hasta el swing de los treinta hasta lo más indescifrable del posible jazz intergaláctico conexión Egipto y destilado en los tugurios de Chicago.

Me sorprendieron varias cosas; la casi nula partida hacia el free jazz. Esta vez se entendió todo, como si esa parte bizarra y cacofónica que es parte integral del sonido Sun Ra desde mediados de los sesenta apareciera solo cuando Marshall Allen se pone al frente. Y otra, la cantidad de gente joven que llenó la pista del antiguo Studio 54, ignorando el aquí firmante de dónde procede la atracción por Sun Ra. En 2013 apenas 60 personas nos presentamos en la Sala Apolo para recibirles. No entiendo qué ha podido suceder en todo este tiempo para que crezca el fenómeno, más allá de su actuación en el festival Primavera Sound de 2014, que pudo ser un escaparate más que óptimo. Unas chicas a mi lado recitaron algunas de las frases de Sun Ra y cantaron lo de «Space Is The Place», una vez entendieron que ese día la banda no iba a tocar la canción. Perdonen que me sorprenda a la vez que me alegra.

Fue una maravillosa ida y venida al jazz de tugurio, al mismo tiempo que todo era tan cinematográfico, por lo vistoso de la banda, el sentido del espectáculo de los músicos, por cómo pasaban de las atmosferas más densas y «espaciales» a lo más afro y carnal, o cómo cobraba protagonismo la voz de la ya imprescindible Tara Middleton, o los parones para que luciera el gran Farid Barron al piano o las incursiones en el mundo de lo percusivo con los tipos de atrás. Tenías ahí a 12 músicos extraordinarios, algunos de ellos procedentes de las encarnaciones de la Arkestra en que todavía dirigía el propio Sun Ra, a Tara, una audiencia entregada, y «Enlighttenment» sonando mientras cada uno de ellos abandonaba el escenario, por turnos y entonando con cierta teatralidad. Tod@s quisimos irnos a vivir a Saturno después de esa noche de sábado.

Texto: Sergio Martos

Fotos: Alberto Belmonte

 

 

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