Johnny Blue Skies tocó en Brandon cinco de sus nuevas canciones pensadas para calmar corazones inquietos y ofrecer un remanso de paz a la concurrencia, aunque sea con previo control de armas en la entrada del Brandon Amphitheater. Ahora bien, que nadie se lleve a engaño, este nuevo alter ego no es más que otra sombra más, proyectada hábilmente por Sturgill Simpson para ganar espacios de libertad a su música.
En una nueva reinvención del cancionero y de su sonido, Sturgill llenó hasta la bandera un anfiteatro de casi 8.000 personas para ofrecer durante tres horas sin descanso un viaje musical por el country, el rock y la música de raíces americanas, incluyendo versiones de bandas tan dispares como los Doors, Allman Brothers o When in Rome. Repasando los discos del artista de Jackson podríamos pensar razonablemente que esas constantes innovaciones en el estilo, las letras y hasta el nombre no son más que una réplica a algunos de los grandes camaleones de la historia del rock. Y es que deben ser pocos los artistas actuales, que después de tres primeros discos de country y el incontestable éxito ganando un Grammy al mejor disco en este estilo, ofrecen un disco de rock rotundo y sintetizador a toda castaña acompañado por videoclips de estética manga, un par de discos de bluegrass o un disco conceptual situado en la guerra civil americana y de resonancias más que tradicionales.
Y tres años más tarde se cambia el nombre, pone un título en francés a su nuevo disco para poner el foco en algunas de las mejores y más emotivas letras que ha construido en toda su carrera. Contra la fácil explotación de un estilo que tiene dominado y el riesgo a la repetición, el bueno de Sturgill se deja llevar por ambiciones exploratorias a nuevos territorios, pero que en concierto no desentonan.
La extraordinaria potencia de este directo debe estar relacionada con las ganas de volver a tocar después de tres años parado a causa de sus problemas con las cuerdas vocales. Sturgill afirma que mientras se preparaba para tocar un par de días en México el cancionero de los Grateful Dead, emergieron en él nuevas fuerzas para pisar de nuevo los escenarios cuando se encontraba en un momento de poca motivación para encarar una gira. No descartemos que el espíritu de Jerry insuflará parte de su inagotable energía en directo al de Kentucky. Why not? que es el nombre de la gira, permite cualquier interpretación, pero no hay duda de que arde un fuego inquieto y profundo en esta alma country, con un rostro sereno e inmutable mientras canta con una voz que recuerda como pocas a la de Waylon Jennings.
Y aunque hay una importante presencia de Passage du desir, Sturgill y su sólida banda levantan de sus asientos a los presentes con los clásicos de sus primeros discos, especialmente en las canciones de Metamodern Sounds in Country Music, des de la celebradísima versión Long white line o Life of sin, hasta la coreada Turtles all the way down, pero también All around you o Life ain’t fair and the world is mean. Aunque haya alguna concesión a un cierto respiro como Juanita, es otro el combustible que da brío al motor durante parte del concierto, cargadas de rock, las canciones de Sound & Fury son las que queman el escenario. El muchas veces incomprendido disco que lleva por título palabras de Macbeth y que sorprendió a todo el mundo, es un engranaje clave en el desarrollo del concierto y que se entrelaza a la perfección y de manera natural con sus discos más country. Si el mejor relojero de marte o el caballo más rápido del pueblo cabalgaron con el ímpetu rockero que cualquier concierto debe tener, estas dan paso al final con Call the arms que se alargó durante más de diez minutos con una intensidad demoledora. Guardad para la agenda esta gira europea de Sturgill Simpson, y llorad cuando los festivales sólo den una tercera parte del tiempo que se merece.
Texto y fotos: Xavier Amores